Capitulo 28 El amor es más importante que el honor.

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Capitulo 28 El amor es más importante que el honor.

De vez en cuando echo una mirada al exterior con ansiedad, el tiempo corre, corre sin perdonar a nadie, sin darme tiempo de analizar las cosas, Azael sigue ausente, el caso del Duque es un desastre y ahora también el hermano de la Reina está tras las rejas y yo sigo fingiendo que leo sin hacerlo.

―Me temo que la clase termino ―Anuncia el maestro Konny notablemente molesto por mi falta de atención ―Le sugiero que despeje su mente ―Continua mientras guarda sus libros en su maletín de cuero ―A diario me arriesgo a ser severamente castigado por el Rey si se entera de esto ―Avergonzada bajo la mirada comprendiendo que tiene razón, Catalina me ha ayudado mucho, sé que el señor Konny me enseña porque ella se lo pidió ―Vendré mañana a la misma hora ―Dice viéndome con reprobación ―Le agradezco Milady, que mañana esté usted aquí y no dispersa.

―Así será se lo prometo ―El anciano asiente, se pone de pie y abandona el kiosco en compañía de Ninna, desanimada vuelvo a ver hacia los arboles buscando darme ánimos, la ausencia de Azael me está matando, Sir Robert insiste en que la Guerra lo tiene ocupado pero no es así, estoy casi segura de que se debe a algo más ―¿De quien es? ―Cuestiono a Jenny que se acerca con un sobre en una bandeja de plata, por un instante me emociono al creer que es de mi esposo pero al ver el color mis esperanzas se desploman instantáneamente ―Gracias Jenny ―La joven se percata de mi reacción pero no dice nada, rasgo el borde del sobre para leer la respuesta de mi amigo, en su carta anterior me comentó sobre su solicitud para formar parte de los Caballeros Siniestros, su excusa es que está aburrido y necesita algo que lo saque de su zona de confort, me temo que es una mera excusa para venir a cuidarme, también creo que lo necesito, a pesar de la presencia de Jenny me siento sola, desesperada, inútil. Sin embargo no es la forma, que Sebastián se meta en la boca del lobo es lo que menos necesito y fue por eso mismo que intenté hacer que entrara en razón pero al ver su respuesta entiendo que es en vano mi pedido, él insistirá hasta lograrlo y cuando eso suceda...  ―¿Por qué los que me rodean son tan tercos? ―Me pregunto dejando el sobre encima de la mesa junto a mis libros para luego volver la vista a los arboles a la distancia, una parte de mí ruega que Azael salga de entre ellos sano y salvo dispuesto a quedarse a mi lado el resto del tiempo que me queda aquí, otra parte de mí me grita que no espere y vaya a Ganés a ver qué es exactamente lo que ocurre con él pero al fin y al cabo sigo aquí atada a la silla, no es como si pudiese agarrar a Amiguito e irme, ya no es tan sencillo ―Sebastián formará parte de los Caballeros Siniestros ―Informo a Jenny obteniendo de ella un grito entre ahogado por la preocupación y emocionado por el logro de mi amigo ―Me preocupa ―Explico ante su ceño fruncido ―No es un buen momento para su solicitud, estamos en Guerra, hay tensión en el palacio y además... ―Descanso mi codo sobre la superficie de la mesa y acaricio mi frente con mis dedos indice y medio de mi mano izquierda ―Las Brujas siguen en su maldita persecución ―Me levanto ojeando una vez más los Arboles de Magnolias al fondo, sus flores rosas llenan el lugar de un hermoso color, estamos a mediados de Junio, mes en que la naturaleza nos regala un hermoso paisaje pintado de colores dulces, suaves, se me escapa otro suspiro ―Todos esto es un enorme desastre.

―No se aflija tanto Alteza ―La muchacha evita mi mirada, desde hace un par de días me mira muy poco a los ojos ―Todo estará bien, estoy segura de que Sir Sebastián logrará superar la prueba con éxito, no en vano es uno de los mejores Caballeros paridos por Baneva.

―Lo sé ―Respiro hondo admitiendo que es cierto, Sebastián logra siempre lo que se propone pero en este caso me inquieta que por cumplir su meta se meta en serios problemas ―¿Han llegado noticias de los espías? ―Niega mientras echa el agua en la taza que se torna roja por las flores de jamaica ―¿Cómo puedo hacer lo que deseo si ni siquiera soy capaz de que mis espías lleguen a mí?

La maldición del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora