𝒞𝒜𝒫𝐼𝒯𝒰𝐿𝒪 𝒳𝒱𝐼𝐼𝐼

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𝓒𝓐𝓡𝓛𝓞𝓢

—¡Chicos! —la voz del ingeniero jefe resuena en el garaje.

Mattia viene hacia nosotros con una enorme sonrisa.

—¿Qué pasa? —pregunta Charles mientras deja de mirar a Xavi

—Vengo a avisaros que la temporada empieza oficialmente —dice a la vez que nos da una palmada en la espalda—. Salimos hacia Bahréin mañana.

—¿Mañana? —pregunto mientras frunzo el ceño

—Mañana —repite.

—Pero si no tenemos que estar allí hasta el veintiséis.

—Quiero que estemos antes para montar todo con tiempo y probar los coches en pista.

—Pero ¿no iríamos con ventaja? —pregunta Charles.

—No somos los únicos que nos vamos ya a Bahréin, el resto de las escuderías también va.

—¿Y Layla? —pregunto.

Charles se gira para mirarme denotando confusión y sorpresa antes de asentir con la cabeza.

—Ella se viene con nosotros —responde Mattia

Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro y no sé por qué, pero me ilusiona que venga con nosotros.

—¿Viene con nosotros? —dice Charles.

—Sí. Tiene los trajes a media del equipo, aun no los hemos visto, pero me ha dicho que nos los dará allí. Además, si ocurre algo con vuestros trajes, ¿quién mejor que ella?

—¿Lo sabe ella? —pregunta Charles.

—Aún no

—¿Puedo decírselo? —pregunta el monegasco

—Claro.

Antes de que el ingeniero pueda terminar la frase, Charles corre hacia las escaleras y vemos como desaparece por el pasillo. No puedo evitar sentirme celoso. «¿Por qué ellos tienen esa relación y yo no?», me pregunto.

—¿Me estás escuchando? —pregunta mi ingeniero mientras chasquea sus dedos frente a mis ojos.

—¿Qué? —salgo de mi ensimismamiento y lo miro—. Sí.

El hombre me mira con una sonrisa en el rostro, esa sonrisa que solo los hombres entendemos entre nosotros.

—Ya de por sí sueles irte a babia, Carlos —se cruza de brazos y la sonrisa no se borra de su rostro—. Pero hoy lo estás más de lo normal. ¿Es por alguna tía?

—No es nada —niego con la cabeza.

—Es una tía —señala. Él se apoya en el borde del coche mientras una sonrisa lujuriosa aparece en su rostro—. Tiene que estar muy buena y mamártela de puta madre para que te tenga más embobado de lo normal. Preséntamela, a lo mejor me da una buena mamad...

—¡Basta! —grito interrumpiéndolo.

Sus palabras han provocado que mi sangre comience a hervir en mi interior. ¿Qué es esa forma de hablar acerca de una mujer?

—A ti te gusta esa chica...—chasquea la lengua.

—No...me gusta —respondo—. Pero no es forma de hablar sobre alguien que no se encuentra presente, sobre todo porque estás faltándole al respeto.

—Pero ¿y qué más da? —me mira confundido—. Si ya te la has tirado.

—Estás faltando el respeto a una mujer —me yergo para parecer más intimidante—. No lo voy a tolerar.

𝐵𝑂𝑅𝑂𝐽𝑂 | 𝘊𝘈𝘙𝘓𝘖𝘚 𝘚𝘈𝘐𝘕𝘡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora