9.

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Oigo la puerta de la habitación de Lía cerrarse, sigo aquí sin poder mover un musculo ¿Qué fue lo que sucedió?

Tal vez sea parte de su estrategia enamorarme para que en la arena sea más fácil matarme, pero por otra parte ese beso pareció ser muy sincero.

Me levanto lentamente del sillón, tomo un vaso de agua de la cocina y me dirijo hacia mi cuarto, en el camino me encuentro con Enobaria que estaba en pijamas, ella sorprendida de verme dice:

-¿Qué haces aquí a estas horas? deberías estar durmiendo, mañana empiezan los entrenamientos.

-Lo siento fui a ver algo a la cocina- dijo dando un bostezo.

-Bueno, descansa que mañana será un día muy difícil.

-Está bien- menciono dirigiéndome a mi habitación.

La habitación era del mismo tamaño que la mía en el distrito dos, pero igual que el tren y todo en el Capitolio tiene muebles muy modernos y a juego.

Me saco los zapatos y los dejo a un lado de la puerta, una pijama estaba sobre la cama, me la pongo mientras apago las luces.

Al quedar todo a oscuras el ruido que provenía de la calle empezó a invadir la tranquilidad de la habitación

Al parecer a las personas les encantaba quedarse hasta altas horas de la noche haciendo apuestas y alentando a los nuevos tributos, empiezo a cerrar los ojos y de repente todo quedó a oscuras.

Estaba en un lugar muy extraño, en uno donde nunca había estado antes, era frio y estaba descalzo, todo estaba a oscuras, conforme iba amaneciendo se podía ver que era un desierto y que a unos cincuenta metros estaba una niña, muy parecida a mi hermana, sollozando, conforme iba acercándome a ella esta se volvía más grande, a unos pocos metros esta se incorpora, comienzo a correr viendo el peligro que se aproxima, me empieza a seguir con un cuchillo en la mano, al estar descalzo tropiezo y ella aprovecha la oportunidad para clavarme el cuchillo entre las clavículas.

Despierto sudado y muy agitado, el sol ya había empezado a iluminar la habitación, aunque aún no se oía ruido del exterior, me voy hacia el baño y me ducho, me coloco la ropa que esta frente al armario y salgo hacia el comedor, allí estaba una mujer parada, no la saludo porque al ser un avox no creo que me lo devuelva, miro el reloj y ya son las siete, al ver que no estaba nadie ahí me siento y espero a que lleguen todos.

Treinta minutos después Aylen llega al comedor, esta vez vestida con un vestido color rosa chillón.

-Buenos días pequeño- dice con su extraño acento.

-Hola- me limito a responder- ¿Dónde están los demás?

-Ya deben estar alistándose hace unos quince minutos los desperté

Dicho esto Enobaria entra al comedor, se sienta y espera a que la avox le sirva el desayuno, la imito y ambos empezamos a desayunar antes que todos, Brutus y Lía se nos unen unos minutos más tarde, yo, incapaz de mirar a Lía a los ojos me concentro en el desayuno.

Unos minutos más tarde estamos frente a la entrada del centro de entrenamiento, me siento un tanto nervioso ya que tengo que interactuar con los demás.

Las puertas se abren y están los demás tributos junto a sus mentores, al parecer somos los últimos en llegar, se cierran las puertas tras nosotros, y tras una breve despedida y consejos de Enobaria todos los mentores salen y quedamos Lía, los instructores, yo y otros veintidós

-Bueno, en estos tres días aprenderán las reglas básicas de la supervivencia.- dice Atala, una mujer alta y atlética- En un poco menos de dos semanas veintitrés de ustedes morirán y no solo porque otros los maten, sino por causas ambientales, habrán cuatro pruebas obligatorias y lo demás será entrenamiento individual, ahora pueden irse a las diferentes estaciones y practicar todo lo que necesiten.

Al terminar de hablar, todos se dispersaron, así que sin saber que hacer decido ir primero a las estaciones de los anzuelos, ya que si la arena depende mucho del agua, necesitare pescar.

Una vez allí intento hacer un anzuelo que no me sale tan bien que como esperaba, se oyen unas risa detrás de mí, inmediatamente me doy la vuelta para ver de quien se trata y veo al tributo del cuatro, es un poco más bajo que yo, así que aprovecho eso y me coloco al frente de el para encararlo.

-¿Algún problema?- digo.

-No, solo me estaba divirtiendo y tú, ¿Tienes algún problema?

Rio sarcásticamente y me doy la vuelta, pero él me toma del brazo y me detiene.

-Cuidado en la arena amigo, me gustaría tener el honor de clavarte un tridente en el cuello.

-¿Tener cuidado de quien de ti?- Rio- Dime ¿qué sería más rápido bórrate esa sonrisa de un golpe o dejártela marcada para siempre con un cuchillo?

Atala, al ver esta discusión se dirige hacia nosotros y nos separa, después de eso me dirijo directamente a la estación de cuchillos y armas arrojadizas

Tomo un par de hachas y el instructor me dice como lanzar pero hago que se calle con un movimiento de mano al ver que la chica del uno me está viendo y ella puede ser mi aliada.

No puede ser tan diferente que lanzar cuchillos, así que tomo un par, una en cada mano, las lanzo una tras otra, la primera va a parar al pecho del maniquí y la otra al cuello, desprendiendo la cabeza del cuerpo.

A la hora de almuerzo, el chico del uno nos llama a Lía y a mí para que conversemos, después de hablar un momento ya tenemos nuestros primeros aliados para Los Juegos.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora