Capítulo 9

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Hacer ejercicio no fue tan malo


Llegué corriendo a la oficina de Mar haciendo que se exaltara y me ganara una mala mirada de su parte, estaba con el tiempo justo antes de pasar por Amanda.

Había olvidado por completo mencionarle a Mar que iba a tomarme el día libre y no podía ausentarme así por así.

—¡Océano! — hablo entre jadeos por haber corrido ¿por qué no tomé el ascensor? —. Voy a toma... tomarme el día libre, ensayare horas extras después —me detengo tomando aire —, gracias. Me voy.

Intento irme antes de que ella dijera algo, pero al parecer no fui tan rápido como creí.

—Vuelve a llamarme así y no te doy el día libre— , sentencia mirándome mal.

No le gustaba que la llamáramos así, Ian fue el que le puso ese mote y después todos los de la banda lo hacíamos para molestarla.

—¿Por qué necesitas el día libre?

—Porque Bonnie necesita una mamá.

Esta vez si salí corriendo otra vez hacia el ascensor, miré la hora en mi reloj si no me daba prisa iba a hacer que Amanda tuviera que esperarme y hacerla esperar era lo último que quería.

Aun no entendía porque me dijo que tenía que usar ropa deportiva, tampoco sabía aun a donde iríamos.

El tráfico se intensifico casi cuando estaba por llegar a mi destino, ¿desde cuándo había tanto tráfico a las nueve de la mañana?

Tarde unos minutos hasta por fin salir de todo ese ajetreo, tras otros minutos más estacione frente a una casa de dos pisos con una fachada tradicional como la mayoría de las que estaban a su alrededor.

Tenía un jardín delantero muy cuidado, había dos autos y un camino de pierdas hasta la puerta, toqué y a los poco minutos una chica de ojos verdes muy hermosos apareció frente a mí.

Ella también llevaba ropa deportiva que se le ajustaba al cuerpo haciendo resaltar su figura, se la veía cómoda y muy atractiva.

Soné mi garganta concentrándome en ella tratando de no mirar su...

Mirada arriba.

—Estas... — «jodidamente sexi» —muy bonita.

Ella sonrió tímida, llevaba el cabello recogido y no tenía los lentes era la primera vez que la veía así, esta chica sin duda es hermosa y me tiene a sus pies, aunque ella no lo supiera.

—Gra-gracias.

Una voz se escuchaba acercarse hacia nosotros. Luca —más conocido como el mounstrito —se detuvo a un lado de su hermana y me miro cruzando sus manos por su pecho, tal como lo haría un hermano sobreprotector.

Tal como lo harías tú si Sophie fuera mayor.

—¿Así que tú vas a salir con mi hermana? —me dice mirándome de arriba a abajo.

—Sí, yo voy a salir con Amanda.

—Mandy, ¿seguro quieres salir con él? — le dijo a su hermana haciendo que ella se sonrojara e hiciera sonar su garganta.

—¿Tu no querías ser amigo de él, Luca? —. Amanda le dio una mirada significativa.

¿Ese pequeño mounstro quería ser mi amigo? Algo tenía que estar tramando.

El niño se enderezo mostrando una fingida sonrisa dando un paso por delante de Amanda, se queda delante de ella inspeccionándome, puso su mano en su mentón y ni siquiera parecía un niño de once años.

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