Mis tonos en tu lienzo

Capítulo 8: Museo.

Debo de estar loco con solo el hecho de querer aceptarle una salida al profesor, pero siendo sincero no tengo otra opción que acceder a sus peticiones, es lo menos que puedo hacer para compensar el poco trabajo que he hecho. Además, como empleado debo de tenerle un poco mas de respeto a mi jefe... Esa palabra tiene un gran peso en sí, hace mucho lo idolatraba por completo, pero sinceramente no recuerdo cuando fue que decayó esa admiración por él. Quizá sea esa manera tan particular de exponerse en público, me parece tan ridícula. Pensando en sus antecedentes es probable que se vista como la Mona Lisa por el simple hecho de que vamos a un museo.

Ya he tocado el terreno artístico, Son las 14:25, cinco minutos antes de la hora pautada, aunque ya mencionó por mensaje que ya se encontraba por estos lares, pero he caminado un buen rato en todas las direcciones y no logro encontrarlo. Al seguir caminando observé a una persona bailando de forma extraña, su vestimenta era parecida al hombre de paja de la película el mago de oz, pero trae en si muchas diferencias, como el hecho de que su traje era muy colorido y la mascara era la que usaban los doctores en el siglo XVII aquella que tiene forma de pico de ave. Parecía estar haciendo algún tipo de expresión corporal ya que gesticulaba todo tipo de movimientos extraños salidos de un ritual. Tenia un tipo de deposito debajo de el para que la gente dejara algunas monedas al pasar.

No puede ser el...

Definitivamente no tiene que ser el profesor...

Nuestras miradas conectaron y en medio de su baile exótico me lanzo una especie de soga invisible, a su vez hacia un movimiento que daba a entender que me estaba atrayendo, definitivamente era el...

Me acerqué y el seguía jalando su cuerda ficticia. No pude soportar mas y al estar de frente le pregunté:

—¿Qué necesidad hay de que se vista de esa manera?

Mantuvo el silencio, saca un globo de uno de sus bolsillos que tiene en el torso y empezó a inflarlo, al estar lleno empezó a retorcerlo para darle así una figura de animal que se asemeja a la de un perro o eso creo. Extiende sus manos mientras da unos saltos con sus piernas anchadas.

—¿No le parece demasiado hacer este tipo de cosas? —Pregunté con un tono serio y un poco más fuerte—.

Me enseña la mano que andaba cubierta con un guante blanco y la adentra en otro de sus bolsillos está vez de su pantalón. Saca un puñado de confeti y lo lanza hacia los aires para luego bailar a mi alrededor.

—No vine hasta aquí a verlo hacer el ridículo, ya es hora de comportarse como un hombre de su edad, en serio me decepciona... De verdad llegué a pensar que valía más que esto.

Mientras daba la vuelta para largarme del sitio me topo con el verdadero profesor de frente.

—Se que eres una persona de la brigada anti diversión Estivi, pero no deberías de ser así de rudo con los demás.

Me impacte al ver que la persona que tenia frente a mi era el mismo profesor, portaba un elegante traje café, una camisa beige, pantalones a la altura de su saco, zapatos pardos, pero apuntando mas al rojo y una corbata negra con pequeñas rayas bermellón.

—Pero usted... ¿Qué hace vestido así? —Pregunté sin tener algún comentario al respecto—

—Lo mismo debería de preguntarte, venimos a un museo, no ha drogarnos en la plaza. El arte se respeta Estivi.

—Y me lo dices tu...

Redirijo mi atención hacia el hombre disfrazado y trato de expresarle una disculpa.

—Lo siento, pensé que era mi profesor, no era mi intención...

En ese instante hace unos movimientos extraños con sus manos, lo cual se hacia inevitable no seguirle con la mirada, metiendo su mano izquierda en el bolsillo delantero de su saco y con la otra me llena todo el rostro de crema batida que tenia en una lata. Sinceramente estos son los momentos que mas me arrepiento de haber salido de mi casa.