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Desperté sobresaltado. Solo era un sueño nada de eso era real, fue uno de los sueños más ridículos, quizá sea porque era el día de la cosecha.

Intenté nuevamente dormir pero no lo conseguí, me incorporo un poco para ver el reloj que esta junto a mi cama, eran las cinco y treinta de la mañana. Faltaban varias horas.

Enciendo el televisor y pongo unas viejas cintas de algunos juegos.

Eran los cuadragésimo segundos Juegos del Hambre, Brutus estaba luchando a muerte con otro tributo, el tributo terminó casi decapitando a su contrincante de un golpe con la hoz.

Estos juegos a opinión de mi tío fueron uno de los mejores ya que ganó uno de sus ídolos, a mi parecer esos juegos no fueron tan impresionantes como los del año pasado en donde la chica del siete, Johanna, los ganó con una estrategia muy original, mato a una compañera de clase, pero aun así, Johanna me parece una vencedora interesante.

Después ver los comentarios finales de Caesar Flickerman, esta vez con el pelo pintado de naranja oscuro, acerca de cómo Brutus mato a su último contrincante, me levante al baño y un minuto después volví a recostarme.

Unas horas más tarde ya se oía movimiento fuera de mi habitación de seguro que era mi madre preparando el desayuno, eche una mirada al reloj y ya eran las ocho menos diez, grito algo a mi hermana, entro a mi habitación, encendió la luz y dijo:

-Hijo, levántate, tenemos que ir al centro comercial a comprarte ropa para la cosecha y no tenemos mas que treinta minutos

Me limite a responderle con un "si" que se asemejo más a un gruñido de lo que pretendía.

Salió de la habitación a toda prisa para decirle a mi hermana que no juegue con el desayuno.

Dos horas más tarde ya estaba listo para aburrirme con el discurso de Alyen McKinnon, la ridícula escolta del distrito dos, y como la gente vitoreaba a los "honrados" voluntarios, nunca faltan un par de locos que se ofrezcan para ocupar el lugar de alguien, incluso el año anterior dos chicas se pelaron para ser la tributo de ese año.

Ya faltaba menos de media hora para que diera inicio la cosecha, salí con dirección a la casa de Allison, alli también me encontraría con Max

Su casa se encontraba un tanto lejos del centro a unas tantas cuadras de mi casa, fui a toda prisa y pase a un grupo de agentes de la paz que hacían apuestas para ver quien de sus hijos se ofrecería este año, al llegar toque la puerta y salió su padre, no había señales de Max, después de saludarlo q solo en dirección a casa de mi amiga, al llegar ella estaba frente al espejo dando un último vistazo a su lujoso vestido que se había comprado hace una semana, este era el último año que mis mejores amigos tenían que soportar, ya que en aproximadamente un mes Alisson cumplía y Max lo haría dentro de seis meses, por mi parte me faltaba un año entero para poder librarme de todo esto. Al verme entrar dio media vuelta y dijo:

-Hola

-Hola, ¿Dónde esta Max? - Respondí y tome una manzana que estaba sobre su escritorio.

-En la plaza, ya deberías estar en el edificio de Justicia con él - Dijo con un tono divertido y frunció el ceño- ¿Qué haces aquí?

-Vine a ver lo ridícula que te estabas poniendo

Soltó una risa sarcástica, me miro y dijo:

-¿No te preocupa que te escojan este año, por lo de las minas?

-Claro que no- Dije dándole una mordida a la manzana y tratando de sonar despreocupado- Nunca faltan locos que se ofrezcan como tributos para "Darle honor al Distrito".- Mentí

Alison rio y frunció el ceño aún mas

-Bueno en eso tienes razón- dio media vuelta para ver su reloj que estaba colgado en la pared- Ya solo faltan diez minutos. Tenemos que irnos o se pondrán locos.

Bajamos a ver si su padre estaba listo y minutos después estábamos frente al Edificio de Justicia, nos separamos despidiéndonos con un ligero gesto de cabeza, me dirijo hacia la mesa donde me dan un pinchazo para verificar mi identidad, paso a la fila de chicos de mi edad y espero hasta que da inicio. Logro ver a Max unas filas mas atrás, me sonrió e imitó a Aylen y sus saltitos.

Cinco minutos después suena el Himno de Panem y del Edificio de Justicia salen Brutus, aun mas calvo y musculoso y Enobaria, con su largo pelo recogido en una coleta y tras ellos dando brinquitos aparece Aylen, esta vez su atuendo da mas risa de lo usual, esta con un vestido rosa brillante y medias color morado, unos flecos que por su forma se asemejaban a un bigote, un sombrero y maquillaje del mismo color que su vestido, tomo aire y dijo:

-Ujum, Ujum. Bienvenidos, Bienvenidos a los septuagésimo segundo Juegos del Hambre- Dio media vuelta para que todos puedan ver su vestido.- Como si hiciera falta, pensé.- Hace setenta y dos años los distritos se alzaron contra el Capitolio que les dio todo de forma tan generosa, generando una devastadora guerra y perdiendo la misma por eso esta razón cada año se celebran los Juegos del hambre- se mantuvo callada por un segundo para dar más tensión al asunto.

La poca tranquilidad que tenia en ese momento de repente se desvaneció, sentí como se me helaba la sangre y mi corazón latía cada vez más fuerte ¿Qué iba a hacer si me escogían?

Bueno, mido 1.80, soy fuerte, voy a la Academia de entrenamiento, gané la competencia de las minas y soy experto lanzando cuchillos y usando espadas, pero siento que eso no era nada comparado con los sádicos que siempre se presentan como voluntarios, quienes podrían usar 3 armas a la vez y matar a dos tributos de un zarpazo, tal vez me acepten como profesional o tal vez no, pero viendo el lado positivo había cientos de personas que podían ser elegidos y no yo.

En ese momento Aylen dijo:

-Primero las damas- solo podía pensar en Allison, seria de muy mala suerte que en este su último año la escojan, Aylen metió la mano en la urna que se encontraba a su lado izquierdo, sacó un papel y lo leyó- Nuestro Tributo femenino es Lía Agnes

La hermosa chica alta de tez blanca con el pelo muy negro y ojos azules que antes había visto hablando con Allison empezó a caminar hacia el escenario con una expresión muy asustada, al subir el último escalón el público rompió en aplausos.

Aylen hiso callar a todos y espero a que hayan voluntarios, pero nadie se ofreció. Aclarándose la voz prosiguió a la otra urna que se encontraba junto a los mentores y el alcalde, metió la mano y leyó el pequeño papel que tenía y dijo:

-Y nuestro Tributo masculino es Jay Ruess.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora