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Los siguientes días en el Centro de Entrenamiento fueron muy parecidos al primero, en ese tiempo aprendí a utilizar mejor las hachas, guías avanzadas para sobrevivir y como usar un poco el arco y flechas, aunque no creo que me sirva de mucho ya que prefiero los cuchillos o espadas.

En unos minutos estaré en mi sesión privada con los vigilantes, estoy sentado en la primera banca junto a los tributos del tres y del cuatro, que lastimosamente, serán nuestros aliados anqué jamás me fiare de ninguno a excepción de Lía, si no ganó intentaré hacer lo que pueda para que ella sea la vencedora.

-Jay Ruess- Me llama una voz.

Me levanto de mi asiento, intercambio una mirada con Lía y entro al gimnasio, allí están unos cuarenta hombres y mujeres vestidos con largas túnicas moradas.

-Puedes empezar- me dice una mujer de pelo azul.

Me quedo un momento pensando por donde empezar, así que primero hago lo que se me da mejor, tomo seis cuchillos que se encuentran en el puesto de armas arrojadizas, me dirijo hacia tres maniquís que están alineados, tomo el primer cuchillo, flexiono el brazo y lo arrojo rápidamente hacia el primer maniquí, veo que da justo en su corazón, inmediatamente lanzo el segundo cuchillo hacia su cabeza y acierto de nuevo, hago lo mismo con los otros maniquís sin fallar ningún tiro, veo que los vigilantes se quedan un tanto sorprendidos, pero se ve que quieren más, así que tomo una espada y lucho con un asistente, después de una pelea un poco difícil el hombre está en el piso junto a mis pies.

-¿Eso es todo?- vuelve a decir la misma mujer de pelo azul.

¿Cómo que eso es todo? ¿Qué más quieren? ¿No es suficiente? ¿Acaso quieren que me pare de cabeza y camine con las manos?

-Si- digo un poco enojado.

Sin esperar respuesta me dirijo hacia el ascensor, aprieto el botón número dos, cuando se abren las puertas entro apresuradamente y me siento en una silla junto a la ventana, enseguida Brutus, Enobaria y Aylen me están haciendo preguntas acerca de que hice.

-Muy bien- comenta Enobaria

-Con eso seguro te colocan un doce- añade Aylen emocionada.

-Tendrían que hacerlo- Dice Brutus al momento en que Lía entra por el Ascensor

Ahora todos están acosando a Lía, me da un poco de risa ya que ella está un poco confundida e intenta responder a todas las preguntas que le hacen, me levanto sigilosamente y tomo algunos postres de la mesa mientras me escabullo hacia mi habitación.

Unas horas más tarde después de acabarme casi todo lo que tenía me levanto para ver si ya está la cena, en el comedor están todos reunidos incluidos los estilistas.

Aylen me ve sorprendida y dice:

-¿Aún tienes hambre después de todo lo que comiste?

-Si- digo sonriendo- Claro que tengo hambre solo fueron unos pocos postres.

-Ojala que no se acabe la comida de hoy- dice reprimiendo una sonrisa

Después de una hora estoy realmente lleno, debí haberle hecho caso a Aylen y no comer demasiado, pero bueno estas pueden ser mis últimas comidas, me levanto para ir a mi habitación pero Enobaria me detiene porque están a punto de decir las puntaciones.

Nos sentamos frente al televisor y enseguida sale la foto del chico del uno que tiene un ocho seguido de su compañera que tiene un diez, siento como el corazón me palpita rápidamente, al momento en que sale mi foto me reclino un poco en mi asiento y enseguida aparece un diez.

Enobaria suelta un bufido, solo me quedo para ver la puntación de Lía que es de un nueve y me dirijo hacia mi habitación, me quito los zapatos e inmediatamente me quedo dormido

Todo el siguiente día me quedo encerrado en el piso tratando de aprenderme los diálogos que tengo para la entrevista de mañana, a las cuatro de la tarde me doy por vencido y salgo de mi habitación para hablar con Aylen y que me de consejos de como lucir mas distinguido, a la altura de alguien del Capitolio. Dos horas después ya sé cómo caminar y hablar elegantemente, salgo a comer y me encuentro a Lía practicando con Brutus, los saludo y regreso a mi cama, este día no ha sido tan cansado como los anteriores, me recuesto un momento y me pierdo en mis pensamientos hasta quedarme dormido.

Me levanto al día siguiente nuevamente sudando, por suerte no tuve ningún sueño, desde la mañana hasta la tarde me quedo hablando con Enobaria y ella me da más consejos de que hacer una vez que esté en la arena.

Ya esta oscureciendo así que mi equipo entra y me viste con un traje negro de adornos dorados, una vez listos salimos hacia el ascensor, se abren las puertas veo a los demás tributos ya en fila listos para entrar al escenario, Aylen se adelanta apartando a todos y nos formarnos entre los tributos del uno y el tres mientras entramos hacia el escenario.

Empiezan la entrevista con el chico del uno, su entrevista a mi punto de vista es aburrida y sin gracia, suena una campana que indica que su tiempo acabo y entra su compañera de distrito, el vestido que le colocaron resalta sus brazos musculosos su discurso es muy similar a su colega, finalmente menciona que quiere ganar por honor a su distrito y que agradece la hospitalidad del Capitolio.

Lía suelta una risita cuando su tiempo se acaba y hace una especie de rugido de guerra.

La campana me indica que es mi turno así que me levanto y me dirijo hacia Caesar Flickerman, que ahora tiene pintado su pelo de color verde agua, subo unas pocas gradas y él enseguida me tiende una mano, le devuelvo el gesto dice:

-Damas y caballeros el tributo del distrito dos: Jay Ruess- El público grita, así que hago caso a Enobaria y se los "agradezco".

Caesar hace callar al público, se sienta, mientras lo imito, para fingir que estoy cómodo me reclino en el asiento y cruzo mi pierna izquierda sobre la derecha.

-Dime Jay, ¿Qué te parece que este año nadie se haya presentado voluntario por ti?

-Bueno realmente me motiva mucho ya que piensan que soy lo suficiente fuerte como para ganar Los Juegos- miento- Y eso es lo que tengo planeado hacer.

-Oh, muy bien, esa seguridad me gusta en un tributo, pero pasando a otro tema, ¿quién era esa pequeña que te abrazo en el escenario de la cosecha?- dice- si no me equivoco podría ser tu hermana, ¿verdad?

-Sí, es mi hermana y le prometí que regresaría a casa, y como lo dije antes, así lo haré.

-¡Esa niña se ganó el corazón de Panem!- grita Caesar y el público igual, pero en ese momento suena nuevamente la campana e inmediatamente salgo del escenario.

Me dirijo directamente hacia las gradas con los demás tributos, Aylen y Enobaria se acercan.
-¿Que tal estuve?- Pregunto
- Perfectamente arrogante.- responde Enobaria.- Pero esa seguridad te hizo quedar bien frente al publico.
Las entrevistas terminan con la pobre chica del doce que esta llorando, Caesar trata de consolarla abrazándola.

Nos dirigimos en silencio al ascensor mientras pienso que necesito un poco de tranquilidad, voy directamente a mi cama y me quedo viendo al oscuro techo.

Mañana empezaran Los Juegos.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora