Capitulo 49

49 7 27
                                    

—¿Qué pasó? ¿Qué es lo que tienes? —entra Nora interrogándome.

—Emm —piensa Mia, ¡que mierda le digo! —Tengo una infección estomacal.

—¡Maldito Emilio! Le dije que no le echara tantos condimentos al pollo, pero no me hizo caso, ¡ah, pero me va a escuchar!

—No te preocupes, seguramente mi estomago estaba algo sensible.

—No importa, se lo diré. ¿Qué hubiese ocurrido si a Abrah le hubiera dolido el estómago? o ¿los señores? ¡Debe tener cuidado!

—¡Va! No pasa nada amiga, tranquila —le digo dándole un pequeño abrazo, yo necesito de ese abrazo.

De repente alguien toca la puerta.

—¿Quién es? —digo en voz alta.

—Soy yo, Abrah.

—Ya me voy, no tengan sexo aquí ¿de acuerdo? —dice Nora, mientras va a abrirle la puerta. —Nos vemos —y se pierde en el pasillo.

—¡Hola! —me saluda él. —¿Cómo te sientes? Me dijo mi madre que sufriste un incidente, ¿qué pasó?

—Nada, no me pasó nada.

—Mia...

—Hablo enserio, no me paso nada. Solo andaba algo indispuesta, pero cosa de nada —le digo tocando su mano.

—De acuerdo.... —responde mirándome fijamente. —Quería decirte, ¿quieres ir acompañarme el día de mañana a Milán?

—¡¡Si!! —respondo enérgica. Allá en la ciudad podre ir con un ginecólogo, necesito salir de dudas.

—Me encanta que te emociones —se acerca poco a poco. Creo... que quiere darme un beso, no puedo evitar separarme de inmediato, aún no estoy lista.

—Te dejaré descansar —dice aclarándose la garganta, luce avergonzado. —Mañana nos iremos muy temprano, cualquier cosa que necesites puedes hablarme o subir directamente.

—Si, está bien.

—Descansa —me dice saliendo de prisa de la habitación.

Él me ha dado mi espacio respecto al contacto físico, no nos hemos besado o tenido relaciones desde lo ocurrido, ha sido muy paciente conmigo, y se lo agradezco infinitamente, aunque me duele no poder hacerlo.

A la mañana siguiente uno de los guardias marcó a mi celular para decirme que ya era hora de partir, de inmediato tomé un abrigo, mi pequeña valija y salí de la habitación. Ayer, antes de acostarme le comenté a Nora sobre mi pequeña escapada a Milán, aunque realmente no le dije la razón real por la cual acompañaría a Abrah. Quiero pensar que el resultado puede ser diferente de lo que dijo el médico, así que para que le digo, si al final va a resultar de esa forma.

Nada más toco las pequeñas piedras sueltas del camino hacia la camioneta y siento un frio inmenso recorrer mi cuerpo, últimamente el clima ha cambiado mucho, se ha tornado muy fresco. Carlos abre la puerta y me ofrece paso a ella, en cuanto tomo asiento, mi cuerpo comienza a aclimatarse de inmediato, Abrah tiene puesta la calefacción.

—Buen día, hermosa —me dice tomando mi mano y dándole un pequeño beso. —Tus manos están frías.

—Lo sé —reniego. —¡¿Por qué de pronto hace tanto frio?!

—Nos acercamos al invierno.

—Supongo, pero antes estaba fresco y lluvioso, pero ahora está más frío que nunca, es incómodo casi no tengo carne para cubrir mis huesitos —digo enfadada, mientras él no deja de sonreír.

La Décima Sexta ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora