SOLO TU... SIEMPRE TU

CAPITULO 21 "LA SALUD DE LA SEÑORITA PONY"

Ese desayuno se prolongó mas de lo normal, el tiempo pasaba volando cuando los enamorados estaban juntos, tanto asi que ya era hora del almuerzo, pero por obvias razones ninguno tenia apetito.

El rubio para aprovechar el poco tiempo que le quedaba, invito a Candy a dar un paseo junto a Pupé que estaba al cuidado del encargado de casa Magnolia, ahora que la rubia había vuelto al departamento podía cuidarla ella misma. Antes de salir prepararon jugo y unos bocadillos por si les daba hambre y salieron a pasear. Uno de los primeros lugares en ir fue el zoológico, a Albert le seguían apasionando los mismos lugares de siempre. Mientras recorrían cada uno de los rincones del lugar, al hombre le invadían las ganas de abrazar a su novia o caminar tomando su mano, pero sabia que no era correcto para la chica a la cual tanto amaba. Saliendo del zoológico, se dirigieron a un parque cercano para descansar de todo lo que habían caminado e hicieron un pequeño picnic con las cosas que habían llevado. La primera en comenzar a comer fue Pupé, se notaba la felicidad que tenía al estar con ellos después de tanto tiempo. Candy sabiendo eso, la tomó entre su manos, la abrazó y le dijo:

Candy: -Nosotros también te extrañamos Pupé.

Albert las miraba y agradecía a Dios el tener tantas cosas en común con la que ahora era su novia, como el amor por los animales.

Candy, viendo al rubio le preguntó: -¿En que piensas tanto Bert?

Albert: -Solo pensaba en lo bien que lo estamos pasando. Lamentablemente no vamos a poder vernos todos los días, por la empresa, pero haré lo posible para pasar el mayor tiempo posible contigo.

Candy: -No te preocupes por eso, ahora tienes una responsabilidad con el negocio de la familia, y es tu deber como patriarca velar por los intereses de las empresas. Yo siempre estaré esperándote, y sé que encontraremos siempre un momento para pasar tiempo juntos, sin importar la hora ni el lugar.

Albert: -Gracias por la paciencia y por entender mis deberes. Sé que quizás no es el noviazgo que soñamos, pero una vez que pongamos todo en orden ya será mas fácil nuestra relación y una vez que nos casemos estarás a cada momento en mi lado, inclusive viajaremos mucho.

Candy: -Lo que quieras mi amor.- Al decir esas palabras la chica se ruborizó, esa oración había salido de su boca sin su permiso.

Albert: -Me gusta mucho que me digas así princesa. A veces siento que lo nuestro es un sueño, y al escucharte hablarme así, me doy cuenta que todo es real y perfecto, por eso doy gracias a Dios el haberte conocido y ser correspondido.

Los chicos, sellaron ese momento con un tierno beso y se prometieron estar siempre juntos.

Ya era hora de regresar, el tiempo no se detenía y hasta parecía que corría mas rápido cuando estaban juntos. Ambos recogieron las cosas y partieron hacía al departamento en el coche de Albert.

En el corto camino que tenían, aprovechaban para tocar la mano del otro, Candy inocentemente, acariciaba el cabello de Albert, sin saber las sensaciones que despertaba en él, y esté no sabiendo como reaccionar.

Cuando llegaron, Candy invitó a su novio con una taza de Té, a lo que el no pudo decir que no, sin embargo se decía a si mismo: -Contrólate Williams, debes comportarte como un caballero, terminas el té y vuelves a la mansión.-

Subiendo las escaleras y ya casi llegando a la puerta se encontraron con un apuesto joven esperándolos. Albert al ver a ese chico miró a Candy que venía distraída buscando las llaves para entrar y sin darse cuenta que el rubio se había detenido, Candy lo llevo por delante a lo que la joven se disculpó. Miró a quien observaba Albert y se encontró con una gran sorpresa:

Candy: -¿Tom? ¿Eres tu?-

Al ver a Tom parado ahí, corrió para saludarlo. La pecosa estaba feliz al ver a ese chico con el que se había criado y habían formado una gran amistad. Ese joven, se había convertido en un hombre