Capítulo 21

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Como si estuviera flotando en las nubes, así es como me siento justo ahora. Tal vez me sentí por un momento amenazada, ahora aquí abrazando a este hombre que por completo es un desconocido y un misterio desafiante, me siento super bien, me siento ganadora, me siento de algún modo querida y lo siento así porque tengo la atención de alguien.

Él no deja de mirarme, sus ojos son tan profundos, caóticos y eufóricos.
Al mismo tiempo continuamos con nuestro pequeño baile lleno de falsedad.

De un momento a otro un guardia de su equipo se acerca a nosotros y le dice algo al oído, él asiente y se detiene.

—Es hora de irnos.

—Está bien —respondo tranquila.

Él le hace una seña a un hombre y él viene corriendo de inmediato.

—Póntelo —me dice mientras me coloca un abrigo sobre los hombros. Debe ser de él, ya que huele a su perfume. —Hace frío afuera.

—Iré por mis hermanos, espérame aquí —me dice Abrah. Veo como le dirige una mirada al guardia y este se acerca a mí como todo un guardaespaldas.

—¿Cómo te llamas? —le preguntó al hombre que se encuentra detrás de mí.

Él no me contesta. Esperamos unos minutos en completo silencio.

—¡Vámonos! —dice Abrah que viene llegando con sus hermanos.

Arleth me hace gestos que no logro entender, hasta que me toma del brazo y se acerca a mi oído.

—¿Qué se traen mi hermano y tú? ¿Eh? ¿Cuñada? —me dice sarcásticamente mientras suelta una carcajada.

No puedo evitar sonrojarme, pero ¿por qué si no hice nada malo? Creo...

—Arek, Arleth y Mia se van en mi auto. Llévense ustedes la otra camioneta —le dice al guardia que me ignoró.

Él solo asiente y se retira, para después salir del lugar rodeado de un equipo SWAT, o al menos así parece. Fuera del lugar hay demasiados reporteros que no logro entender el porqué están ahí. Toman fotos de cada paso que hacemos, qué extraño. Me siento una celebridad.

Abrah abre la puerta de su auto y les da paso a sus hermanos para la parte de atrás y luego coloca de nuevo el asiento para mí. Vuelvo a estar sentada en el Lambo, ya lo extrañaba, tan bello que es. Abrah se da la vuelta y sube al auto, lo enciende y el sonido me provoca un escalofrío. Tiene un radio como la que yo utilizo en su casa, que le brinda apoyo para comunicarse con su guardia personal.

Esperamos unos segundos y después se escucha la voz de uno de los guardias diciendo que es seguro, que podemos avanzar. Una camioneta va justo frente a nosotros y otra por detrás, aparte de algunos que se transportan en moto. No sé si sentir terror o alivio.

Gran parte del transcurso a Varenna es en silencio. La verdad es que no tenemos muchas ganas de hablar, y me imagino que Arek y Arleth sentirán pesadez de sea lo que sea que vaya a pasar, todas las consecuencias que vayan a tener, incluyéndome.

—¿Quieres discutirlo ahora, hermano? —dice Arleth con voz relajada.

—No —responde Abrah a secas.

—No quisimos desobedecerte, hermano —añade Arek. —Solo queríamos salir un poco.

Volteo a mirarlo y él está muy concentrado en el camino.

—Perdón por preocuparte —termina por decir Arleth.

De pronto Abrah frena sin aviso y todos nos inclinamos hacia el frente por el impulso del auto.

La Décima Sexta ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora