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Lilie Petsch:

Estoy llorando, siento como las lágrimas recorren mis mejillas, cada vez el viento es más fuerte y el agua sigue subiendo, ya no falta mucho para que esos mutos puedan alcanzarme, no he oído ningún cañón, tal vez sea por los fuertes truenos que están cayendo. Miro hacia abajo y lo único que logro distinguir es unas colas y algunas garras desesperadas por alcanzarme, trate de subir a las ramas más altas del árbol en el que estoy refugiada, pero al oírlas crujir bajo mi peso desistí.

Silencio.

Algo raro está pasando, todo el ruido ceso de repente, no se oyen ni los truenos ni las fuertes ráfagas de viento, incluso el cielo se está empezando a aclarar ¿Qué está pasando? Esto debe ser obra de los vigilantes, otro truco más, miro hacia abajo y no hay rastro de los mutos, el nivel del agua está empezando a descender rápidamente, estoy bajando las ramas de poco a poco cuando una voz me detiene en seco.

- ¡DAMAS Y CABALLEROS! – Es Claudius Templesmith– ¡LES PRESENTO A LA GANADORA DE LOS SEPTUAGÉSIMO TERCEROS JUEGOS DEL HAMBRE: LILIE PETSCH!

¿QUEEEEEE? Un hormigueo me recorre desde los pies hasta la cabeza, gane los juegos, no hay forma en que los vigilantes hayan cometido un error. Deduzco que los otros cañones sonaron en medio de todo el caos de hace unos minutos, No puedo creer lo que está pasando, estoy tan confundida que no siento nada, miro al cielo en donde aparece un aerodeslizador y como una escalera baja hacia mí.

Agarro la escalera aun con las manos temblorosas y empieza a subir de forma automática, ya cuando estoy dentro me incorporo y veo como unos médicos se aproximan hacia mí.

- Eres muy fuerte.- Me dice la misma mujer que me colocó el rastreador.- El año pasado el ganador apenas entro y se desmayó, pero tú parece que luces bien.

- Claro que se desmayó después de esa lucha quien va a aguantar en pie.- No sé por qué me asalto el impulso de defender a Jay.

La mujer me responde con una sonrisa y me dice que por favor me recueste en la camilla, hago caso y me colocan una máscara de gas y todo empieza a ser borroso, hasta que por fin me quedo dormida.

Solo escucho ruidos de máquinas a medida que voy recuperando la conciencia, abro los ojos y estoy en una habitación inmaculadamente blanca, el olor a alcohol es tan fuerte que empieza a dolerme la cabeza, me incorporo de a poco hasta que logro sentarme. Me emociona pensar en lo que viene, ver a mi padre, a mis amigos y la calurosa recibida por parte de la gente de mi distrito, pero sobre todo quiero agradecer a Jay por mantenerme con vida y permitir que llegue hasta aquí.

- Hola, querida ¿Ya estás mejor? .- La voz de la enfermera me saca de mis pensamientos.- Ya puedes subir a tu habitación, allí te están esperando.

Asiento con una sonrisa y poco a poco me levanto, aunque no me duele nada por lo eficaces que son los medicamentos del Capitolio, siento que debo guardar energía como si aún estuviera en los Juegos.

Tengo que subir al segundo piso, entro al ascensor y me siento muy extraña a medida que va subiendo, finalmente se abren las puertas y me encuentro con Aylen.

- ¡Querida! Me alegra de verte, eres la segunda vencedora consecutiva, esto es extraordinario

Finjo una sonrisa porque no tengo ánimos de discutir mi escolta porque solo parece que me ve como una cifra, al parecer no hay nadie más aquí.

- ¿Dónde esta Jay?.- Pregunto para romper el silencio incómodo que había.

- El presidente Snow necesitaba su presencia querida, estoy segura de que fue para felicitarlo por tener un vencedor en su primer año como mentor.

- Me iré a vestir a mi cuarto, disculpa.- No quiero seguir hablando con Aylen.

Hay un hermoso vestido negro con bordes dorados sobre mi cama, me lo pongo y doy una vuelta sobre mis tobillos, nunca me he visto mejor.

Me quedo en mi habitación mucho tiempo porque no quiero salir a conversar con Aylen. No se que pasara, hoy es la noche en que veré mis juegos y mañana finalmente regresare a mi casa.

- ¿Estás bien querida? .- Aylen esta al otro lado de la puerta golpeando.- Aura esta aquí, tienes que irte con ella.

Abro la puerta y abrazo a Aura, me alegra verla a ella más que a Aylen.

- Felicidades, luchaste contra todo pronóstico y venciste.- La abrazo aún mas fuerte.

Me dirijo con Aura a los pisos mas bajos del edificio, ahí me espera el resto del equipo de preparación, me felicitan y dicen que no pueden creer que tengan dos vencedores consecutivos.

Las horas pasan y no puedo creer que no he visto a Jay para agradecerle personalmente, estamos a menos de quince minutos para que el show empiece y no hay señales de mi mentor.

Todo mi equipo esta en una fila para entrar al escenario, desde los estilistas y sus ayudantes hasta Aylen, solo falta Jay.

- Debió ser muy importante lo que tenia que hacer con el presidente.- Vuelve a repetir Aura.- Pero ya esta aquí, entrara antes que tu.

Empiezan a pasar los estilistas y son recibidos con vítores, sigue Aylen e igual la reciben con aún más emoción.

- Felicidades, vencedora.- La voz de Jay por detrás de mi me asusta y lo único que hago es abrazarlo fuertemente.

Los vítores y gritos retumban por todos lados, al parecer una cámara nos estaba enfocando. Lo suelto y él se dirige hacía el escenario.

Una vez que entra al escenario, el publico estalla en gritos, saluda cordialmente con Caesar, mientras mi mentor sale del escenario siento como el piso que esta debajo de mi empieza a subir, el público grita más fuerte que nunca y me dirijo a saludar a Caesar.

- ¿Cómo estás vencedora? Imagino que feliz por ganar los Juegos.

- Así es Caesar, muy contenta con mi desempeño.- Me hace una seña para que me siente en un sillón de terciopelo.- No puedo esperar para ver los juegos.

- Todos estamos de acuerdo contigo.- El publico una vez mas rompe en gritos.- Pero antes, cuéntanos cual fue tu motivación para seguir con vida.

- Poder ver a mi padre.- Contesto sin dudar.- No sé si sabias Caesar, pero perdí a mi madre en los Juegos.- Todo el público se lamenta.- Y no podía hacer que mi padre vuelva a perder a otro ser querido.

- ¡Pues tu padre es afortunado de tener una hija capaz de dominar los Juegos!- el publico vuelve a vitorear.- ¡Pero mejor veamos como fuiste capaz de llevarte la corona de los septuagésimos terceros Juegos del Hambre!

Las luces se atenúan y empieza a correr el resumen de los juegos.

La grabación se demora un par de horas, el presidente Snow hace su aparición, me felicita y me coloca una corona, al culminar me despido de Caesar y el público con una reverencia, lo que parece encantarles y las luces se apagan.

- Por aquí Señorita.- Un agente de la paz me dirige hasta un auto que nos llevara a la estación de trenes.

Deben ser las tres de la mañana aproximadamente, esperamos a Jay unos minutos y al fin el auto arranca. Pasamos en silencio los minutos que se demora el trayecto hacia la estación, pero no es un silencio incómodo, es como si nadie encontrara las palabras correctas para hablar.

Salimos del auto y subimos en el tren, nos despedimos de todo el equipo de preparación y al fin estaré de regreso en mi hogar.

- Tu vida ya no será la misma ahora que eres una vencedora.- Me comenta distraído viendo por la ventana.

- Si tengo tu apoyo, creo que me podré acostumbrar.

Me responde con una sonrisa y lo abrazo por el cuello, cada vez me acerco mas, pero siento como su cuerpo se tensa automáticamente y se separa de mí.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora