Mis tonos en tu lienzo

Capítulo 17: Invitación.

Me levanto a eso de las 8:00am, y continuo con la pequeña remodelación de mi hogar, cambie las cortinas, los manteles, adorne con algunos tapetes, coloque nuevos trapos en la cocina, acomode los guantes de cocinar, coloque toallas nuevas en el baño. Y lo demás lo guarde en el armario. Viendo la fecha, es hora de comprar suministro mensual de alimentos de este mes. Le toque la puerta a Marta para que fuéramos juntos, pero me dijo que no se sentía bien. Le pregunte si hay algo de que preocuparse, pero me dijo que no era nada, así que me dio una lista de las cosas que le gustaría comprar. Me ofreció su auto, peor nunca me di la oportunidad de tomar lecciones de conducir, por lo que traeré todo en un taxi.

Estando en el supermercado, me encuentro ordenando las compras en mi carrito. La música de ascensor es algo que me dormirá en este lugar así que para mantenerme despierto debo de divagar en mis memorias y actuar en piloto automático, y tropezando con una de mis ocurrencias me estoy percatando que el tiempo se me ha escapado por completo, ha transcurrido un mes desde que conocí a Marta, Verónica, Úrsula, Gerardo y el reencuentro con mi profesor Rafael. Buscando en la selección de lácteos me plantee la siguiente pregunta: ¿De verdad no conocía a mas nadie antes de ellos?, es curioso, pero no recuerdo haber tratado con personas durante mucho tiempo, antes de llegar aquí, trabajaba en un bodegón atendiendo a clientes, trataba con mis compañeros y superiores, recordaba a todos los clientes que frecuentaban el local, pero jamás compartí con ellos algún momento, nunca tuve un acercamiento voluntario... ¿Qué es lo que cambio en esta ocasión? ¿Por qué de repente no mantenía un estatus social y ahora sí? Me consideran sus amigos, pero... ¿Lo son? ¿O somos personas el cual trato a menudo y eso nos vuelve compañeros de momento?

No entiendo porque me tomo tantas molestias en pensar todo esto. Pero por alguna razón empiezo a cuestionar si mi vida era tan solitaria como me lo ha expresado Marta o Verónica. He tenido amigos, como ejemplo: Peter... Desafortunadamente no llego a recordar otra persona que me haya hecho esa compañía inolvidable, aun así, con eso basta ¿No?, después de todo hay artistas como el pintor alemán-Ingles Lucían Freud que fue un solitario gran parte de su vida. Era tan ermitaño que cuando la Reina Isabel le pidió que asistiera a la casa real para ser retratada este se resistió y negó rotundamente moverse de donde estaba, exigió que la mismísima Reina asistiera a su taller para así ejecutar su trabajo, aun así ¿Cómo logró negarse a un mandato Real?, la única explicación es que es tan terco como su abuelo Sigmund Freud...Si Verónica escuchara mis pensamientos probablemente diga que soy pariente lejano de ellos; lo peor del caso es que la polémica no termino allí, ya que luego los ingleses arrasaron de asco con el trabajo que hizo de la reina...

Mi mano quedo encima del galón de leche y uno de los trabajadores me dirige la palabra.

—Señor, si desea tomar el producto, tómelo. Pero por favor cierre la puerta del refrigerador.

—Si, una disculpa. —Tomo dos galones de leche y procedo a cerrarlo.

Comienzo a empujar mi carrito por el pasillo, accidentalmente choco ante otra persona. Me disculpo ante el suceso y observo un rostro familiar que se encuentra oculto ante el cubrebocas. Un cosquilleo en mi espalda empezó a surgir luego de reconocer a la persona.

—¿Eres Steven?

—Si... Hola, Clara.

—Estas hasta en la sopa. —Expresa con sus ojos descontentos.

—Considerando que Madrid es un tazón de sopa de letras, tienes razón.

—No pensé que concurrieras al mismo supermercado. —Toma un galón de leche del refrigerador—. Significa que vives cerca de aquí.

—Tengo mas opciones cerca, pero me dio por venir acá. Solo compro mi despensa mensual.

—Mensual... —Acompaña con un suspiro hondo.