𝒳𝒳𝐼𝒱

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Beomgyu observaba desde la ventana de la cocina a Yeonjun y a Soobin caminar juntos dando y compartiendo risas y pensó que ese debería ser él.

Debería ser él quien lo hiciera reír, debería ser él quien caminara junto a él, debería ser él quien pasara tiempo a su lado.

— Niño, ¿qué estás haciendo? Tenemos mucho trabajo, la boda es la próxima semana y tú sigues con esa actitud irritable y distraída. — Llamó su atención una de las cocineras.

La boda era la próxima semana... entonces, ¿la próxima semana todo terminaría? La próxima semana se escuchaba demasiado pronta.

— No quiero que sea la boda. Es demasiado pronto. — Beomgyu habló para sí, pero la cocinera logró escucharlo.

— Niño... ¿de qué hablas? Mejor ponte a realizar tus quehaceres y no te distraigas.

Sin más que decir, Beomgyu salió de la cocina y se dirigió sin ánimos hacia las cosechas del castillo, no sin antes dar un último vistazo a Yeonjun y Soobin quienes ahora estaban sentados en una banca señalando el cielo azul y riendo cómo dos jóvenes enamorados, o al menos así lo pensó él.

Consumido por los celos, estaba dispuesto a ir y armarle un escándalo al consejero quien inspeccionaba detalladamente la cara de SU príncipe el cuál hablaba sin darse cuenta de lo que hacía el pelinegro.

Beomgyu observaba atentamente cada movimiento que hacía Soobin y cuando vio que planeaba tomarle la mano a Yeonjun, furioso, se remangó la camisa y aclaró su garganta. — ¡Oye tont-

Unas manos se colocaron sobre su boca impidiendo que hablara y lo empujaron bruscamente hacia un lado.

— ¿Qué planeabas hacer? ¿Meterte en más líos con ese consejero? ¿Quieres que nos despidan? ¿Eso es lo qué quieres? — Preguntaba su padre enojado.

— ¡Quiero proteger y cuidar lo que es mío! — Gritó en un susurro Beomgyu apartando las manos de su padre de su boca.

— Entonces a eso se refería... pensé que habías robado algo o cometido una tontería. — Suspiró su padre sentándose en la yerba.

— ¿De qué hablas? No te entiendo. — Preguntó Beomgyu imitando su acción.

— Ese niño... ese niño me dijo, más bien, me advirtió sobre un crimen que habías cometido... un crimen muy grave... pero no pensé que hablara sobre esto... no me digas que tú... ¿te enamoraste del príncipe?

El jardinero volteó con ambos ojos llorosos y asintió levemente. Después de buscar una respuesta en los ojos de su padre, comenzó a llorar desconsoladamente en un silencio profundo.

Sintió los brazos de su padre a su alrededor y por unos instantes le recordó a la sensación que tenía cuando Yeonjun lo abrazaba: un lugar seguro.

— El amor joven es hermoso... una vez tuve uno y no terminó como esperaba.

Beomgyu lo observaba y podía ver que sus ojos también se llenaban de lágrimas. — ¿Qué sucedió?

— Era muy jóven, fue antes de conocer a tú madre... ella se fue. Ella me dejó por alguien más y me abandonó... ella me negó, pues ella era alguien importante y yo un don nadie. — La voz de su padre comenzaba a quebrarse. — Hijo, este romance tuyo y del príncipe no va a terminar bien... hay una gran diferencia entre ambos, mejor termínalo antes de que te termine haciendo daño a ti.

— Pero... yo lo amo, lo amo en serio. — Beomgyu ahogó un sollozo. — Quiero estar con él para siempre y yo sé qué él también quiere estar conmigo... él me prometió que nunca me pondría triste y que me cuidaría.

— Hay promesas que simplemente no pueden ser. — Pronunció y débilmente, observó el corazón de su hijo romperse. — No dejes que esto acabe contigo, tienes que ser fuerte.

Beomgyu sollozaba fuertemente en los brazos del hombre provocando que este lo abrazara aún más fuerte para calmarlo.

Una vez que su llanto cesó por completo, lo soltó y le dedicó una débil sonrisa.

— Ven, te prepararé pan con queso.

I know places // YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora