Capitulo 9 La sinceridad del Príncipe.
Sigo enamorada de él.
Tantas veces que desee amar así a Javier y no ocurrió, fueron años que compartí con él, con Javier viví muchos momentos que siguen siendo únicos, increíbles, fue el primer hombre en mi vida, había sido el único hasta que fui arrastrada aquí y luego empujada a los brazos del hombre que ronca suavemente a mi lado, el hombre que aún a pesar de todo, amo.
―¿Cómo lo veré cuando vuelva a mi vida? ―Me pregunto con la mirada en el techo sopesando la idea de arrojarme en serio del puente, pero esta vez sin arnés de protección ―Ya no hay retorno, después de esto... jamás poder verlo de la misma forma ―Alguien llama a la puerta y me asusta, inevitablemente suelto un quejido comprendiendo que el remedio que bebí dejó de surtir efecto hace un buen rato, desde hace una hora no aguanto estar sobre mi espalda ―¡Rayos!
―Mi señora ¿Esta usted bien? ―Jenny permanece a la espera de que le responda ―Alteza, aquí tengo su almuerzo, es hora de las medicinas.
―Estoy durmiendo... ―La mano del Príncipe intruso se posa sobre mi vientre arrancando un gemido lastimero, y es que duele, todo el cuerpo me duele.
―¿Estás bien? ―Somnoliento se eleva de la cama un poco con ayuda de sus brazos ―¿Azura?
―Estoy bien, siga durmiendo.
―No, no lo estás ―De un brinco abandona la cama descubriendo la desnudez que bien ocultaba bajo el edredón, sin embargo no tengo cabeza para admirarlo, el dolor penetra profundamente obligándome a jadear para calmarlo un poco ―Traed analgésico para mi esposa ―Ordena y lo escucho vestirse ya que en la posición en la que estoy ni siquiera me muevo.
―Acá los tengo su Alteza, Lady Azura me pidió que le preparará un té especial para el dolor.
―¿Un té especial para el dolor? ―Lo escucho abrir la puerta ―Entra ―Jenny se apresura y llega hasta donde estoy para luego ayudarme a beber el brebaje que bien podría causarme problemas si él se da cuenta de la mezcla y los ingredientes ―Eso no lo recetó el doctor.
―Es una medicina que preparé hace unas semanas ―Miento sin verlo ―Alivia el dolor de cualquier herida por muy grave que sea ―Es en parte es cierto, descubrí que mezclar algunas hiervas con hongos y raíces es efectivo para el dolor, sin embargo jamás lo había aplicado en mí sabiendo que es peligroso, si por accidente me equivoco en la dosis sería grave, sin embargo, situaciones así requieren medidas desesperadas.
―De seguro será muy útil en el campo de batalla ―Sus palabras salen fría, llenas de desdén ―Si no supiera de hiervas me tragaría el cuento de que es medicinal ―Jenny clava sus orbes oscuros en mí, asustada aparta la porcelana de mis labios y la deja sobre la mesa al lado de la cama para luego quedarse a unos pasos con ambas manos entrelazadas a la altura de su vientre ―No permites que el inútil te cure por temor a la adicción y aquí estás, volviéndote adicta a las hierbas ¿Cuántas veces...?
―Dos veces ―Respondo nerviosa por la tranquilidad del hombre ―Sé lo que hago...
―No me digas ―Eso fue sarcasmo, cínico y burlón ―Es la última vez que lo bebes ―Jura en un bajo siseo ―Ve a la cocina y tiras a la basura los ingredientes, si me entero que escondiste algunos para mi esposa jamás volverás a verla en tu vida.
―Mi señor...
―No lo hagas Jenny ―Pido incorporándome lentamente en la cama ―No tengo cinco años, he estudiado las hiervas medicinales por años...
―¡Me tiene sin cuidado si has pasado toda tu vida estudiando las malditas plantas! ―Escupe tirando al suelo la porcelana que seguía en la mesa desde que me preparé el primer té ―No permitiré que sigas descuidando tu salud.
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La maldición del Príncipe
Historische Romane¿Qué puede ser peor? ¿Que te rompan el corazón o que quieras retornar a cómo de lugar a tu verdadera vida? Creo que ambas. El hombre que amo me odia tanto que hasta que me quiso muerta, la vida que vivo sigue sin ser la mía y el mundo en el que est...