Capitulo 2 Tres pájaros de un tiro.

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Capitulo 2

Tres pájaros de un tiro.

Convencer a Lady Dana de que hablara con las personas que según sus propias palabras han acampado afuera de las murallas ignorando el peligro de los monstruos cerca no fue tarea fácil, tuve que llegar al extremo de recordad-le su engaño para que atendiera el parto de su hermosa hija y fue así que accedió llevando consigo un comunicado firmado por mí para convencer a esas pobres personas de no arriesgar sus vidas, ahí está plasmada mi confesión y lo que supuestamente hice para asesinar al Príncipe.

―Espero que eso sea suficiente para convencerlos ―Murmuro al silencio que es roto por el crispar de la antorcha en el pasillo ―Siento que me volveré loca si sigo encerrada sin noticias ―Lamo mis labios rotos por la deshidratación añorando beber algo de agua, aunque sea un poco ―¿Ahora qué hará Jenny? ―Suspiro sabiendo que Sir Shan la mantendrá a salvo, el día del accidente del carruaje se notó su desesperación por ponerla a salvo, eso habla muy bien de sus sentimientos por ella ―Me siento algo celosa ―Digo esbozando una tenue sonrisa antes de ponerme cómoda sobre el piso húmedo ―Necesito dormir ―Soplo mi nariz en el pañuelo para luego guardarlo en el bolsillo y disponerme a descansar, no es lo más cómodo del mundo pero estoy segura que el suelo esta mucho más limpio que esa horrible cama.

Me quejo por lo que a mi parecer fueron minutos de sueño, algo sacudiéndose dentro de mi vientre me despertó, asustada poso mi mano en mi ahí rogando porque sea una alucinación y no lo que me estoy imaginando.

―¿Estoy...? ―Gimo angustiada por la alta posibilidad de que sea posible, desde que me casé con el Príncipe he tenido una vida sexual activa, no con frecuencia pero si lo hicimos muchas veces, hemos estado juntos por casi un año así que es normal, además... ―Nunca me cuidé ―Musito aterrada de que sea posible, de que un hijo esté ahí dentro soportando esta tensa situación, un bebé que bien podría morir junto conmigo si insisto en proteger a mi familia ―¡Por lo más sagrado! ―Jadeo asustada, horrorizada palpando bien mi vientre en busca de un movimiento poco común que anuncie la vida de un nuevo ser.

―Alteza ―El susto que me llevo por culpa del Eunuco es suficiente para arrancarme un grito, con cara de pocos amigos me vuelvo hacia él apartando la mano de mi vientre que por más que busqué no dio señales de vida ―Mire cómo está ―El hombre un poco más alto que yo, delgado y mirada vacía chasquea en desaprobación ―Estoy esperando ansioso el momento en que todos se arrepientan de tratarla tan cruelmente.

―¿Qué haces aquí? ―Lentamente me levanto del suelo poco satisfecha por el escaso descanso que empeora notablemente mi dolor de cabeza ―No te busques problemas y mejor vete.

―No puedo dejarla sola sabiendo el peligro que corre ―Desde afuera me extiende un frasco ―Es medicina, la ayudará con el malestar.

―¿Quien...?

―Sé reconocer los síntomas ―No me deja terminar la pregunta ―Temo por su vida, si no la cuido podría empeorar, se ve usted muy mal ―Niega sin atreverse a terminar su frase ―Haré cuanto pueda por ayudarla, confíe en mí, Jenny y yo encontraremos la forma de sacarla de aquí.

―Ni de chiste ―Lo reto a contradecirme, leer entre líneas se ha vuelto mi especialidad y por nada del mundo dejaré que esté par se involucre en esto ―No se metan en esto ―Ordeno al pobre hombre que luce seriamente preocupado ―Es una orden.

―Pero...

―Tú no me debes nada, no tienes motivos para hacer esto, así que no, no lo harás.

―El día que me convirtieron en Eunuco juré mi lealtad a usted, fue usted quien salvó a mi madre, gracias a usted mi familia esta a salvo ―Confundida ladeo la cabeza buscando en mi memoria el momento en qué eso ocurrió ―Sé que no lo recuerda, pero es gracias a usted que Tunebo volvió a la vida, su pelea contra quienes manejaban el pueblo evitó que azotarán a mi madre ―Entonces mi suposiciones eran ciertas, esos hombres que tantos problemas me causaron si tenían el control de Tunebo y era por eso que fueron semejante obstáculo, no les convenía que cumpliera mi objetivo, mucho menos que lograra mis proyectos que por supuesto eran el inicio de todo lo que quería hacer para ese entonces ―Usted también evitó que vendieran a mi hermano, usted devolvió la esperanza que creímos perdida.

La maldición del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora