𝒳𝒳𝐼

656 125 20
                                    

Yeonjun lavaba la espalda de Beomgyu con una esponja y agua caliente.

Eran las tres de la mañana y ambos chicos se encontraban desnudos en la dorada tina del príncipe. Después de haber caminado durante horas alrededor de la cascada con la nieve cayendo sobre sus cabezas y que el jardinero se resbalara lastimando su espalda, Yeonjun había insistido en bañarlo y curarlo.

Beomgyu se encontraba recargado en el desnudo pecho del príncipe mientras acariciaba tiernamente sus piernas.

— ¿Yeonjun? — Preguntó deteniendo su acción.

— ¿Qué sucede? — Respondió el príncipe extrañado. — ¿Por qué te detienes? No te detengas.

— Lamento ser tan torpe a veces... — Beomgyu volteó y le regaló una débil sonrisa. — Gracias por bañarme y curarme.

— No eres torpe, sólo eres un poco distraído. — Bromeó y le sonrió de vuelta. — No me tienes que agradecer, haría cualquier cosa para que te sintieras bien.

— ¿Me bañarías cada vez que estuviese adolorido? — Preguntó el menor divertido.

— Cada vez.

Beomgyu regresó su vista al frente continuando con su actividad, mientras que el príncipe depositó un beso en la pequeña cabeza del jardinero y ambos se quedaron en silencio observando la blanca pared.

Ninguno habló después creando un silencio cómodo y tranquilo que ambos disfrutaban. La poca luz de luna que entraba por la pequeña ventana era suficiente para que pudieran bañarse y observarse.

El aroma a jabón y rosas hacía que se vieran envueltos en un ambiente de paz y amor.

— ¿Yeonjun?

— ¿Mhhh? — Respondió el príncipe, quien se estaba quedando dormido, automáticamente.

— ¿Podrías prometerme algo?

— ¿Qué es?

— Qué nunca me pondré triste.

— Lo prometo.

— Me gustaría quedarme así para siempre.

I know places // YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora