Un movimiento brusco hace que me despierte, me quede dormido en el sofá del vagón comedor en el tren, no hay nadie a mi alrededor a excepción de un Avox, me levanto hacia la ventana para darme cuenta de que estamos entrando al Capitolio, los grandes e ilumimados edificios se alzan como unas sombras sobre las rieles de este tren.
Estoy muy cansado de todo esto, solo quiero llegar a mi casa en mi distrito y poder descansar estos meses hasta que se haga de nuevo la cosecha, ya que yo tendre que ser el único mentor para este año, a partir del segundo año otro vencedor me acompañara.
Oigo abrir la puerta de una de las habitaciones, es Ayleen, al parecer esta muy emocionada por la cena que harán en mi honor en la casa presidencial.
-No puedo creer que aun no te cambies.- dice muy enfadada, aunque no me afecta por que ella es asi, a momentos hace rabietas y en otros es la personas mas feliz del mundo.- Tuviste dos horas para arreglarte.
-Lo siento, me quede dormido.- digo a modo de disculpa, aunque me he disculapado tantas veces con esta mujer que ya es mas una costumbre.-Ya ire a arreglarme.
-Pero deprisa, que el tiempo es oro y la cena es en menos de una hora.- La oigo decir mientras camino por el pasillo y entro a mi habitación.
Sobre mi cama hay un traje gris oscuro un poco brillante y unas botas completamente negras, al parecer Aura quiere que me vea mas sobrio, tomo una ducha rápida y cambio la ropa que estaba puesto por el elegante traje que estaba en mi mesa.
Mi equipo de preparación entra y no hacen gran cosa, solo me maquillan un poco debido a que Aura me quiere mas natural y serio, o bueno eso es lo que me decían mientras pasaban sus brochas y correctores sobre mi cara.
Salgo de la habitación hacia la calle, allí nos espera un auto a Ayleen y a mi, somos los únicos que iremos a la cena, mi escolta no duda ni por un minuto expresar la emoción que tiene de participar en esta cena, ya que es su primera vez.
El auto se detiene frente a una gran mansión, me imagino que este es el lugar de la fiesta por todos las luces de diferentes tonalidades y la musica que proviene de su interior, bajo del carro junto con Ayleen, no me había dado cuenta de su vestido hasta ahora, que entra en contraste con las luces, es un vestido rosa, muy elegante a su modo, con varios pliegos que caracterizan la forma de vestir de mi mentora y unos tacones tan altos que me iguala en tamaño.
A medida que subo las gradas se pueden escuchar numerosas voces que provienen de la lujosa mansion, en la puerta principal hay un gran grupo de personas hablando entre si, me imagino que me estaban esperando por que todos giran a verme con una gran sonrisa en la cara, me abro paso entre esa multitud, no sin antes ser tocado por todas las partes de mi cuerpo y como mínimo dando unos veinte apretones de mano.
Si creía que el exterior era lujoso, esto lo supera unas cien veces, el interior de la mansion esta adornado en su totalidad por grandes mesas repletas de comidas y bebidas que están a cada lado de las grandes paredes de la casa. Apenas voy entrando y las personas ya se acumulan a mi alrededor, todos estan pidiendome fotos junto a ellos, así que voy de persona a persona, haciendo una pose diferente para cada foto, estoy a punto de terminar cuando es el turno una mujer de unos treinta años, me tomo una foto con ella pero al momento de pasar a otra persona, me toma del brazo y me dice:
-Eres muy atractivo.- posa su mirada sobre mi pecho.- Estaremos en contacto.- Da una vuelta sobre sus talones y sale por la puerta principal.
Me quedo un rato pasmado analizando lo que acaba de ocurrir, esta gente del capitolio si que es muy extraña, no quiero ni imaginarme lo que quiso decir, aunque según ella muy pronto lo sabre.
-¿Qué te pasa cariño?.- Es la voz de Ayleen, que penetra mis pensamientos.- Ven vamos el presidente te esta esperando para empezar con el baile.
Nos dirigimos hacia una habitación que se encuentra justo en el centro de la mansion, es la mas grande por que tiene una pista de baile incluida. Después de unas breves palabras de bienvenida del presidente, empieza la danza, es un baile que a cada minuto se cambia de parejas, así que bailo con varias mujeres, unas mas viejas que otras, todas vestidas con la opulencia que caracteriza al Capitolio.
Una vez terminado el baile, me dirijo hacia una mesa en la esquina derecha de la habitación para comer unos bocadillos que se ven deliciosos.
-¿Cómo estas Jay?.- Me doy la vuelta en dirección a la voz que hablo.- Soy Séneca Crane, vigilante de los juegos.
Séneca es un hombre un poco alto, con un extraño corte de barba, vestido con un traje rojo sangre, combinado con un sombrero.
-Buenas noches, felicitaciones por tan buenos juegos.- Bromeo.- Me mantuvieron muy entretenido.
-Gracias, no por lo que dijiste, sino por darnos un buen y memorable show.-Dice un poco sarcástico.
-Después de todo, creo que lo mas entretenido fueron mis actos y no los truquillos de la arena.- Séneca pone cara de querer matarme, pero afortunadamente Ayleen llega con un par de hombres.
Séneca se va y Ayleen procede a presentarme con estos hombres, fueron mis patrocinadores, les doy las gracias y me tomo un par de fotos, tratando de ser los mas amable posible por que después de todo, tal vez ellos patrocinen a los siguientes tributos de mi distrito.
La cena ya esta a punto de acabar, tengo que quedarme hasta que el ultimo invitado se vaya, así que estoy parado despidiendo a todos, ya cuando parece que no hay nadie, un Avox se dirige hacia mi y me entrega una carta.
"Esta noche ve tal y como estas al auto que te esta esperando fuera de la mansión"
-Snow¿Qué? Queria dormir rapido, pero es una carta del presidente, asi que sin rechistar ni despedirme de Ayleen me dirijo hacia el auto, subo a el y este empieza a andar.¿Qué querrá el presidente Snow de mi?
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72 Juegos del Hambre
FanfictionJay Ruess, originario del Distrito 2 está listo para convertirse en un Agente de la Paz y servir al Capitolio, pero todo cambia cuando es seleccionado como tributo para los Septuagésimo Segundos Juegos del Hambre.