CAPITULO 31 - "Los 182 Días"

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PIEL

60 Días dentro

El sentido horario en ese lugar era algo inexistente. Aunque intentaban pensar en ello, era algo totalmente ajeno. No podían ver al exterior, y el desorden del sueño fue lo primero que los afectó.

Pasaron mucho tiempo sin dormir, aunque había días que con suerte podían descansar unas cuantas horas.

El hambre, la tristeza y la confusión eran sentimientos diarios.

La soledad se intensificaba a cada minuto que pasaban ahí dentro. Era un sentimiento indescriptible que dolía aún más que cualquier metodo de tortura

Las conversaciones eran casi nulas, pues todos estaban arruinados mentalmente. Lisa aún escuchaba el crujir de los huesos de Maggie.
Bart soñaba con Eilad, Marcus y Azriel casi todas las noches. Repasaba todos los finales alternos a lo que sucedió, si tal vez hubieran estado juntos. O si tal vez Marcus seguía con vida por algún lado, pues fue la única persona que no vio morir, y la esperanza de que los rescatara era una fantasía recurrente. Cuando se enteró de que su madre había sido asesinada también, su mente se quebró definitivamente. Todas estas fantasías fueron descartadas. Rogaba por verla una última vez y decirle que era la mejor madre que existía, pero ya era demasiado tarde…. Demasiado tarde.

Homero tenía una gravísima herida en su pierna. La zona estaba hinchada al no recibir curaciones de ningún tipo. La recuperación tampoco era la mejor debido a la escasa comida que recibían.
Su estado anímico en general era pésimo, pero esto no le dejaba rendirse ni mucho menos.

Esos primeros sesenta días no fueron más que la superficie del nido de conejo. 

CARNE

121 Días dentro

Cuando se habla de lo más preciado para un padre, lo es definitivamente sus hijos. Un padre renuncia a su vida, para dejarle una buena educación a estos. Un padre renuncia a sus placeres para trabajar y que en el hogar falte lo menos posible.

Un padre es capaz de morir por sus hijos, y William sabía esto a la perfección. Quien mejor que él para conocer el dolor de esa pérdida.

Así que durante los siguientes sesenta y un días, se ocupó de torturar específicamente a Lisa. Escogió un día aleatorio y lo primero que hizo fue tomar del pelo a esta y separar mechones, para posteriormente arrancarlos con una pinza. Desprendiendo estos del cuero cabelludo, y haciendo que Lisa pierda bastante sangre en el proceso. Cada herida que hacían no las curaban, esto hacía que se infectaran con mucha más facilidad. Y el dolor que generaba esto era agobiante, enfermizo.

Un día llegaron dos hombres y desencadenaron a Lisa, pero no para liberarla ni mucho menos. La tomaron y a la fuerza la llevaron fuera de la habitación donde estaban. Homero y Bart estaban expectantes a lo que sucedía, aunque no se esperaban que estaban por presenciar el momento más atroz de sus vidas. Incluso más que cualquier cosa que ya hayan vivido durante la época con Martin.

Inmediatamente fuera de la habitación los dos hombres desnudaron a Lisa, y comenzaron a violarla brutalmente. Nada de preocuparse por la integridad de sus órganos sexuales, no tuvieron piedad en lo absoluto. Los gemidos y llantos de Lisa, sumado a los comentarios de aquellos hombres, daban a entender perfectamente lo que estaba sucediendo. Bart gritaba para que parasen, movía bruscamente sus manos golpeando las cadenas y marcando sus muñecas. Homero estaba en pleno silencio, horrorizado.
Luego de quince minutos los hombres terminaron y asesinaron a Lisa. Jamás le contaron nada a Bart ni a Homero, aunque estos lo intuían.

Esto rompió una capa más dentro de la mente de Homero, y terminó por destrozar la psique a Bart.
Este comenzó a apretar sus sienes y gritar hasta quedarse sin aliento tumbado en el suelo.

HUESO

182 Días dentro

Su última presa, fue Bart. Y con este llegaría al núcleo de la mente de Homero. Sobrepasó la piel, y las fibras de la carne, hasta tocar el hueso. Aunque irónicamente este sería su único y fatal error.

A diferencia de lo sucedido anteriormente, fueron directamente a perturbar a Homero para el resto de su vida. Con Lisa se contuvieron y abusaron de ella afuera de la habitación, pero esta era ya su última carta.

Así que sin rodeos, una mañana como cualquier otra entró William personalmente. Este llevaba una máscara puesta, como lo hacía Bob y Austin. Para que no los reconocieran y sea aún peor el suplicio.

Este se acercó a donde estaba Bart y de un solo movimiento brusco le cortó la garganta. Posteriormente se sesgó a mirar a Homero, para ver como este sufría y veía morir a su preciado hijo. 

Bart hacía gárgaras de sangre tumbado en el suelo, llevaba sus manos a su garganta e intentaba detener el sangrado. El horrible sonido que Bart provocaba, enloqueció a Homero e intentó pararse para arremeter a William, pero fue en vano.

Luego de unos minutos de agonía finalmente Bart murió. William lo liberó de sus cadenas para luego cargarlo en sus hombros.

Dió un último vistazo a Homero, y se fue de la habitación

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