𝐼𝐼

948 147 15
                                    

– En un momento arreglaremos el desastre y ofrecemos una disculpa a su majestad.

El padre de Beomgyu sostenía su cabeza obligándolo a inclinarse más de lo normal en señal de arrepentimiento y disculpa.

– Que no vuelva a suceder, por favor. – El consejero dijo tranquilamente. – Al príncipe le gusta mucho su jardín de rosas y no sería prudente destruirlo.

Soobin se retiró de la cocina, en dónde se encontraban Beomgyu y su padre, caminando con las manos en la espalda.

Beomgyu sintió un leve golpe en su cabeza y rápidamente la cubrió.

– ¿Quieres que nos despidan después de tanto tiempo sirviendo al rey? – Preguntó su padre en voz baja y Beomgyu negó con la cabeza. – ¡Entonces haz bien las cosas! Ve a componer el desastre que ocasionaste.

El pequeño jardinero caminó cabizbajo bufando y haciendo muecas al piso.

"Entonces haz bien las cosas" – Arremedó. – En mi defensa, si el príncipe no me hubiera sorprendido de esa manera nada hubiese pasado.

Al llegar al lugar, observó hacia el balcón para cerciorarse de que el príncipe no estaba cerca y una vez completamente seguro de ello, pateó los pedazos de maceta ocasionando solamente que rebotaran en sus pantorrillas y se hiciera un pequeño raspón. Suspiró y dándose por vencido se sentó en la tierra para seguir con su trabajo.

"Al príncipe le gusta mucho su jardín de rosas y no sería prudente destruirlo." – Repitió en voz grave. – Obviamente sé que le gusta su jardín de rosas, no por algo trato de que se vea más hermoso cada día... ese gigantón que se cree tanto y solamente es tres meses más grande que yo, al final él también es un empleado más.

Beomgyu retiraba la tierra para colocar nueva y replantar algunas rosas y flores, disfrutaba mucho de su trabajo y saber que le gustaba al príncipe lo hacía muy feliz.

– El príncipe es solamente dos años más grande que yo... pero siempre es tan atento con nosotros que ni siquiera parece de la realeza y es muy dulce y guapo también. – Beomgyu se sonrojó ante tal pensamiento y decidió ignorar el hecho de que esas palabras habían salido de su boca.

Suspiró y continuó con su trabajo puesto que no quería que volvieran a regañar a su padre por su culpa y después que lo reprendiera a él, sólo quería mantener las cosas en orden, pero a veces era un poco torpe y nervioso.

A decir verdad, Beomgyu era un poco estricto en cuanto el trabajo que realizaba; no le gustaba que el jardín quedara sin "armonía" y por eso le dedicaba tanto tiempo a este o al menos esa era la excusa que solía ponerse a sí mismo. Las flores que abundaban en el jardín del príncipe eran hermosas y cualquier persona con sentido común sabría que no pertenecían  al reino.

Sin embargo, su padre pensaba que las sacaba del bosque colindante al castillo, pero lo que no sabía era que Beomgyu había encontrado algo fuera de este.

Cuando era pequeño, Beomgyu se soltó de la mano de su padre y comenzó a seguir la silueta blanca de una mujer la cual lo guió hasta una hermosa cascada más allá del bosque. Desde ese día siempre regresaba ahí para verificar que no había sido un sueño y que realmente existía.

– No es mi culpa ser así de nervioso y tampoco que me asuste tan fácil, no lo hago a propósito ¡lo juro! – Hablaba mientras empujaba la carreta. – Es que cuando se trata del príncipe me pongo muy nervioso...

No era un problema para Beomgyu cargar con esa carreta todo el camino, mientras su príncipe fuera feliz, él haría lo que fuera para mantener ese jardín hermoso.

I know places // YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora