E p í l o g o

716 131 35
                                    

El otoño terminó, indicando que el invierno había llegado y que toda la ciudad ya no vería las hojas de maple caer, ahora vería el lago, los puentes y árboles congelados y cubiertos por la nieve.

En la florería más hermosa y barata de la ciudad, trabajaba un chico de 21 años con cabello un poco arriba de los hombros color café, al igual que sus ojos, y una linda sonrisa que parecía alegrar a cualquier cliente que entraba.

"¡Buenos días! ¿En qué le puedo ayudar? ¿Qué clase de arreglo busca? ¿Me permite hacerle una recomendación?"

Era su diálogo de todos los días, pero lo disfrutaba tanto que no podía quejarse por más que quisiera y se sintiera cansado.

— ¡Ya me voy! Por favor cierra y ve con cuidado a tu apartamento. — Le ordenó una voz femenina desde la puerta.

— ¡Cuídese y nos vemos el lunes!

Beomgyu terminaba de arreglar el cuarto de atrás dejando todo listo para que las flores pudieran sobrevivir el domingo sin él.

— ¿Van a estar bien? Prometo no tardarme. — Dijo disculpándose mientras les hacía cariñitos. — Bueno, creo que ya he terminado por hoy.

Comenzó a desabrochar su mandil color café cuando la campana de la puerta sonó.

— ¿Hola? ¿Hay alguien? — Escuchó la voz de un chico desde el mostrador.

Beomgyu se acercó con una pequeña sonrisa. — Buenas noches, ya está cerrado.

— Oh, no me digas eso, por favor. Solamente quiero comprar un ramo de rosas rojas, por favor... son para mi novio. Hoy fue nuestro aniversario y lo olvidé por completo.

— ¿Rosas rojas? — Preguntó sintiendo lástima por el joven que estaba del otro lado del mostrador. — Uhhh, supongo que puedo hacer una excepción.

— ¡Muchísimas gracias! — El chico de cabello azul hizo una reverencia y le regaló una sonrisa tímida mostrándole sus hoyuelos.

Beomgyu preparó el ramo rápidamente y se lo entregó para cobrar después. — Espero que te vaya bien con tu novio y arreglen las cosas.

— ¡Te debo una!

El chico de cabello azul salió corriendo del establecimiento y pocos minutos después Beomgyu también hizo lo mismo.

Llevaba puesto un gorro color blanco junto con un suéter color amarillo, unos jeans desgastados y un par de botas café que su padre le había regalado antes de fallecer.

Caminaba solitario bajo la luz de la luna pensando en que no había comido desde la mañana y que probablemente llegaría a preparar pan con queso a su viejo departamento. No tenía mucho dinero, pero trabajaba con esfuerzo para pagar su alquiler y su universidad y de vez en cuando su hermano mayor le mandaba para cualquier gasto extra que no pudiese cubrir.

Se detuvo y observó la luna junto con las estrellas, le transmitían paz y tranquilidad al igual que la naturaleza que lo rodeaba y por un momento el sonido de la intranquila ciudad había desaparecido.

— La luna está hermosa hoy.

Beomgyu sintió la presencia de alguien, volteó a ver de quien se trataba y su corazón se detuvo por un instante; un chico alto de cabello negro y labios carnosos que vestía un elegante traje color negro y portaba una bufanda color rojo lo observaba detenidamente.

— ¿Nos conocemos? — Preguntó el florista. — Solamente es una duda, no quiero que piense que soy grosero o algo por el estilo...

— No lo sé, ¿nos conocemos? — Respondió el joven riendo. — También siento que nos conocemos, tal vez en alguna vida pasada nos conocimos.

Beomgyu rio y le regaló una sonrisa.

— Por fin te encontré.

— ¿Disculpa?

— Yeonjun. —  Extendió su mano. — Mi nombre es Yeonjun.

— Yo soy Beomgyu. — Dijo aceptándola.

— Puedo morir en paz. — Pronunció Yeonjun volteando a ver la luna.

Y así fue como la primera nevada cayó.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 01, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

I know places // YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora