20. Un nuevo comienzo

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-¡¿Hasta cuándo piensas seguir así?! -le gritó Dadan.

Ella no respondió.

-Entiendo que la debes haber pasado peor que todos nosotros, Yara, lo sabemos -se tomó el puente de tu nariz- Pero no puedes seguirte hundiendo de esta forma -hizo una pausa- Tienes a un humano dentro de ti, no puedes hundirlo junto contigo.

-No lo estoy hundiendo...-musitó.

-¡¿Cómo que no?! ¡¿Hace cuánto no tomas aire fresco?! -exclamó- ¡¿Hace cuánto no te alimentas bien?!

Yara mordió su lengua, con la vista fija en el techo.

-¡¿Crees que Ace hubiese querido esto para ti?!

-¡Ace está muerto! -le gritó con el corazón roto.

Dadan suspiró, apretando los puños para contenerse.

-Maldita mocosa, ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no sufro? -se cruzó de brazos- Escucha, no te pido que dejes de sufrirlo, solo intenta ir un paso a la vez por la salud del bebé, ¿Lo entiendes? Desde ahora tus decisiones no serán solo tuyas, lo que hagas no te afectará solo a ti. No seas egoísta, no va contigo.

La chica la miró con los ojos aguados.

-Inténtalo. Conocí a Ace por 17 años, puede que haya sido mi peor dolor de cabeza, pero no era un mal muchacho. Quizás esté muerto, pero eso no significa que como su madre pueda decirte que a el no le gustaría que estuvieses así. Porque créeme, no le gustaría. No sé si lo hagas por el, por ti, o por el bebé. Te recomiendo hacerlo por los tres, pero es decisión tuya. Solo... inténtalo, ¿Sí? Levantarte es el primer paso.

Luego de eso, se marchó.

Yara se quedó otros largos minutos mirando el techo, mientras recordaba su antigua vida.

Pensó en sus nakamas, en su capitán, en Ace...

Ahora tenía una nueva aventura, llena de desafíos y obstáculos nuevos que sortear.

Acarició su barriga. Debía salir adelante por ese bebé que crecía en su interior, por ella misma y por Ace.

Se levantó, abriendo las ventanas de la habitación dejando entrar luz solar y aire.

Se miró en el espejo, apreciando su vientre que cada día era más grande.

Se dio una ducha, se puso ropa cómoda y salió a comer.

-Te ves hermosa, Yara -le sonrió Makino.

-Gracias -respondió algo introvertida.

Luego de comer y lavar todo, salió a caminar con dirección al Monte Corvo.

Hizo el trayecto que realizaba cada semana de pequeña hacia la guarida de Dadan. Aunque mucho más lento a causa de su embarazo.

Cuando divisó la casa, sintió una profunda nostalgia. Pero aquella no era su objetivo.

Se le había metido algo a la cabeza, y no iba a desviarse de ello.

Caminó otros largos minutos por el bosque hasta ver la casita en el árbol del su trío favorito.

Lágrimas se acumularon en sus ojos al verla. Estaba algo desgastada por el paso de los años. Puso sus manos en su cintura pensando en qué hacer para revitalizarla.

Después de todo, esa era la primera guarida del futuro Rey de los Piratas, no podía dejarla así.

Escaló con dificultad, maldiciéndose por su lentitud.

Una vez dentro, se dispuso a ordenarla. Limpio el polvo y recogió el lugar.

Subió aún más hasta el mirador. Una vez llegó ahí, se tomó el vientre intentando regular su respiración, a la vez que se sorprendía por la vista.

VOLUNTAD (Encontré mi One Piece II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora