Despierto apenas sale el sol de la mañana, tomo mis provisiones y las saco de la maleta, hemos estado siete días aquí, esto no va a durar mucho, solo quedamos cuatro, veinte ya están muertos, la batalla de ayer hizo que los juegos tomaran otro rumbo, ya estamos en la recta final para que terminen.
Pongo en mi maleta solo lo esencial, si voy a cazar a otros tributos, debo estar liviano, dejo guardado lo que no necesito en la cueva, ya solo me quedan 3 cuchillos y un hacha, nada más, solo eso, bajo del árbol, saco un pedazo de carne, ya que ayer solo me comí la mitad y voy comiendo en el camino, tengo que acercarme a la Cornucopia, ya que, si me sigo alejando de los tributos, a este punto, los vigilantes usaran algún mortal truco para juntarme con alguno de los otros.
El camino es muy largo, estoy al pendiente de cada rama o cualquier sonido, las ramas crujen bajo mis pies, todo anda muy normal, es más, demasiado normal para mi gusto, no veo nada ni a nadie, solo árboles, no se oye ni un solo canto de pájaro, sigo caminando muy atento, llego al río, tengo que rodearlo para pasar ya que los peces escarlata deben estar a la espera de alguna presa, lanzo un pedazo de carne, pero nada, la carne se va flotando con la corriente, esto es muy extraño, no he caminado mucho pero estoy muy cansado cuando logro llegar al otro lado.
Recuerdo esta parte de la arena, camino unos cuatrocientos metros más para llegar a una subida muy acentuada, recuerdo haber caído rodando por aquí, el primer día, cuando mataron a Lía.
Me imagina lo felices que deben estar en mi distrito, después de diez años están cerca de tener a un ganador, mi familia debe tener visitas de varios reporteros, ayer estábamos más de ocho, por lo que no creo que haya sido posible que hayan entrevistado a las familias de los ocho restantes como se acostumbra, ahora deben estar haciendo varias notas para lograr llenar los espacios que debieron ser de otras cuatro familias.
Estoy subiendo, pero decido curvar hacia la izquierda, si alguien me vio desde arriba, es muy probable que me ataque apenas subo, ya estoy a punto de llegar, doy un último paso y se asoma mi cabeza, pero nada, a unos sesenta metros se puede ver como se alza el gran cuerno dorado, rodeado de veinticuatro de pedestales, reconozco el mío, me acerco pero se me eriza la piel, en cada pedestal está escrito el número de cada tributo que lo ocupaba, junto al mío esta un siete y un cinco, ambos con la palabra muerto junto al número, esto es bueno, Magda estuvo aquí hace poco para marcar quien ya murió y quien no, solo faltan pocos.
Entro en la Cornucopia y veo una montaña de maletas, todas ellas vacías, al parecer no pensaron que los juegos durarían tanto y usaron las provisiones hasta que no quede ninguna, el claro en el que estoy es muy grande, se puede ver todo desde cualquier punto, así que si tengo compañía lo veré desde aquí, en la salida del cuerno, esta lo que queda de una fogata, no me parecer bien quedarme ahí más tiempo, en cualquier momento alguien puede venir y sorprenderme y no quiero eso, yo quiero ser el que sorprenda.
Salgo de ahí, veo un árbol en el que me puedo subir, se ve muy seguro y no está muy lejos, si alguien entra al claro lo poder ver, además, no creo que Magda regrese por aquí, ya está solo ella al igual que yo tenemos que cuidarnos solos ya que no hay nadie que nos proteja las espaldas, y si Magda llega y se le ocurre quedarse dormida, será muy fácil acabar con ella mientras duerme.
Me llevó casi todo el día llegar a la Cornucopia, le doy una última vuelta a las plataformas de lanzamiento, en veinte de ellas hay la palabra muerto, escrito con sangre, Magda debe estar muy enferma para escribir todo eso con sangre ya sea propia o de alguien más, diez plataformas más allá esta dibujado otro dos, pero no veo la palabra muerta junto al número.
-¡Lía está viva!.- es lo primero que se me pasa por la cabeza, pero yo mismo la vi morir, esto es muy extraño, si se tomó el tiempo como para marcar las muertes de ayer, porque se va a olvidar de marcar una muerte que ocurrió hace días, creo que me quedare con esa duda hasta que Magda me lo diga personalmente, cosa que jamás creo que pase.
Ya está cayendo la noche, debo ir a resguardarme, todo este asunto de cazar tributos no tuvo muy buenos resultados, pero estoy seguro de que están cerca, lo suficiente cerca como para que nos encontremos y ya acabemos con todo, subo unos cuatro metros en el árbol, es el árbol más grande de los que rodean al claro. Me amarro con la soga para no caer y me tapo con la manta, no es muy cómodo que digamos, pero se puede pasar la noche, solo me toca aguantar el dolor de espalda y listo.
Ya cuando estoy a punto de quedarme dormido sale el sello del Capitolio flotando por el cielo, seguido de la Cara de Libia, Kenton, Trina, la chica del 8, que jamás supe su nombre, y Carter, se me cruza por la cabeza lo que debieron hacer los médicos del capitolio para pegar la cabeza de Libia a su cuerpo, la imagen mental es suficiente para recordar lo horrible que se veía, cada vez que mandaban el cuerpo de algún tributo en un ataúd al distrito, este parecía como si estuviera durmiendo, nada más, incluso los enviaban arreglados y lucían mejor, claro solo físicamente, solo el año pasado cuando mandaron el cuerpo de una compañera llamada Rebecca este parecía como nuevo incluso parecía que salió intacto de una tormenta que llevaba trozos de metal que le degollaron la garganta y tuvo varios cortes profundos por todo el cuerpo.
Abro los ojos para despertar lo más rápido que puedo, mi cuerpo no responde solo tengo movilidad en mis ojos, empiezo a convulsionar y me caigo del árbol perdiendo el conocimiento.
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72 Juegos del Hambre
FanfictionJay Ruess, originario del Distrito 2 está listo para convertirse en un Agente de la Paz y servir al Capitolio, pero todo cambia cuando es seleccionado como tributo para los Septuagésimo Segundos Juegos del Hambre.