CAPITULO 20 - "Resultado Inexorable"

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–¿Qué diablos le pasa? –Preguntó Bart mirando a Eilad, casi indignado–

–Es una larga historia, ya habrá tiempo para explicarte esa parte –Le dijo Marcus, mientras miraba inexpresivo el cadáver de Martin–

Homero estaba horrorizado en el auto, viendo absolutamente todo lo que pasaba. Vió cuando su hijo disparó a Martin. Y vió cuando uno de aquellos chicos que estaban con Bart, le reventó la cara con un poste. «¡¿Ahora que diablos sucede?! Bart le disparó a Martin, yo estaba perdido, Muerto. ¿Por qué diablos llegaron a salvarme?»

Bart y Marcus se acercaron al auto, y la primera reacción de Homero fue de terror.
De pánico absoluto.
Se echó hacia atrás como un animal indefenso, y miraba fijo la puerta.
Vió que Bart abrió la puerta del auto, pero esto no hizo que bajara su guardia en ningún momento. Aún seguía horrorizado por la vorágine de sucesos que lo venían atormentando. No pudo descansar ni un segundo desde que por primera vez, apretó el gatillo.

En un abrir y cerrar de ojos, Bart estaba postrado frente a la puerta. le daba un nudo de angustia ver a Homero en tal estado, golpeado y aterrorizado. Hasta ahora le tenía desprecio por lo que había causado, pero verlo así, lo desmoronaba por dentro.

Ambos se quedaron mirando un rato. Homero lo miraba con miedo. Bart, con tristeza. 

Marcus interfirió para ver el estado de Homero, y ejecutar el siguiente plan (Improvisado, como siempre)

–¿Estás bien? –preguntó Marcus, pero luego se retractó. al verlo sangrando y golpeado– No respondas, sé que estás aterrorizado, pero tienes que venir con nosotros. Te explicaremos todo en el camino.

Homero no respondió, ni se movió.

–Todo acabó, nosotros no somos como el –recalcó Marcus–

Luego de pensarlo un poco, se acercó lentamente a la puerta y salió. 

El sol de las casi doce del mediodia lo encandiló. El hermoso paisaje se difuminaba en una escena repugnante que Homero curioso, decidio ver con mas claridad.
Sin decir nada, ni gesticular, caminó duditativo al cuerpo de Martin.

Bart estaba espectante, su corazón comenzó a acelerarse. Temía lo que podia hacer su padre en ese momento, pero Marcus lo vió con aquella mirada de «Confia en mí»

Y confió.

Homero se acerco al cadaver de Martin, y pudo dilucidar explicitamente lo sucedido.
Parecía que cada experiencia era peor que la anterior, y esto era la prueba de ello. Inmediatamente que vio el rostro destrozado, se quedo petrificado mirando.

La cara de Martin estaba totalmente hundida y fuera de su lugar, era como si le hubieran revuelto la cara con una licuadora. Todo estaba reducido a pedazos, cubierto de Pus y Sangre. Era asqueroso, y olía aún peor.

Estaba tan destrozada, que Homero podía notar la estructura ósea de la mandibula y la lengua suelta por ahí. Partes de los sesos aun retorciendose en el suelo y mucha, mucha sangre.

Homero comenzó a tener nauseas. De tanto verle el rostro a Martin, comenzó a alucinar. Veia como si los restos del rostro de este se movieran de lugar, provocando un ruido espantoso. Entonces de nuevo tuvo una arcada, pero esta vez no pudo retenerla. 
Se movió a un lado y vomitó el café que tomó a la mañana.

–Vamos, tenemos que encargarnos de esto rápido –Dijo Marcus mientras caminaba–

–Yo te sigo –Le dijo Bart–

Entoncés Marcus fue hasta el cadaver para arrastrarlo a la Van, Bart le siguió y le intento ayudar, sin tocar aquel craneo destrozado.

Homero miraba mientras limpiaba el vomito de sus labios. »¿Donde van a meter el cadaver en una Van?« Una pregunta que Homero se encargó de desechar en seguida, pues su respuesta era vomitiva.

Marcus golpeó una sola vez la puerta principal de la Van y Azriel la abrió enseguida.

–¿Esta el padre de Ba… –No termino la frase, toda su atencion se vio fija en el cadaver de Martin–

–Ayudame a entrarlo, vamos –Le dijo Marcus–

–Esperen, Esperen. –protestó Eilad– No estan pensando en meter el cadaver en la Van, ¿No? 

Marcus lo ignoró.

–No tenemos una bolsa del tamaño del maldito cadaver, ¿Perdiste la cabeza?

Con ayuda de Azriel, subieron el cadaver al piso de la Van. Bart miraba asqueado. 

–Por todos los cielos…. –Dijo Eilad– ¿Como voy a limpiar eso?

–Esto es tu culpa. –Le dijo Marcus– nadie te mandó a destrozarle la cabeza.

–Se lo merecia, incluso me quede corto.

–¿Vamos a viajar con el cadáver ahí?, ¿Donde dejamos su auto? –preguntó Bart–

Marcus estuvo planteandoselo un rato, entonces contestó con total seguridad.

–El auto lo dejaremos por ahí, no importa –Azriel y Eilad lo miraban sorprendidos– en cuanto al cadaver, tendremos que ir con el aquí. veremos que hacer una vez estemos en Springfield.

–¿Y si la policía nos requisa? –Preguntó inmediatamente–

–No hay policia en la frontera de Shelbyville Bart, esto es tierra de nadie.

–Vamonos ya, por favor –Dijo Azriel tapandose las fosas nasales– el olor me esta matando.

–Voy a ir a dejar el auto lo mas lejos que pueda –Dijo Marcus– 

–Voy por Homero –Dijo Bart–

–Bien, los esperamos aqui. –Dijo Azriel–

Marcus bajó y fue hasta el auto de Martin a paso rápido. Las llaves seguian puestas, asi que arrancó y paso por la ruptura que Eilad hizo al tomar el poste de alambrado.

Eilad vió como el auto se alejaba, Entonces  puso en marcha la Van, quería volver lo antes posible para deshacerse del olor nauseabundo que invadía todo el auto. Se acomodó en dirección a Springfield, y apagó el motor para esperar.

–Ya tenemos que irnos… –Dijo Bart timidamente a Homero– tendremos que viajar con el cadaver dentro.

Las sospechas se cumplieron, aquel pensamiento vomitivo se volvio realidad. Homero asintió con la cabeza, pero no dijo ni una sola palabra. Y parecia que no iba a volver a hablar por un largo tiempo.

Homero acompañó a Bart al auto y aguantandose las arcadas, se sentaron en la parte de atras.

–Yo soy Azriel…. Y…. El es Eilad –Dijo mientras lo apuntaba– disculpe que nos tengamos que conocer asi.

Homero no movió un musculo, estaba quieto mirando el cadaver de Martin.

Marcus manejó, aproximadamente 10 kilometros a lo largo de la pradera que lo rodeaba. Finalmente llegó al principio de una montaña (que nacía desde la pradera) Y decidio estacionarlo al costado de un arbol que vio ahi cerca. Quitó las llaves, el arma que estaba en el suelo y unos papeles que tenía Martin en la guantera. Luego de eso, comenzó a trotar para volver al auto.

Agotado, luego de 20 minutos llegó a la Van.

Todos habían salido del auto y estaban pálidos. Azriel habia vomitado unas cuantas veces y Homero, seguía callado e inexpresivo. Una vez llegó Marcus, todos sin dudarlo subieron al auto para terminar cuanto antes esa tortura. Eilad pisó el motor y fueron a Springfield. Durante el viaje nadie dijo nada, lo unico que se escuchabán eran arcadas y protestas de Bart. El olor era repugnante e inevitable. Tanto que taparse la nariz, resultaba inutil.

SpringfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora