34. Septuagésimo Terceros Juegos del Hambre

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Lilie Petsch:

La voz de Claudius Templesmith hace eco por toda la arena, aun estoy algo deslumbrada por el intenso sol que hace, a medida que me recupero, la voz nos da la bienvenida a los Septuagesimo terceros juegos del hambre.

Al parecer la arena es un bosque humedo. Lo unico que me faltaba en este sitio de mierda, ¡odio el calor! Aunque estoy agradecida por que no creo que viva lo suficiente como para aguantar esto. A lo lejos se ve una Cornucopia distorsionada por el intenso sol que hace. Estamos bajo un pequeño monte, lleno de árboles que tendremos que esquivar para poder llegar a los suministros que se encuentran cuesta arriba. A mi lado esta Lame la tributo del diez y Mare la tributo del cuatro.

¡Genial! Estoy junto a dos profesionales, trato de buscar al imbécil de Kent, pero no lo encuentro, el contador ya esta en 10 segundos, si salto antes, tendre que despedirme de mis piernas, pero estas me servirán mucho aqui. ¡3...2..1! A correr, las tributos junto a mi corren muy rapido, no tengo oportunidad frente a ellas, decido que sera mejor dar vuelta e internarme en la selva, pero para suerte mia, estoy justo en medio del baño de sangre y a Olivia, la tributo del uno, parece que no quiere que vaya muy lejos, me golpea y caigo al suelo, pero para mi suerte, o mala suerte, ruedo cuesta abajo y me golpeo en una plataforma, el golpe no fue tan fuerte, asi que me levanto rápidamente. Ya estoy fuera del baño de sangre, miro a mi alrededor para ver que dirección tomar e irme lo mas rapido y lejos que pueda.

Pero hay algo que me hace cambiar de decision, corro hasta entrar en el bosque y ver un gran arbol, tardo un poco encontrar su base debido a que esta cubierta por grandes cantidades de malesa, la localizo y parece ser imposible de trepar, pero no para mi. Me impulso y comienzo a subir por las ramas, es muy fácil si tienes años de práctica como yo. Agradezco las tardes en las que me escapaba hacia el bosque cerca de la mina y subia a los árboles para escapar de los regaños de mi padre poder tener un poco de paz.

Subo unos treinta metros, lo que me pone sobre la altura de la Cornucopia. Desde donde puedo ver con seguridad y tranquilidad el baño de sangre que se desarrolla unos metros por debajo de mi.

Son pocos los valientes que se atreven a quedarse allí para pelear. Los profesionales formados por Joshua, Olivia, Kent, Marcus, Mare y por ultimo la tributo del diez, Lame, quién saco un diez. Estan terminado con los tributos que quedan. Hay unos seis cuerpos ensangrentados y tirados por el piso. Siete contando al tributo del siete que Lame mato con un corte en la nuca. Ninguno de los profesionales cayeron. ¡Que sorpresa!

Los profesionales, organizan sus provisiones, cada uno toma armas y lo que necesita en una maleta.

- ¿A quién quieren cazar?.- Alcanzo a escuchar a Marcus perfectamente.

- ¡A La chica del seis.- Comenta Olivia.- Ella saco un ocho!

- Es mejor ver a quien nos encontramos.- dice Kent tomando el mando.- Busquemos a cualquier tributo, no por nombre ni cálificacion.

- Kent tiene razón.- dice Lame.- Creo que hay que alejarnos lo suficiente de aqui para que recojan los cuerpos.- Señala a su alrededor.

Todos asienten y veo que viene hacia mi, meto mi cabeza entre las hojas de el árbol para que no me miren. Entran al bosque y a los minutos desaparecen entre la maleza.

¿Que hago? ¿Si bajo y tomo las provisiones que necesito? Es una buena idea. Bajo unas pocas ramas del arbol hasta estar a unos dos metros, veo como el aerodeslizador enpieza a acercarse, lo que es una seña de que los profesionales estan alejados.
Salto y me hecho a correr hacia el gran cuerno dorado. Llego en unos cuantos segundos. Busco entre las provisiones y me doy cuenta en lo tontos y confiados que son los profesionales. Tomo mucha comida y agua, junto a cerillos, un par de cuchillos, tanto para cortar y lanzar. Una hoz y una espada. Encuentro un cinturón para las armas. Antes de salir, guardo todo en una maleta, que contenía un traje impermeable, cuerda y yodo. Al parecer la inteligencia vale mas que la fuerza bruta, por que me hize un gran botín y sin marcharme las manos.

- Dame todo eso y te dejare ir.- dice una voz de mujer por detrás de la Cornucopia.

Me doy la vuelta y veo a Karina, una chica del distrito seis. En los entrenamientos fue muy amable.

- Hay mucho para ti, buscalo dentro.- le digo suavemente, no quiero pelear.

- Yo quiero lo tuyo.- juguetea con un hacha en la mano.

Antes de decir algo ella lanza hacia mi su hacha, pero no con la suficiente fuerza y rapidez, recuerdo que recién estaba aprendiendo a usarla en los entrenamientos. Me saco la espada del cinturón y la apunto hacia ella, no quiero hacerle daño. Pero ella es insistente. No se usar esta arma, asi que apunto hacia ella pero no doy en el blanco. Trato de correr pero ella me bloquea el paso, intento otra vez y esta si acierto, su mano cae de su cuerpo despues de que haya aplicado un poco de fuerza, un grito de dolor se expande por toda la arena. Ella se arodilla, pero bo tengo el estomago como para matarla, salgo corriendo en dirección opuesta al arbol en el que estaba, rodeo la arena para regresar a mi escondite y espero a que algo pase.

Escucho bajo mis pies pasos rápidos, son los profesionales, encuentran a Karina retorciendose de dolor.

- Dinos que paso o te mato.- Dice Lame enojada.

- Fue Lilie, vino a buscar provisiones y se llevo algunas cosas, trate de detenerla y matarla para que me acepten como su aliada.

Maldita.- trató de entregarme a esos imbéciles.

Dejame decirte que no te creo.- Dice Kent.- Buscamos por todo este lugar antes de irnos y Lilie no esta por aqui.

Finalizado esto, Kent saca su hoz y se la clava a Karina en el pecho. Empiezan los cañonazos. Cuento nueve.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora