𝒳𝒳

668 125 33
                                    

Beomgyu veía recargado las estrellas en el cielo oscuro y suspiraba mientras escuchaba la música a lo lejos.

No sabía cómo había podido lograr subir al balcón del príncipe y solamente para observar su jardín desde otra perspectiva.

Su jardín... el jardín que siempre arreglaba para él, era cómo él decidía demostrarle su amor o cómo lo quería y aunque lo hiciera inconscientemente, representaba su corazón y sus sentimientos hacía él.

— La fiesta es abajo, ¿qué haces aquí?

La voz de Yeonjun había tomado por sorpresa a Beomgyu quien rápidamente se alejó del barandal.

— Majestad, lo lamento, en seguida me voy. — Se disculpó apenado.

— Nunca dije que quería que te fueras, solo quiero saber qué haces aquí. — Hablaba el príncipe desde el umbral de la puerta.

— Me gusta como se ve el jardín desde aquí, es realmente hermoso. — Volvió su vista al frente.

— Tú eres quien lo mantiene así, deberías estar feliz con tu trabajo.

— ¿A usted le gusta? — Yeonjun asintió. — Entonces estoy feliz.

Ambos se quedaron en silencio observando el jardín mientras una hermosa melodía se reproducía por todo el castillo.

— ¿Beomgyu? — Preguntó el príncipe desde el umbral de la puerta.

—¿Sí? — Respondió sin apartar su vista de enfrente.

— ¿Quisieras bailar esta pieza conmigo?

— ¿Pe-pe-perdón? — Tartamudeó volteando lentamente.

— Que si quieres bailar conmigo. — El príncipe se acercó y le extendió la mano esperando a que la tomase.

Con un poco de inseguridad, Beomgyu aceptó su mano y Yeonjun juntó sus cuerpos haciendo que sus caras quedaran a pocos centímetros de distancia. Comenzaron a bailar lentamente y, aunque los pasos de Beomgyu fueran un poco torpes, ambos estaban creando un recuerdo que tal vez nunca olvidarían.

Yeonjun observaba cómo el jardinero mantenía su mirada en sus pies para poder bailar sin equivocarse, cosa que no había dado resultado pues era la tercera vez que pisaba al príncipe, y en su estómago pudo sentir un algo tratando de escapar.

— Majestad, verdaderamente, usted baila cómo la mantequilla... ¿Hay algo que no haga bien? — Preguntó asombrado al ver las habilidades del príncipe.

— Beomgyu... — Llamó.

El jardinero alzó su cabeza y se encontró con dos hermosos ojos observándolo profundamente y, de nueva cuenta, pensó que las estrellas explotaban en los ojos de su príncipe.

Yeonjun se alejó de él por unos instantes, le sonrió mientras inspeccionaba su cara pensando en qué parecía un rey sacado de un cuento de hadas; su cabello recién cortado color café, su largo saco color azul rey, su camisa y pantalón blanco hacían que luciera como la realeza y parecía que con sus hermosos ojos color café lo hipnotizaba.

Con una mano lo atrajo hacia él bruscamente y con la otra acarició su mejilla suavemente.

— Majestad...— El jardinero susurró.
Algo nervioso, Yeonjun tomó con su otra mano el rostro de Beomgyu y lo acercó lentamente, provocando que sus labios estuvieran a centímetros de distancia y sus alientos calientes chocaran. Pero, para la sorpresa de Yeonjun, Beomgyu fue él que unió sus bocas mientras sus manos sostenían la camisa del príncipe.

Fue un beso cálido, dulce y corto, pero las emociones que había provocado en ambos chicos jamás podrían ser reemplazadas por algo u alguien más.

Se separaron lentamente, se sonrieron y mientras bailaban bajo la luz de la luna la primera nevada de diciembre llegó.

I know places // YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora