CAPITULO 34

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NO EDITADO

232.01.16

Esa misma noche Hayleen se sentó decididamente al lado de Rod que conversaba con un chico llamado Aidan. Lyn recordaba haberlo visto cerca de Minho y también le parecía recordar que era parte del grupo cercano a Gally. Resultó que Aidan era un corredor y aparentemente era de los que seguían a Gally, lo cual hizo que al principio las cosas entre ellos resultaran bastante incomodas; Hayleen solo podía imaginar todo lo que su alma gemela podría haber estado diciendo, pero lo cierto es que a los pocos minutos el chico ya estaba hablándole sin parar.

-Parece que le caes bien -le susurró Rod al oído-. Y sí, antes que preguntes, siempre se convierte en una radio cuando entra en confianza.

-¡Escuché eso! -exclamó fulminándolo con la mirada.

-No te deberías ofender, después de todo Rod solo está diciendo la verdad -dijo de repente un chico sentándose a su lado.

-Él es Adam -lo presentó Rod, asegurándose de interrumpir a Aidan que estaba a punto de seguir discutiendo con el recién llegado para defender su honor.

-Un placer conocerte, preciosa -le dijo el recién llegado con una sonrisa coqueta-. Sin duda, voy a volver más motivado al Área, después de recorrer todo el día el laberinto, ahora que tengo la posibilidad de cenar con vos.

Lyn se sonrojó totalmente avergonzada por el descarado coqueteo, aunque supuso que debía haberlo esperado teniendo en cuenta que era la primera vez que veían una chica desde que tenían memoria y que muchos de ellos no tenían marca. Les lanzó una mirada a los otros dos chicos que conocía para que la rescatasen de la situación; de tan solo pensar en tener que soportar el coqueteo de Adam los próximos días le daban ganas de enterrarse debajo de la tierra y desaparecer. No es que el chico le cayese mal, el problema era ella que se sentía terriblemente incomoda y no sabía cómo responder a los cumplidos y coqueteos del chico casi desconocido.

-Deja de asustar a nuestra chica, Adam -lo retó Aidan, lanzándole una miranda tranquilizadora a ella en el proceso.

-Perdón, perdón...No pude evitarlo -agregó guiñándole un ojo y dejando más que claro que no iba a dejar de coquetear con ella.

Para su sorpresa, logró terminar con éxito la cena e irse a dormir sin tener que interactuar con ninguna de sus almas gemelas, aunque muchas veces los sentía mirándola desde lejos. Recostó a Seth en su cuna y se puso cómoda para poder acostarse en su propia cama.

Thomas.

Thomas.

Thomas.

Sus sueños estaban llenos de él desde que la había dejado muriendo por dentro. Empezaban con recuerdos que antes podrían haberse considerado felices y que ahora solo la dejaban tratando de arrancarse los puntos que la mantenían unida. Si bien esos ya eran más que suficientes para torturarla, su mente siempre terminaba evocando los recuerdos más tortuosos como él abandonándola o las muchas veces que había podido vislumbrar el monstruo que en realidad era. Esta noche claramente su mente estaba decidida a seguir atormentándola con el mismo recuerdo que la había atacado mientras estaba en el baño.

Se despertó sobresaltada y llorando. Todavía sentía en parte que seguía atrapada en el recuerdo convertido en pesadilla. Su garganta se sentía como si hubiese estado gritando al igual que lo había hecho en el sueño para que se detuviese y había unas manos tocándola que se sentían como cuando una de sus almas gemelas la tocaba. Supuso que en una situación así lo normal sería que eso la alterase más pero a ella le sucedía todo lo contrario; aunque supuso que mucho tenía que ver que podía notar que las manos no eran las de Thomas.

Destiny | Gally ~ Newt ~ Minho ~ ThomasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora