Capítulo 18: Noche estrellada.

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El viernes se presenta y me encuentro volcado en el sofá viendo el techo, pensando lo que puedo hacer. Marta se encuentra armando un rompecabezas en la mesa, donde se supone que estaba participando con ella, pero les tengo poca paciencia, me estresé y acosté en este mueble.

—Tanto que odias a botita y lo andas imitando. —Dice Marta mientras sigue en su rompecabezas.

—No es como si tuviera algo más por hacer. —Respondí mientras giro mi teléfono—.

—Podrías venir a terminar este rompecabezas conmigo, diez mil piezas no se arman solas.

—No creo que me motive armar un rompecabezas de gatos jugando póker, semejante a la obra de Cassius Marcellus Coolidge.

—Otra vez hablando cosas que no entiendo. ¿Por qué no te pones a pintar si andas aburrido?

—Ya quisiera, pero Verónica no responde mis mensajes.

—La echas de menos ¿No? —Acompaña con una risa picara.

—No lo suficiente, solo es algo por conveniencia, ella necesita mi dinero y yo su presencia para mi trabajo.

—Lo que digas... Pero mi intuición femenina dice que te gusta.

—¿Gustarme por qué? ¿Qué hay de ella que pueda atraerme? ¿Acaso será el perfume de hombre que siempre queda en su ropa? —Dije con sarcasmo.

—Diciéndolo así, se nota que le prestas bastante intención.

—Como diga... —Me levanto del sofá—. Creo que iré a cortarme el cabello.

—¡Ya era hora!

—No creo verme tan mal con el cabello largo... —Digo mientras me coloco el gorro—. Suerte armando el rompecabezas, y atento a que ninguno de tus gatos toque ese lienzo.

—Si, ya deja el drama y ve a cortarte las greñas. —Responde con fastidio.

Entre bostezos voy camino al salón de belleza. Desde hace meses no me cortaba el cabello, aunque tampoco le veía la necesidad ya que siempre uso un gorro pasamontañas; el día de hoy lo puedo percibir un poco más agradable, eso significa que el otoño ya está cerca. La pregunta sería ¿Qué tipo de corte debería de hacerme?, no tengo la más mínima idea.

Al entrar tome asiento para poder esperar mi turno, al parecer el día de hoy no había tantas personas por esperar así que con mucho gusto espere a mi llamado. Mientras observo a las personas que le están cortando el cabello, escucho la conversación que tienen dos hombres de casi tercera edad a mi lado.

—Te lo digo, Fifi es un amor. Sabe cómo tratar un hombre, es una mujer hecha para estar en la cama y deshacerte como el azúcar. —Dice el hombre de forma poética.

—Eso es porque aún no has probado a Verónica. —Al escuchar ese nombre mi oído timbró—. Ese si es una mujer que sabe satisfacer, la conocí por un colega y créeme que desde ese día no me canso de llamarla, últimamente se encuentra muy ocupada, por eso tiene una agenda apretada, pero créeme que una vez a la semana la estoy solicitando para poder montármela como si no hubiera mañana.

—Putas como esas deben de estar cogiendo a toda hora, lo importante es encontrar aquella que pueda tener una concha tan cerrada como una virgen, sino no me llenaría en lo absoluto.

—Disculpen. —Intervine—. No creo que ese sea un tema de conversación adecuado para este salón, hay niños presentes que están escuchando todo lo que dicen.

—Si, tienes razón en ello. —Prosigue la conversación entre susurros—. Aunque no ha estado cogiendo tanto, ella siempre es directa, así que al preguntarle me ha dicho que solo se encuentra trabajando para un artista y a veces pasa tiempo con él.

Mis tonos en tu lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora