Capítulo 27: Lo que aprendí en mis años.

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Me encuentro teniendo un dialogo exhaustivo que pone en riesgo mi propia vida.

—Tenemos nuestras diferencias, sí. Pero pienso que nuestro odio es injustificado, podemos tener un nuevo comienzo en esta vida, hacer que nada de lo que ocurrió en un principio sucedió y proseguir como buenos compañeros. La vida no es para cosecharla con rencores, el perdón es una herramienta fundamental para la evolución de nuestra especie. Y si necesitas que lo exprese, entonces bien. Lamento mucho no ser lo que esperabas desde un inicio o aquel que hayas idealizado. Podemos cooperar y luego cuando todo esto acabe, hacer como si nuestras vidas nunca se hubieran cruzado. ¿Qué dices?

—...

—Tomare ese silencio como una respuesta afirmativa. —Trato de acercar ambas manos con cuidado.

—Meeeeeeeeoooooowwwwww. —Expresa violentamente.

—Botita, hazme el favor. Solo será una pequeña ducha, no tenemos por qué extender todo esto, ya tus compañeros están bañados, solo faltas tu.

Meowmeowmeowmeow. —Dice simultáneamente mientras su cuerpo se eriza.

—Lo siento, pequeño. —Doy pequeños pasos en reversa hasta llegar a la puerta y buscar la manilla—. No me dejas alternativa. —Cierro la puerta con llave.

En este momento puedo decir abiertamente que cerrar la puerta es cometer un suicidio. Comienzo a tragar grueso mientras que la obra Andrómeda del artista español Juan Antonio de Frías y Escalante se avecina a mi mente. Donde la obra representa a Andrómeda una figura femenina de la mitología griega, encadenada a un peñasco y a punto de ser devorada por un mounstro marino. Dependiendo del espectador puede encontrar dos tipos de sensaciones en esta pintura, la primera son los sentimientos de miedo, desesperación, vulnerabilidad que llega a evocar. La segunda, son sentimientos de asombro y admiración por la belleza del heroísmo y el sacrificio. Y luego estoy yo, como un capullo intentando bañar a este gato.

Luego de atender a todos los gatos me encuentro en la cocina pensando que podría llevarle a Marta de comer. Veo en el refrigerador un pollo, pero no se encuentra despresado. Tampoco tengo idea de cómo hacerlo, siempre lo compro por partes, pero Marta insiste tanto de que así me ahorro bastante dinero. ¿Qué es lo que hare?... Creo que debería de pedir ayuda. En la primera persona que se me ocurrió fue Verónica, pero debido a lo de ayer no creo que sea sensato poder llamarla, Gerardo es ciego y sería un proceso más tardado, Paloma... Sería raro preguntarle. No me queda más remedio que llamar a...

Pasado unos minutos tocan el timbre de mi apartamento, al abrirlo veo a Úrsula con un mal gesto.

—Antes de entrar a tu casa a enseñarte a tener cierto nivel de capacidad independiente en la cocina, quiero que me pagues mis quinientos pavos por adelantado.

—¡¿Quinientos pavos?! Acordamos que cien.

—Eso si andaba de ánimos, al verte la cara mi opinión acaba de cambiar.

—Si estabas tan molesta no hubieras venido. —Comente y a la par marca con fuerza los pasos de sus tacones.

—Tampoco tenía nada que hacer.

—Quien te entiende...

Empieza a observar en su alrededor minuciosamente, al verla tan fisgona le pregunto.

—¿Ocurre algo?

—Este lugar es tan aburrido como tú. —Observa el lienzo y se acerca hacia el—. ¿Este es el trabajo que le andas haciendo al profesor?

—Si, aún se encuentra en proceso.

—Es un buen trabajo... Por fin demuestras utilidad.

—¿Gracias?...

Mis tonos en tu lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora