Capítulo 14: Ambiente familiar.

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Culminé mi domingo recogiendo a mi bella doncella que se encontraba aprisionada ante el castillo de la ley. La razón de su detención se debe por mantener relaciones sexuales a la intemperie, es decir: exhibicionismo. No obstante, solo lograron atraparla a ella ya que el otro chico simplemente se subió los pantalones y dio a la fuga, por desgracia ella se encontraba semidesnuda y no tenía la misma agilidad que posee al desnudarse. Según me contó, por pillarte en esa situación llevaría poco más de seis meses a un año de prisión. Pero debido a sus grandes habilidades de seducción pudo conquistar a uno de los policías y este simplemente cambio el papeleo bajo perfil ante un delito menor.

Así es como hoy, lunes 30 de agosto. Tengo a esta encantadora damisela en mi departamento chismoseando con mi vecina mientras jugamos un juego de cartas llamado Uno el cual propuso antes de empezar a trabajar.

—Y es allí donde tuve que llamar a mi hermoso Steven para que acudiera ante mi socorro. —Dice Verónica mientras tiene en sus brazos a botita, uno de los gatos de Marta y luego procede a colocar una carta en el pozo—.

—Me impresiona como la juventud de hoy en día lleva ese libertinaje de hacerlo hasta en un parque acuático. —Expresa Marta mientras coloca una carta—.

—Con este verano ¿Quién no entra en calor? —Junta sus manos en su rostro y comienza a reírse—.

—Ya hablamos mucho sobre ti y jugado lo suficiente, creo que es hora de trabajar. —Interrumpí su momento mostrándome con autoridad—.

—Pienso que eres un fanfarrón los lunes, coloca la carta que quiero hacer mi jugada.

—¿Fanfa que? —Coloco la carta con indignación—.

—Steven, sé que tienes trabajo, pero acaba de llegar tu visita. —Interviene Marta con su charla motivacional—. Es bueno que respires esos aires placidos de un entretenido compartir.

—Tiene razón. —Dice Verónica mientras coloca la carta que devuelve el turno (rojo) acompañada de un +4 —Toma esto por aguafiestas, y si te aburre tanto que hable de mí empieza hablar sobre ti. —Empieza a jugar con las patitas del gato—.

—No tengo nada que contar sobre mí, este juego me aburre y es momento de trabajar. Son las 4:50pm y no hemos avanzado desde que llegaste a las 2:35pm.

—Te aburre perder, mamón. —Saca cuatro cartas del mazo— Toma, son tuyas.

—Mira tú...

—Steven, ¿Cuál fue tu primer dibujo? —Pregunta Marta para desviar lo que estaba a punto de decir—.

—No lo recuerdo.

—No lo recuerdo. —Imita Verónica de manera burlona como si de un niño se tratase—. Ahora resulta que eres como Dory. —Mira a Botita y entre mimos le habla— Verdad que sí, es todo un olvidadizo y gruñón.

—¿Dory?

—Te falta cultura.

—Pensé que como artista recordarías algo tan importante como tu primer dibujo. ¿Al menos recuerdas ese momento? —Continua Marta—.

—Pues... —Mi mirada queda enfocada en botita y la manera en cómo es acariciado—.

Lo recuerdo perfectamente, mi primer dibujo y obra maestra. Creo que rondaba a mis siete años cuando todo aquello sucedió.

Mi madre es alérgica al pelaje de los animales, por esa razón nunca pude tener un perro o gato de mascota y mucho menos tener algún tipo de contacto con ellos ya que al acercarme a ella le provocaba estornudos y sus ojos se irritaban por completo.

Mis tonos en tu lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora