Capítulo 22: Anhelos en el Capricho I.

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Los días avanzan y mi bloqueo no me lleva a nada. Un tanto frustrante, porque una vez que por fin siento un avance en mi trabajo el lado creativo decide frenarse ante mí. Recuerdo que cuando el profesor me contrató pase por lo mismo, pero una vez que conocí a Verónica pude inspirarme y avanzar en ello, pero... ¿Por qué ahora que la tengo cerca me es imposible concentrarme y realizar mi trabajo? ¿Qué cambió desde entonces?

—Esta ensalada de pepino y tomate le quedo muy bien. —Dije mientras almorzaba junto a Marta.

—¡Muchas gracias!, pensé que no lo haría ya que en mi alacena se había acabado el pepino, pero por suerte en la cocina había uno orillado en el mesón.

—. . .

Mi mente se encontraba en blanco, no quería pensar algo en específico. No quiero indagar en los desafortunados recuerdos que poseo en esta vida, no quiero interrumpir la paz de mi existencia, no quiero... —Suena el timbre y Marta va camino a la puerta para ver quien es.

—¡Marta! —Expresa Verónica mientras salta a los brazos de mi vecina.

—¡Hola pequeña! —Empieza a susurrar—. ¿Sabes por qué Steven de repente se quedó estático? Lleva como más de una hora sin moverse de donde esta luego de darle un mordisco en su comida.

Verónica hace la cabeza para un lado a observarme.

—¿Ahora que tienes? ¿Es acaso un ritual hippie que tienen los artistas? —Me pregunta.

—...

—¿Ves?, no reacciona a nada de lo que se le diga. —Dice Marta preocupada.

—Creo que tengo la solución... —Dice Verónica decidida—. Oye, Steven. —Se baja el escote y revela sus senos.

—Parece ser que lo pusiste más pálido. —Dice Marta alterada.

—Qué raro, normalmente lo desconcertar que me desvista frente a él de esta manera... Creo que si es algo serio.

—¿Crees que un espíritu maldito cayo hacia el por tanta negatividad?

—De ser así que lastima por el espíritu... —Dice Verónica—. ¿Qué hiciste de comer? —Expresa mientras toma asiento ignorando toda la situación.

—Hice pisto manchego, acompañado de pan y una ensalada de pepino y tomate.

—¡La ensalada de pepino y tomate es mi favorita! —Comienza a devorar a cucharadas. ¡Que delicia!, la comida te quedo estupenda, es probable que Steven quedo encantado con el platillo de hoy y solo tiene un ataque de impresión.

Escuchar a Verónica nombrar aquel ingrediente que he tratado de olvidar durante todo este tiempo me dio un mal sabor de boca... Tanto así que sentí como me desvanecía por completo del asco.

—¡Steven! —Dice Marta preocupada.

—¡Marta me tienes que pasar la receta de esta ensalada de pepino! —Expresa Verónica con naturalidad pese a que me desvanecí de su lado.

No sé por cuanto tiempo, pero mi mente empezó a navegar en mis recuerdos. Recordando los días que pasaba junto con mi amigo Peter. En el verano del 2005 ambos estábamos realizando la tesis final para culminar nuestro bachillerato en artes. Me encuentro en su habitación mientras que el disfruta de jugar videojuegos, usualmente me la mantenía en su casa luego de terminar las clases.

—¿Tienes alguna idea que deseas representar? —Me pregunta Peter mientras toma un refresco y luego vuelve a tomar su mando ya que anda jugando al Mortal kombat.

—No tengo idea, últimamente me siento bloqueado. No hay más nada que un lienzo en blanco.

—Steven, pero los lienzos en blanco no existen. ¡Nosotros permitimos que lo hagan! —Dice mientras empieza a presionar sus botones de forma frustrada.

Mis tonos en tu lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora