Capitulo 11
Hay muchas formas de amarte.
―Las damas vendrán dentro de un momento a vestirte ―Se levanta lentamente de la cama, mira a todas partes menos a mí mientras que con calma continua quitándose la armadura ―La situación en Ganés se esta saliendo de control, los demonios han robado gran parte del territorio, y en Piacos los Ogros y los Trol se unieron, si las cosas siguen así será difícil erradicarlos.
―Dijo que no me dejaría aquí, que si se le exigía ir me llevaría con usted.
Su fría mirada penetra hasta el fondo de mi corazón.
―¿Crees que estoy tan loco cómo para arriesgarte así? ―Impotente golpea la mesa con ambas manos ―No quiero ir, si por mí fuese me quedaría aquí para cerciorarme de que te cuides ―Esta tan tenso, tan resignado y frustrado que su enorme cuerpo tiembla ligeramente, razón por la que sin pensarlo dejo lentamente la cama, una vez cesa el mareo camino hasta alcanzarlo y sujetar su rostro con mis manos ―Dejaré a Robert y al Mago para que te protejan ―Promete con gesto torturado ―Si necesitas dejar la seguridad de tus aposentos hazlo acompañada de ellos, no importa a donde, ellos te cuidarán durante mi ausencia.
―Estaré bien ―Prometo para calmarlo, suficiente tiene con la situación que se le avecina como para que me convierta en una carga para él ―Descuida, estaré aquí, esperando por ti ―Se me escapa un gemido de asombro al verme envuelta entre sus fuertes brazos, pestañeo logrando salir de mi estupor para envolver su grueso cuello con mis brazos aprovechando que esta inclinado ante mí ―Debes cuidar de ti y volver sano y salvo.
―¿Temes por mí? ―Presa del nerviosismo bajo la mirada aprovechando que sus brazos me han soltado un poco ―Hasta ahora la única que puede hacerme daño eres tú ―Dice besando mi frente para luego soltarme ―No volveré hasta que erradique a las líneas enemigas, eso o hasta que el Rey así lo decida ―Anuncia dándome la espalda.
―¿Al menos que el Rey lo decida? ―Parpadeo confundida, tardando un poco en comprender lo que esas palabras significan, alzo la mirada y respirando hondo veo su espalda mientras que con paciencia termina de quitarse la maldita armadura ―Tienes que estar bromeando ―Cuestiono capturando su atención ―¿Me case contigo o con él? ―Pregunto logrando que deje en paz la malla que toca con intenciones de quitársela ―¡Dime!
―Princesa...
―Azura, ¡Mi maldito nombre es Azura! ―Exclamo furiosa viendo sus ojos, sintiendo mi garganta seca y rasposa ―¿Crees que ausentándose por orden del Rey resolverás lo que sucedió? ―Respiro hondo, pues no quiero llorar, no de nuevo, no en frente de él sabiendo que con todo esto él con una mera palabra podría oponerse a lo que se le ordena, el Rey justo ahora pende de un hilo por la falla en su seguridad en donde atentaron en contra de la vida de uno de sus hijos y como consecuencia enviaron a la esposa del mismo a prisión resultando esto con el asesinato del primogénito del Príncipe y la inocencia de la implicada ―¡¿Desconfiaste de mí y te va sin siquiera disculparte?!
―Si me marcho te será más fácil sanar ―Asegura apartando la mirada logrando al fin quitarse la malla ―Yo volveré después de unos meses y tú...
―¿Es mas fácil dejarme sola que acompañarme en este amargo dolor? ―Vuelve a verme pero me alejo, con la sensación de una flecha en mi pecho dejo de verlo ―¿Es así cómo lucha por mí, por nosotros?
―Siento que estar aquí te obliga a revivirlo todo ―Habla a unos metros de mi espalda ―No tolero estar lejos de ti, pero me temo que si sigo obligándote a soportar mi presencia llegará el momento en que realmente termines odiándome.
―He tenido mil y un razones para quererte lejos ―Me vuelvo hacia él encontrando a un hombre atormentado, un suplicio que no se esfuerza por ocultar ―Sabía que era imprudente no mantener las distancias a pesar de todo pero esa noche comprendí que era necesario...
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La maldición del Príncipe
Historical Fiction¿Qué puede ser peor? ¿Que te rompan el corazón o que quieras retornar a cómo de lugar a tu verdadera vida? Creo que ambas. El hombre que amo me odia tanto que hasta que me quiso muerta, la vida que vivo sigue sin ser la mía y el mundo en el que est...