CAPITULO 28 - "Imprevisto"

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17:50 P.M

William se encontraba camino a Springfield. Estaba más que listo para acabar con los asesinos de su hijo.

En su camioneta también estaban dos personas más, que eran miembros de S.B.V

Bob y Austin.

—Aquí estamos de nuevo, como lo hicimos años atrás. —exclamó Bob—

—Falta Nick, y estaría la banda completa. —dijo Austin—. Ese maldito se hace extrañar.

—Era un bastardo, seamos sinceros.

—Lo era —respondió—. Descanse en paz.

—Amén.

En el viaje William no paró de pensar en Martin. Eso lo llevó a pensar en cuál sería la mejor forma de torturar a un padre de familia. Se percató que la respuesta se encontraba servida en bandeja, y estaba camino a ella.

—Recuerden, no asesinen al niño. —interrumpió William— Lo quiero vivo, ¿Entendieron?

—Por supuesto –respondieron ambos–

18:20 P.M

Bart llegó al edificio donde estaban los chicos, cruzó el estacionamiento y luego entró a la sala principal del edificio.

Recorrió el umbral de este, cuando la madre de Otto lo intervino.

—Jovencito, espera. –le dijo saliendo del mostrador– Tú eres Bart Simpson, ¿verdad?

—Si soy yo. –respondió–

—Me enteré lo que sucedió con tu padre, de hecho es algo que todos saben —suspiró– Iré al grano. Viendo las cámaras de seguridad del lugar, encontré que una persona muy parecida a tu padre estuvo aquí hace unos días.

Un golpe de calor azotó a Bart.

—Lo siento, tengo prisa –dijo Bart y se dirigió al sótano a paso rápido–

Ya era demasiado tarde para ocultar mejor a Homero. Era cuestión de horas o días para que los encontraran. La amenaza era clara, y debían prepararse para lo peor. ¿Qué chances tiene un grupo inexperimentado, en contra de unos ex-soldados?

Nadie terminaba por aceptar la derrota, pero entendían perfectamente la situación.

—Ya era hora. —dijo Eilad—

—¿Qué rayos le sucede a tu padre? —preguntó Marcus agitado– le estuvo hablando al aire y luego se fue balbuceando que debía volver a su casa.

—Yo tampoco lo sé...

—¿Dónde está ahora?, ¿Fue a tu casa?

—Está en el sótano de mi casa, bueno, su casa. No encontré otro lugar mejor.

—No tenemos tiempo, maldita sea.

Marcus fue interrumpido por un fuerte estruendo que provenía de la sala principal.

—¿Qué fue eso?

18:25 P.M

Los estruendos se convirtieron en claros golpes y gritos.

Y se comenzó a escuchar un silbido.

—¿Qué sucede? —preguntó Bart—

Marcus, Eilad y Azriel se miraban entre si, ya conocían ese silbido. William los llamaba de esa forma cuando los necesitaba para algo.

Así que ya no tenían forma de huir, estaban encerrados en el sótano.

—Diganme que rayos sucede —repitió Bart nervioso—

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