Capítulo 12: Un boceto al desnudo.

132 42 9
                                    


Cuatro días luego de la gran travesía, el profesor nos convoca nuevamente a su fiesta de té. Me da dolor de cabeza pensar que mi lugar favorito se ha convertido en su pequeño cuartel de juegos, lo peor de este asunto es que no hemos encontrado la manera de decirle que hemos perdido el paquete. Úrsula se encuentra a mi lado bastante nerviosa a mi parecer, su uña no deja de darle golpes continuos a su taza de café.

Nuestro querido jefe hace su aparición, esta vez se encontraba vestido de una manera decente. Unos shorts con camisa, y hasta peinado. «¡Buenos días!» expresó a todo lo que da, en esencia era el mismo pero lo curioso es que tenía en sus brazos un paquete, le hice unas señas a Úrsula para que también observara lo mismo que yo, ambos andábamos totalmente confundidos.

—¿Cómo se encuentran mis queridos pupilos el día de hoy?. —Toma asiento—. Es un jueves un tanto refrescante, o como dirían los jóvenes: Juernes.

—¿Qué tienes en tus brazos? —Pregunta Úrsula intrigada—.

—¿Esto? Son las pinturas que usara Estivi en su trabajo.

—¡¿Las pinturas?!
—¡¿Las pinturas?!

—¡Increíble! Ambos se encuentran completamente calibrados, de algo sirvió aquella encomienda.

—Si... Tengo una duda. —Intento preguntar de forma sutil—. El paquete aun no ha sido abierto, y nos causa curiosidad que es lo que posee dentro...

—Algunos peluches que corresponden a ustedes dos.

—¿Peluches? Si usted dijo que eran algunos materiales de arte... —Dice Úrsula—.

—¿Materiales? No, eran peluches. —Toca su mentón de forma pensativa—. Si dije eso creo que la edad me esta afectando, de verdad lamento el malentendido. —Suelta unas risas—.

—Eso explica el porque era muy liviano...

—¡Espero que les guste! Cuando los vi en la tienda virtual pensé en ustedes, espero aprecien ese detalle de su tan querido profesor.

—Claro que sí. —Afirma Úrsula—.

—La verdad es que se Perdió. —Expresé—.

—¿Lo perdieron? ¿Cómo pudieron perderlo?

—Todo comenzó cuando Ursul... —Un gran pellizco se asoma a mi lado—.

—No se refiere a eso —Irrumpe con una risa una nerviosa—. Lo que quiere decir es que nosotros perdimos la noción del tiempo paseando un poco por la ciudad, ya que queríamos seguir sus grandes consejos, profesor.

—Siento que algo me están escondiendo ustedes dos... —Nos juzga con la mirada—.

—No ocultamos nada, simplemente... —Otro pellizco silencio mi frase, siendo exactamente en el mismo lugar—.

—Simplemente nos empezamos a llevar un poco mejor. —Completa la frase tratando de encubrir la verdad—.

—¿Es eso cierto Estivi?

—Si... Después de aquel día hemos madurado como colegas. —Respondo mientras tengo su mano amenazando mi brazo—.

—¡No se diga más, mi equipo soñado finalmente esta completo!

—Si...
—Si...

—Con esto dicho y pintura entregada ya me tengo que ir. —Comenta mientras se levanta—. Me gustaría quedarme a comer junto a ustedes, pero tengo un día bastante largo. ¡Cuídense!

Junto con una sonrisa fingida ambos nos despedimos del profesor hasta que este salió del local.

—Ya que he terminado mi café, es hora de irme. —Dije mientras me levantaba—.

Mis tonos en tu lienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora