Capitulo 29 Desafiando las ordenes.
―Los rumores aumentan ―Digo devolviendo los listones a su caja, hoy por alguna razón no tengo ánimos para manualidades ―Si el juicio se sigue prolongando me temo que no tendrá buenos resultados.
―Los comentarios no han hecho más que ejercer presión ―Jenny mira con disgusto a Sir Robert, desde que lo vio no ha hecho más que fulminarlo con la mirada ―Se dice que hay un Ministro dispuesto a todo ―Niega esbozando un gesto cargado de preocupación ―Si el Príncipe Edwar intenta algo en contra del Rey, estoy segura que las consecuencias serán arrolladoras.
―Dudo mucho que sea tan estúpido ―En silencio contemplo las ramas secas del jardín ―Sabe que está en el ojo de la tormenta.
―Y pensar que consideraba al Príncipe Edwar un hombre dulce, bondoso y gentil ―La decepción de nota en su expresión ―Jamás podría haber imaginado que era una persona tan cruel.
―Por ahí dicen que el cruel es mi esposo ―Ojeo el libro de administración que me dejó el señor Konny ―Ya casi se va a cumplir un mes desde que Azael me escribió ―Suspiro agarrando el libro, estoy agradecida con el Señor Konny, gracias a él he aprendido mucho pero el tema es cada vez más complicado, siento que me volveré loca con Catalina al lado, ella es demasiado exigente, es evidente que la pobre pasó por una infancia de esclavitud escolar y que ve normal que una persona esté estudiando hasta 16 horas al día ―Algo me dice que las cosas en Ganés están empeorando.
―No piense así Alteza, estoy segura que su esposo ya está bien, recuerde que es uno de los hombres más fuertes del Reino ―Alzo la mirada hacia Jenny sabiendo que tiene razón, Azael es fuerte, tenas, me es difícil creer que alguien pueda lastimarlo pero... ¿Y si lo hicieron? ¿Y si lo atacaron a traición y resultó gravemente herido? Dudo mucho que esas personas estén dispuestas a hacer algo por él, es más, por lo que presencié podría jurar que al verlo indefenso serían ellos mismos quienes terminarían... ―Cierro los ojos con fuerza ante la horrible imagen ―¡Dios! ―Palpo mi pecho bastante nerviosa por esa alta posibilidad ―¿Y si realmente está herido...?
―¿No es el Ministro que está atendiendo el caso del hermano de la Reina? ―Echo una mirada hacia donde viene el hombre, intrigada por su inusual visita escondo el libro bajo la caja de listones y le entrego el resto a Jenny para que se los lleve de inmediato ―Traeré fruta...
―Buenas tardes ―Apenas si logra marcharse cuando el Ministro saluda por lo que enarco una ceja impaciente porque vaya al grano ―Disculpe mi intromisión Lady Azura ―Señalo la silla al otro lado de la mesa para que tome asiento pero niega ―Vengo a invitarla al juicio ―Ahora si lo miro con incredulidad ―Estoy al tanto de que usted tiene información relevante.
―¿Qué tipo de información? ―Cuestiono con el ceño fruncido, muy pocas personas están al tanto de lo que presencié cuando estuve en Ganés, es extraño que un miembro de la Corte esté dispuesto a hacerme testificar aún sabiendo lo que eso provocaría en la vida de ambos ―Me temo que no seré más que un relleno, mi testimonio no...
―¿Usted está al tanto del caso del Duque? ―Asiento con la cabeza ―También sé que usted sabe que la Reina tuvo qué ver con lo que sucedió con los Magos ―Abro los ojos de par en par queriendo comprender cómo es que llegó a esa conclusión ―A lo mejor no tiene información concreta pero algo me sirve lo que usted sabe, le doy mi palabra de que sabré usarlo a nuestro favor.
―¿Piensa usted hallar la forma de que la Reina sea castigada?
―Si ―El desprecio que se filtra en su mirada llama mi atención, algo le hizo la Reina de lo contrario nada explicaría la tenaz y arriesgada actitud del señor frente a mí ―Ella merece ser ejecutada por todos los crímenes cometidos ―Lo miro con el ceño fruncido cada vez más intrigada ―El juicio iniciará en un momento, le suplico que usted de su testimonio.
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La maldición del Príncipe
Historical Fiction¿Qué puede ser peor? ¿Que te rompan el corazón o que quieras retornar a cómo de lugar a tu verdadera vida? Creo que ambas. El hombre que amo me odia tanto que hasta que me quiso muerta, la vida que vivo sigue sin ser la mía y el mundo en el que est...