Rayito de Sol

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3 años después.

Una castaña caminaba por el húmedo césped del cementerio. El sol y una suave brisa acompañaban la tarde, iluminando el camino. En sus manos, llevaba un ramo de flores blancas y una carta sin abrir.

Habían pasado 3 años desde la muerte del abuelo. De todos esos años, esta era la segunda vez que la castaña visitaba el cementerio. La primera, fue el día en el que lo sepultaron.

No fue para nada fácil el aceptar que su abuelo había muerto. Los días dolían en su ausencia y las lágrimas se apoderaban de sus ojos.

Jennie siempre contó con el apoyo de Lisa. Esta siempre estuvo por si necesitaba a alguien con quien hablar, llorar y recargarse. Fue un apoyo que le ayudó a sanar lentamente. Su madre también fue un soporte muy importante. Y su padre, solo le recordó las razones por las que decidió mudarse a Corea con el abuelo.

Después de todo este tiempo, al fin perdía el miedo de visitar su tumba.

Jennie detuvo sus pasos al frente de la tumba de su abuelo y la observó detenidamente. Ya no estaba cubierta de tierra como el primer día, ahora el brillante césped y algunas flores la adornaban.

Esta se agachó para limpiar con un pañuelo el polvo sobre las letras talladas con el nombre de su abuelo y seguidamente dejó las flores sobre la tumba.

"Kim Lee"

-Lo siento mucho.....me demoré en visitarte.-susurró Jennie colocando su mano sobre el césped.

-Te extraño tanto....como no tienes idea. Todo ha sido tan difícil...-susurró.

-Sé que me dejaste una carta. Ni siquiera la leí, fui una cobarde....no quería a aceptar que te fuiste.-soltó limpiando las lágrimas que salían sin permiso.

-Quiero que hoy....leamos juntos eso que escribiste.-dijo levantándose para tomar firmemente la carta entre sus manos y sacarla del sobre.

Sus pulmones se llenaron de aire mientras abría la carta con sus manos temblorosas y sus ojos divagaron por la escritura.

"Pequeña Jennie." Leyó en voz alta haciendo una pausa al imaginar su voz.

"Mi niña, en esta carta con letras desordenadas, espero que entiendas lo que quiero decir."

"No me he sentido bien desde hace un tiempo. He tenido el miedo constante de que ya sea la hora de irme y no pueda decirte lo orgulloso que estoy de tí." Leyó con sus ojos volviendo a llenarse de lágrimas.

"Quiero que seas feliz, que cumplas tus sueños, que hagas lo que te apasiona sin importar lo que piensen los demás. Nadie tiene el derecho de limitarte, solo tú puedes hacerlo."

"Déjate querer. Si tu corazón late por esa chica, no la dejes ir, persigue la felicidad. No cumplas las expectativas de otros, sigue a tu corazón."

"Si algo me llega a pasar, no te preocupes por mí. Te prometo que estaré bien."

"Y sé que no estaré solo, Sarah me está esperando desde hace mucho tiempo."

"Tuve una buena vida, llena de amor y cariño, gracias a tí, mi pequeño ángel. Pero ahora es tu turno de formar la vida que deseas y sobre todo, ser feliz."

"Te quise más que a mi vida, y te seguiré amando sin importar qué."

"Atentamente: Kim Lee" Terminó de leer mientras las lágrimas mojaban el papel que sostenía entre sus manos.

Odiaba la sensación de que una parte de ella también había muerto. Es como si le hubieran oprimido el corazón con fuerza, exprimiendo sus recuerdos y emociones.

Teacher / JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora