[LIBRO 1 de AQUEL AMOR]
Un festival.
Una DJ y un baterista.
Él se enamoró con tan solo mirarla.
Ella no quería enamorarse.
Él quería saber su nombre.
Ella ya lo sabía.
Dos personas totalmente distintas con un mismo escape de sus realidades.
Ella...
Ella seguía dormida cuando me desperté, observé el techo por unos minutos sin moverme. Su pierna y brazo estaban encima de mí; rose mis dedos por su espalda, se movió dejando su cabeza en mi pecho.
Mi mano acaricio su mandíbula, deje un mechón de cabello detrás de su oreja. Ella abrió lentamente sus ojos, sinceramente el verde que siempre los ha iluminado es un brillo que no creo volver a encontrar en alguien más.
Su delicado cabello y cuerpo me hacen fanático, su rostro rojizo y manos suaves me vuelven adicto de ella y eso es algo que tengo muy claro desde hace mucho.
La quiero, y quiero tenerla en mi vida. Si antes de que ella llegara estaba rehusado a que alguien pudiera invadir mi mente o si quiera mostrarle algún tipo de afecto, eso cambió cuando la conocí.
Amanda entro a mi vida a darle un poco de luz, mi vida era como un cielo oscuro, estaba vacío y no tenía emoción.
No estaba dispuesto a cambiar algo de mi para darle una buena versión alguien.
No estaba interesado.
Me di cuenta de que con ella no puedo no mostrarle mi mejor versión.
Quizás porque fueron sus ojos los que me hipnotizaron, o su risa contagiosa. Pudo haber sido su timidez que me dio curiosidad, o simplemente ella era a quien mi corazón se rehusaba a dejar ir.
Mi móvil en la mesita de noche sonó, la alarma que había activado la noche anterior marco las siete y veinte. Mi vuelo salía a las ocho y veinte.
Tengo poco menos de una hora para poder disfrutar de mi novia —o eso creo—, de la dueña de mi corazón y vida.
No se si hice algo bien en otro universo, pero agradezco de que en este haya podido conocerla.
Me levante tratando de no despertarla, tome mi camisa para ponérmela y su mano toco mi espalda. Muy delicadamente sus uñas recorrieron la mitad de esta erizando mi piel.
—¿Qué hora es? —preguntó, pasando su mano por sus ojos.
—Las once.
Amanda se levantó bruscamente mirándome sorprendida.
—¿Tu vuelo no salía a las ocho y media?
—Ocho y veinte, cariño —desordene su cabello—. Son las siete y media ¿ya quieres separarte de mí?
Se acerco colgándose de mi cuello y espalda como un koala: —Nunca.
Me sonrió dejando un beso en mi mejilla.
—Necesito arreglarme, little —miento, puedo quedarme más tiempo así.
Encogió sus hombros
—Siempre me dices que haces ejercicio para mí, pon en práctica esos músculos —palmeo mis hombros, y no mentía—. Puedes ir a arreglarte ni vas a sentir que me estas cargando.
Me reí ante lo que había dicho, me dispuse a levantarme y fingí caerme solo para bromear con ella, lo que gane es que se quisiera bajar.
Hice caso omiso dirigiéndome al baño, entre a la ducha haciendo que Amanda soltara un grito bajito cuando sintió el agua caer sobre ella.
—Déjame bajaaar —dijo tratando de bajarse.
—Hm, ¿qué bonita voz de quien será?
Jugamos un rato así hasta que la deje bajar, pero no la deje salir de la ducha. Enganche mis brazos a su espalda abrazándola, ella dejo de querer zafarse y se quedó junto a mí. Mi chica estaba tan linda como lo estuvo siempre.
Bese sus labios delicadamente, la bese por mucho tiempo que no me quise despedir de ella cuando nos estuvimos en el aeropuerto.
—Te espero en casa, Amanda.
ºººº
Amanda
—¿De que hablas?
Maldita sea.
—Se que mientes siempre lo has hecho —mi mente rechazada sus palabras—. Siempre lo haces.
Pero no había tenido alguna comunicación con él desde la mañana. Respire profundo tratando de calmar mis nervios.
—Puede que no me creas ahora —hubo un silencio—. Cuando veas en las noticias sabrás que dije la verdad...
Ni siquiera lo pensé mucho, colgué la llamada sin dejar que Cecile terminé de hablar. No le dije nada a Aurora, solo salí del hotel.
Las llaves del auto que estábamos usando mientras estábamos aquí se encontraban en mi mesita de noche por lo que no me fue imposible encontrarlas.
La ultima vez que maneje fue hace un año, y no fue la mejor experiencia que he tenido; desde ese día no he vuelto a usar un auto...
Dios.
Marque el número de Félix por tercera vez, seguía sin una respuesta de él. Ni de Grace ni de nadie cercano a él.
¡Dios!
Termine llegando al aeropuerto, estaba tan ida que no se me había cruzado por la mente comprar un vuelo antes de venir. Paso media hora hasta que pude encontrar uno que salía en dos horas
¡DIOS!
Estaba al borde del colapso no sabia que hacer y mi novio no me mostraba alguna señal de que estaba bien.
—Amanda.
Maldita sea...
ºººº
Sabia que no tenia que confiar en ella, siempre mentía nunca dejaría de hacerlo. Alguien así nunca cambia, lo sé perfectamente.
Pero involucra a alguien importante para mi y por un momento pensé que seria cierto.
Cecile siempre era capaz de hacer cualquier cosa para hacer que me sienta mal. Sin embargo, nunca imaginé que llegara a este extremo.
¡Por dios! Quien podría jugar con la muerte de alguien.
—Tranquilízate, Félix acaba de llamar.
Justo el móvil sonó con una video llamada de él.
—Corazón, discúlpame si te preocupe —dijo apenas conteste—. No se donde tenia la cabeza que no recordaba donde deje el m...
Se quedo en blanco cuando empecé a llorar y a contarle todo lo que había pasado.
Dios, soy un mar de lágrimas.
Quería poder tirarme a abrazarlo y no soltarlo nunca, lo necesito.
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lala: Hola, bienvenidos nuevamente a este capitulo<3
Espero puedan leerlo y espero también que les guste, quedan pocos capítulos así que ténganme un poco de paciencia con las actualizaciones.
Los quiero mucho<3
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