Destiny | Gally ~ Newt ~ Minho ~ Thomas

CAPITULO 42

NO EDITADO

232.01.30

-¿Cuánto tiempo vas a seguir resistiendo esto entre nosotros? –preguntó Newt colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja cuando vio los ojos de Lyn abrirse por la mañana; su voz se oía ronca y cargada de deseo, lo cual resultaba bastante habitual durante esos primeros momentos del día en los que se despertaban entrelazados.

-No hay nada entre nosotros -resultaba milagroso lo normal que logró hacer salir su voz, cuando su corazón latía como si estuviese a punto de explotar-. Pensé que ya había dejado en claro que te veo como un amigo ...Y no quiero que se repita lo de anoche.

-¿Así que no te sientes nada atraída por mí? -todavía sin inmutarse, Newt eliminó los escasos centímetros de distancia entre los dos; el calor de su cuerpo tan cerca que le resultaba imposible de ignorar.

Hayleen no contestó, no podía responder, se sentía igual de impotentemente congelada que en la oscuridad de la noche con las manos de él sobre su piel; el deseo una vez más obstruyendo su garganta y haciéndole imposible simular que él no la afectaba.

-Porque yo sí que te deseo -sus ojos entrecerrados recorrieron el cuerpo de Lyn-. Y anoche parecía que sentías lo mismo que yo.

Hayleen debió saber que Newt no dejaría pasar lo sucedido la noche anterior; había respetado su decisión de detenerse, pero a la luz del día, después de aparentemente haber respetado su decisión, volvía a intentar nublar su mente y su juicio. Lamentablemente para ella, esas horas de sueño no habían hecho desaparecer la tensión entre ellos. La atracción incluso parecía un millón de veces más potente; ardía violentamente en su interior, y Lyn podía sentirla latir dentro de ella cada vez más fuerte. La mirada de Hayleen no podía despegarse de su boca, de la curva sensual de su labio inferior, por más que se decía a sí misma que debía dejar de mirarlo hipnotizada. Tan solo había pasado unos escasos minutos despierta y ya se encontraba extrañando sus besos; echaba de menos las intensas arremetidas de su lengua, y la forma en la que gruñía cuando se entrelazaba con la de ella.

Distancia; ella necesitaba retroceder. Era importante que ella fuese fuerte y luchase contra la evidente atracción sexual que sentía por Newt y... No había forma de escaparse de la energía sexual que quemaba todo el oxígeno que los rodeaba, no cuando sus cuerpos seguían rozándose entrelazados sobre la cama.

La cabeza de Newt se inclinó, su boca a centímetros de la de ella. Hayleen se quedó mirando embelesada la forma en la que su lengua salió para humedecer el labio superior. Levantó la mano hacia el rostro de Lyn y las yemas de sus ásperos dedos acariciaron su mejilla. Hayleen se estremeció deseando más, pero ese ligero roce era lo que necesitaba para darse cuenta de que necesitaba detenerlo urgentemente.

-No importa lo que te pareció anoche -Lyn movió la cabeza para alejar su rostro de sus dedos pecaminosos-. Sólo fueron las hormonas del embarazo. Te veo solo como amigo y eso no va a cambiar -agregó escapándose de la cama para ir a desayunar, totalmente frustrada al notar la humedad entre sus muslos.

Hayleen sabía que lo que le había dicho a Newt eran puras mentiras, pero no pensaba decirle que todo era culpa del vínculo que los unía y que él era su alma gemela...Aunque ella no quería que él lo fuese. Sin embargo, culpar a las hormonas del embarazo no era una total mentira, lo cual quedó evidenciado cuando ya sentada en la mesa del desayuno seguía frustrada sexualmente a un punto casi doloroso. Lyn quería gritarle a su cuerpo que ya había obtenido más de lo que ella estaba dispuesta a darle cuando Minho se la había follado contra la pared de la Finca, pero su cuerpo solo parecía capaz de concentrarse en el calor del muslo de Minho presionándose contra el de ella mientras terminaban de desayunar y sus ojos no parecían capaces de apartarse de la forma en la que sus músculos se tensionaban cuando se movía; eso sin mencionar a los lugares que iba su cerebro cuando sus miradas se encontraban llenas de secretos compartidos.