Amanda, 15 años.
Mamá estaba en casa de la abuela, papá en la librería y no regresaba hasta las seis. Por otro lado, estábamos mi hermano y yo que nos habíamos quedado en casa, las vacaciones recién empezaron y ninguno quiso salir así que tuve que hacer el papel de niñera y cuidarlo.
Él tenía casi una hora sentado en el jardín trasero con un lienzo y varias pinturas a su alrededor, me acerqué varias veces para ver qué era lo que dibujaba, no tenía nada era un lienzo en blanco. Solo miraba al frente como si tuviera algún tipo de hechizo del cual no le permitiera moverse.
Volví al jardín en silencio para que no me note, aunque estoy segura de que si hiciera el mayor ruido del mundo tampoco me prestaría atención.
Me senté a un lado de él en el pasto, su vista estaba perdida en algún punto ¿Qué estará pensando?
—Hermana —lo miré cuando por fin decidió salir de su nube—. ¿Si fuera una flor me querrías?
—Depende de cual seas.
Respondí en forma de broma, pero a mi pequeño hermano se le cristalizaron los ojos.
—¿Eso es que no me querrías?
Revolví su cabello con una sonrisa.
—Claro que lo haría ¿por qué preguntas?
—Si tu fueras una flor te regaría todos los días —menciona, con un brillo en sus ojos.
—Probablemente moriría si lo haces.
Formó una "O" con sus labios volviendo a mirar al frente. Tal vez, pasaron unos dos minutos cuando volvió a mirarme con el mismo brillo.
—Lo haría cada dos días.
Revolví su cabello levantándome, eran cerca de las cuatro de la tarde y mamá estaría por volver dijo que regresaría temprano.
—Buen chico.
—No soy un cachorrito, hermana.
—Pareces uno.
Lo escuché renegar hasta que estuve en medio del salón, no era la primera vez que estaba solitario, solía estar así cuando regresaba del instituto y mis padres no estaban.
Hoy se sentía diferente. No se sentía la calidez que suele tener aun cuando no pasamos los cuatro aquí en familia. El día era fresco pero este lugar se sentía realmente frío.
Me distraje cuando recordé que Thomas y Alicia para celebrar el cumpleaños del primero, nos llevaría a algún lugar en el que Alicia eligió. Nunca quiere decirnos los lugares porque según ella ya no sería sorpresa. Tenemos quince pero esa chica haría que nos llevaran a la cárcel a esta edad.
El timbre sonó —ya eran las cuatro y media— mamá había dejado sus llaves, las había olvidado —nos parecíamos bastante en eso—. Una mujer estaba frente a la puerta me miraba con los brazos cruzados.
Su cabello corto y largas pestañas resaltan en ella, su bolso era lo que llamaba la atención de cualquier niño, tenía piedritas o como se llamen las cosas de colores que tiene. Con los tacones que llevaba su altura era imponente, me sentí como una cría de tres años a su lado.
—¿Eres Amanda? —Parece sorprendida al verme.
—Lo soy ¿Quién es usted?
—Oh, estás... cómo podría decirlo... bonita —su mirada me recorrió de pies a cabeza con un gesto extraño—. Bien, déjame pasar. Soy una amiga de tu padre.

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Aquel festival
Romansa[LIBRO 1 de AQUEL AMOR] Un festival. Una DJ y un baterista. Él se enamoró con tan solo mirarla. Ella no quería enamorarse. Él quería saber su nombre. Ella ya lo sabía. Dos personas totalmente distintas con un mismo escape de sus realidades. Ella...