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Ya está oscureciendo, debí haber recorrido unos tres kilómetros desde la mañana, debo buscar un lugar en donde dormir, camino unos doscientos metros buscando una cueva o algo, pero no hay nada, así que enfoco en encontrar un árbol lo suficiente fuerte para aguantar mi peso, es cierto que los árboles en parte son más seguros que el suelo, pero por el momento preferiría una cueva ya que lo alto es más frio que el suelo, justo cuando estoy preparándome para escalar veo una paquete que baja del cielo sostenido por un paracaídas, lo recojo y parece ser que es una especie de carpa o algo, pero a medida de que lo voy abriendo toma la forma de una manta color dorado, por su color creo que es una manta térmica, se las daban a los mineros de mi distrito cuando tenían que hacer jornadas largas, esto será perfecto para aguantar el frio ya que al ser liviana puedo cubrirme con ella sobre la rama.

Tomo la cuerda, me la paso por la cintura y empiezo a subir hasta que estoy a unos cuatro metros del piso, saco la cuerda del tronco, me cubro los pies y la cintura con la manta, sujeto mi mochila y mi cuerpo contra la rama cuando el himno de Panen suena por todo el estadio y aparece el escudo flotando seguido de las fotos de los tributos que mate y el cielo vuelve a oscurecerse.

El efecto que tiene la manta es casi instantáneo, siento como el calor invade mi cuerpo y empiezo a sentir las extremidades nuevamente, conforme me voy calentando me voy quedando dormido, agradezco esto a Enobaria y al patrocinador y lo último que hago antes de quedarme dormido es susurrar un gracias.

Me despierto poco a poco con el cantar de los pájaros, debe ser las ocho de la mañana, me quito la soga de los pies, pienso en tirar la manta desde la rama hasta el piso, pero es una posesión valiosa y no quiero arriesgarme a que alguien la robe, bajo del árbol con cuidado, me aseguro de que no haya nadie a mi alrededor, saco todo de mi maleta para ver que me queda y que me hace falta.

Tengo una linterna, cerillos, alambre, fruta deshidratada, la botella agua a medias, unas bridas, las cuerdas, un pequeño botiquín lleno de vendas y un pill box llena de pastillas  además de lo que tome de los tributos del doce y del cuatro, organizo todo dentro de mi maleta, con la bridas sujeto bien mi manta y una vez organizadas mis provisiones saco mis armas, perdí un cuchillo.

Ya preparado y organizado estoy listo para hacer lo que me propuse: cazar o encontrar alimento de alguna forma, lo primero que pienso es en pescar así que me dirijo al rio, si no me equivoco esta al norte.

Tardo unos veinte minutos en llegar a la orillas, me pregunto si los peces escarlata que vi son comestibles o si caerán en mi trampa ya que cuando arroje la fruta deshidratada no la tocaron, pero algo me detiene en seco, a lo lejos se escucha un grito acompañado del sonido de un cañón.

Debió haber sido a unos cien metros al sur de donde estoy, me acerco sigilosamente al lugar de donde vino el cañonazo, hay tres personas en la orilla del rio, una está en el piso con un charco de sangre bajo su cuerpo inmóvil, y las otras dos están peleando, una con un hacha y otra con una espada, veo que a unos diez metros hay un arbusto que me cubre perfectamente así que voy hacia el sigilosamente pero eso no importa ya que están concentrados en su pelea, me pongo detrás del arbusto y veo que está pasando.

El tributo del distrito ocho está luchando con la tributo del distrito siete y su compañero está muerto en el piso, la tributo de siete arremete con su hacha y le hace un corte en el estómago lo que hace que retroceda hacia el rio, ya con los pies dentro del agua lo que ocurre a continuación es aterrador, los peces escarlata, empiezan a agruparse alrededor de los pies del chico y el agua empieza a teñirse de sangre, los gritos desesperados por intentar salir hacen la escena mucho mas sangrienta, cada vez el agua se tiñe de rojo intenta dar un paso hacia la orilla, lo que lo hace caer completamente, los peces solo se concentran en sus extremidades, los gritos cesan y una vez que acaban suena un cañón lo que indica que el tributo del ocho esta muerto.

Claro, como no va a morir después de que lo único que queda de sus extremidades son huesos con pequeñas cantidades de carne, la chica del siete, la cual esta en una especie de estado de shock se acerca con precaución al cuerpo del chico y toma su maleta junto a la de su compañero de distrito y sale corriendo en dirección contraria a la mía.

Al cabo de un rato llega un aerodeslizador y después de que recogen el cuerpo del chico del siete que al perecer murió con un corte en el corazón, recogen el cuerpo desmembrado del tributo del ocho decido que será mejor no intentar cazar o comer a esos peces.

Me alejo lo mas que puedo del lugar, porque de seguro los profesionales querrán ir a investigar que paso, recuerdo que cuando enseñaban a hacer trampas en la academia no era tan bueno, así que improviso una lo mejor que puedo. Lo único que logro cazar es un tipo de ave no voladora, recojo ramas y hojas secas y con los cerillos prendo una fogata, preparo el ave y me como las dos patas y lo que me queda de la frutas, lo restante lo guardo en el envase que era de las frutas, tomo tierra y apago cuidadosamente la fogata

Ya de nuevo al caer la noche regreso a donde pase la noche anterior, otra vez el himno de Panem hace su aparición y salen la cara de los tributos masculinos del 8 y del 7, bueno con ellos ya son trece en los primeros cuatro días, ya faltan diez.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora