𝒳𝐼𝐼

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Yeonjun observaba aburrido el cielo desde su gran balcón.

El verano había llegado y el calor que hacía realmente lo cansaba; bajó la mirada hacia su hermoso jardín y pensó que iba a necesitar que le dieran mucho mantenimiento porque tal vez el sol podría quemar sus rosas y arruinarlas.

Yeonjun bajó su vista hacia este y observó al pequeño jardinero rascarse la cabeza mientras parecía hablar consigo mismo. No quería entrometerse así que decidió verlo de lejos.

— Estoy preocupado... — Dijo el jardinero. — Me voy a ir todo el verano y ustedes se van a quedar solas, ¿qué van hacer sin mí? ¿Quién las va a cuidar? Con tanto sol no creo que llueva... y no creo que mi padre pueda regarlas por su cuenta.

Beomgyu, estresado, soltó un suspiro y se agachó para juguetear con las plantas. — ¡Por favor! Cuídense mucho, no se vayan a morir hasta que yo regrese, ¿de acuerdo? ¡Prométanlo!

— ¡Beomgyu!

El muchacho escuchó su nombre, indicando que ya había llegado el momento de irse y salió disparado en esa dirección. 

Por otra parte, después de escuchar la conversación del jardinero con las flores, Yeonjun se sintió responsable por su jardín y prometió que él lo mantendría vivo hasta que Beomgyu llegara de sus vacaciones.

Y así fue cómo Yeonjun cada noche, después de un largo día de estudios y charlas con su padre, bajaba cuidadosamente por su balcón y regaba su jardín para mantenerlo vivo hasta el regreso de Beomgyu.

I know places // YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora