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El auto empieza a moverse por las iluminadas y elegantes calles del Capitolio. ¿Que querrá el presidente Snow de mi a estas horas? La vida nocturna en este sitio es muy similar a la de la mañana, es como si a la gente no le importara dormir, bueno, sus trabajos no deben ser tan pesados como en los distritos. Aunque en donde yo vivo, se pueda considerar como un paraíso a comparación de lis otros distritos, la gente de las minas sufre de igual forma que las demás personas, es por ello que la mayoria de jóvenes escogemos ser agentes de la paz.

Entramos a lo que parece ser una zona residencial, igual de lujosa que todo el Capitolio, a medida que avanzamos nos acercamos a una casa que esta sobre una colina, la que empieza a abrir sus puertas para que el auto pueda ingresar. De cerca esta casa es mas impresionantes de lo que me esperaba, su inmensa fachada hecha de marmol, brilla con suavidad y elegancia, ademas de que en su puerta de entrada esta esperándome una mujer.

- Pensé que iríamos a ver al presidente. - Pregunto al chófer.

- Esta tarea te la asignó el presidente, baja rapido, cuando la hayas cumplido estaré aqui para que puedas  regresar. - Asiento con la cabeza y bajo del auto, que inmediatamente sale de la casa.

A medida que subo las gradas, la luz ilumina el rostro de la mujer, es la misma que me habló en la fiesta, sigue igual que cuando la vi hace unas pocas horas.

-Hola.- Me limito a decir.- El presidente dijo que me tenia una tarea.

La mujer no me responde, me atrapa de las aperturas del traje y me besa, mi primer instinto es empujarla, pero algo me lo impide, ¿Como pude ser tan inocente? Habia escuchado hablarde esto, algunos de los vencedores, somos usados como juguetes para la socialité del Capitolio.   Ya sea para mantenerlos felices o que no hablen mas de la cuenta. La mujer no deja de pasar sus manos por todo mi cuerpo, de mi espalda y mi pecho hacia abajo, yo solo le sigo el juego, pero, de repente se detiene y se separa.

- ¡Ven aquí!.- grita, e inmediatamente un avox aparece.- Vayan al sauna y que se cambie de ropa.

Sin decir nada sigo al avox, al fin y al cabo mientras mas rapido se termine esto mejor o eso creo. Pasamos a la parte trasera de la casa y entramos a una habitación llena de fuentes de agua y muy calurosa, cada minuto, vapor que sale de unos tubos escondidos por toda la habitación, alli hay un simple traje de baño, un poco ajustado, me quito la ropa y me lo pongo, el Avox sale de la habitación y me quede sentado esperando. La puerta se abre y entra la mujer, sin cambiarse de ropa, me pide que se la quite y el juego comienza.

Ha pasado una hora, no fue tan malo, fue una experiencia interesante, estoy fuera de su casa nuevamente con mi traje, esperando al auto que me llevara nuevamente al Capitolio. No fue la primera vez que lo hago, pero no se asemeja en nada a como lo recuerdo, con el tiempo me acostumbrare, no me siento mal, como me han contado otros vencedores, que tras esto sienten como fueron simplemente usados. En fin, esto para mi será una parte mas de mi trabajo y seré indiferente ante esta situación.

Me subi en el Auto que acaba de llegar, el camino al centro de entrenamiento, en donde pasaré la noche se me hace muy corto. Al llegar no hay nadie a mas de un avox en la esquina, le pido de favor un vaso de agua y me voy a dormir, pero entro en mi cuarto y esta otra carta al parecer de Snow.

"Quiero felicitarte, por hacer un gran trabajo. Esta parte se tu vida te traerá muchos beneficios"
                                                -Snow

Junto a la carta, hay un paquete lleno de dinero, el cual tiene por remitente a Martinne J. Me imagino que es la mujer asi que lo coloco en el armario y me pongo a dormir que mañana regresaré al distrito dos y hablaré de esto con alguien.

Las mañanas son como cualquier otras en el Capitolio, Ayleen gritando para que me despierte o para que deje de comer mientras abordamos el tren que me llevara directo a casa. El trayecto no tiene ninguna complicación. Nuevamente me espera mi familia al momento de llegar. Los saludo cariñosamente y nos vamos a casa.

Al dia siguiente decido ir con Enobiaria para contarle todo lo que me paso, golpeo su puerta y ella abre, me recibe con un abrazo y me invita por un café.

- ¿Qué tal tu gira? .- Pregunta mientras se lleva la taza a sus afilados dientes.

-Normal, miradas de odio de la mayoriade distritos en especial del 4.- rio.- Pero me sorprendió que en el 1 me recibieran tan "calidamente" por asi decirlo.

- No me sorprende mucho, ellos saben las reglas al igual que nuestro distritos, no culpamos a los vencedores.

Ella tiene razon, en juegos pasados cuando tributos del 1 mataban a los del 2, la gente solo se sentia apenada, pero jamás demostraban ningun otro tipo de sentimiento a mas de la indiferencia cuando un vencedor nos visitaba.

- Y.....- Dice Enobiaria entrecortadamente.- ¿Algo que quieras contarme mientras estabas en el Capitolio?

- Si, bueno .- Digo con nervios.- Una mujer solicitó mi compañía.

- Ya me lo esperaba, eres un manjar para ellas. Tal vez no serán solo mujeres.- dice mientras muerde una galleta.

- ¿Tu también lo hiciste?

- Un par de veces, pero a la gente no parecio llamarle la atención y vio que soy mejor en otros ambitos.

- Y ¿como hago para que quiten su atencion de mi? .- pregunto

- No lo harán, además es mejor que hagas las cosas que te dicen sin cuestionar tanto, si aprecias a tu familia.

Se a lo que mi ex-mentora se refiere, conozco el caso de Johanna, asi que desde ahora seré el mejor amante que alguien quisiera tener.

72 Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora