Capitulo 21 Una desgraciada apuesta.

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Capitulo 21 Una desgraciada apuesta.

 ―Sigue durmiendo ―Pide Azael apenas lo miro, siento que dormí muy poco ―Se presentó una situación, debo solucionarlo.

―¿Aún no amanece?

―No ―Recarga su rodilla en la cama y deja un beso en mi frente ―En una hora amanecerá.

―Pero... tú estás cansado...

―Estoy acostumbrado ―Me sonríe para luego alejarse ―Volveré en unas cuatro horas ―Anuncia agarrando su espada y algunas armás punzo-cortante para luego marcharse.

―Jenny... ―A pesar de mis deseos de levantarme a ver si llegó no puedo, mi cuerpo no responde, sin más remedio decido que lo mejor es seguir durmiendo, no tengo mente para pensar en nada que no sea en descansar, de hecho es necesario para mí hacerlo ―¡Dios! ―Gimo volviendo a abrir los ojos ―Creo que dormí demasiado ―Digo al viento para luego saltar de la cama al ver a Jenny ―¡Por lo más sagrado! ―Sin cuidado alguno llego hasta ella y la estrecho con fuerza entre mis brazos aliviada de que al fin esté aquí ―Estaba tan angustiada ¿Dónde se metieron?

―Mi señora, Sir Robert nos hizo escondernos en una cueva ―Sus ojos se empañan, la reviso completa para ver si está herida pero no veo más que leve rasguños en sus brazos y cansancio reflejado en su rostro ―Estuvimos ahí por horas, fuimos rodeados, Sir Robert está gravemente herido ―Rompe en llanto ―Temo que no despertará a menos que suceda un milagro.

―¿Qué? ―Cuestiono sin aliento imaginando qué tan horrible fue para que el Caballero resultará tan mal herido ―Jenny...

―Sir Shan nos salvó a ambos ―Continua sin dejar de llorar, se ve muy asustada ―Cuando él llegó, evitó que esos monstruos asesinarán a Sir Rober que no hacia más que impedir que esos monstruos me alcanzaran ―La envuelvo entre mis brazos al verla tan mal, el arrepentimiento llega con tanta fuerza que no puedo ignorarlo ―Creí que ambos moriríamos ahí.

―Lo siento mucho Jenny ―Sujeto su rostro entre mis manos y seco sus lágrimas ―Creí que enviarte con él era lo mejor, intenté protegerte y fracasé...

―Usted hizo lo que creyó correcto Alteza, parte de mi angustia era imaginarla en peligro, Sir Robert estaba tan apurado por encontrarla que no descansó, pero esas criaturas... ―Se rompe, y no es para menos, lo que me está diciendo es horrible, ambos en medio de la oscuridad luchando a ciegas contra aquello que quiere alcanzarlos, no puedo ni imaginar lo aterrador que fue ―Tengo que... ―Mi joven amiga se acerca a la mesa pero la detengo al ver sus intenciones de ayudarme con mi aseo, no permitiré que trabaje ―Mi señora...

―Anda a descansar ―Ordeno y quiero golpearme, ella no ha sido instalada por lo que es normal que no tenga donde descansar ―¿Hace cuánto llegaron?

―Hace dos horas...

―¿Te han instalado en alguna parte?―Asiente ―¿Dónde?

―En las habitaciones de las curanderas, Sir Shan dice que ahí estaré a salvo.

Asiento pensando si el Caballero tiene razón, a lo mejor quiere protegerla, estando donde estamos no evita que sea peligroso, hay demasiados hombres aquí, la mayoría debe estar loco por acostarse con una mujer y Jenny es hermosa, justo ahora su belleza resulta un problema.

―No quiero que estés sola, hablaré con Sir Shan para que te asigne un guardia, por el momento ―Añado evitando que hable ―Irás a descansar, tienes prohibido permanecer despierta hasta nuevo aviso.

―Lady Azura...

―Jenny ―Silencio su intensión de rezongar a mi orden ―Temo que debo hacer algo más que pedirte disculpas, por ahora ve a dormir, sé que lo necesitas.

La maldición del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora