28. Pan.

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Corrieron hasta quedar exhaustos. Rachel se encargó de mantenerlos alejados de las trampas, pero corrían sin ningún otro objetivo además de alejarse lo más posible.

Se detuvieron en un túnel de roca blanca y húmeda que parecía formar
parte de una cueva natural. Presley intentó escuchar pasos o alguna señal de que los hubieran seguido, pero no pudo oír nada, eso tampoco la hizo sentirse más segura. Cada vez que cerraba los ojos veía los ojos dorados y antinaturales en el rostro de Luke, además de que no podía dejar de pensar que había estado a punto de unirse a Cronos. No tuvo la valentía para mirar a ninguno a la cara, se mantuvo con el rostro hacia abajo, con la respiración entrecortada.

—No puedo seguir —jadeó Rachel, llevándose las manos al pecho.

Annabeth no había cesado de llorar durante todo el trayecto. Ahora se desplomó y escondió la cara entre las rodillas. El eco de sus sollozos rebotaba por todo el túnel. Nico y Percy se sentaron juntos, dejando sus espadas a un lado. Presley se quedó de pie, aún mirando al suelo, escuchando los sollozos de Annabeth. No sabía que hacer para que dejara de llorar.

—¡Vaya mierda! —dijo Nico, expresión que a Presley y Percy les pareció que resumía bastante bien la situación.

—¡Nos has salvado la vida! —le dijo Percy.

Nico se limpió el polvo de la cara.

—Sí —dijo Presley casi sin aliento, obligándose a mirar a Nico—. Gracias.

—Han sido las chicas las que me han arrastrado hasta allí —respondió, mirando a Presley aún cuando ella ya había desviado la mirada—. Es en lo único en lo que estaban de acuerdo: ya habías pasado mucho tiempo ahí y necesitabas ayuda.

—Sí... la necesitaba —exhaló Presley, cerrando los ojos, pero abriéndolos de golpe al pensar en los ojos dorados de Luke.

Percy iluminó la cueva con su linterna, luego se giró hacia Nico.

—Pero tú, Nico... te has delatado —dijo Percy.

—¿Qué quieres decir?

—Hombre, esa columna de piedra... Ha sido impresionante. Si Cronos no sabía quién eras, ahora ya lo sabe... un hijo del inframundo.

Nico frunció el ceño.

—¡Qué más da!

Percy se quedó junto a Nico, y Presley notó por el rabillo del ojo que Annabeth alzaba la cara y la miraba.

—¿Qué... qué le pasaba a Luke? ¿Qué le han hecho?

Presley no sabía si sentirse afortunada de que no preguntara sobre lo que le había pasado allí dentro o enojada porque lo primero que le dijera Annabeth tuviera que ver con Luke.

Presley simplemente suspiró antes de contarle lo que había pasado, con la voz temblorosa. Le habló del ataúd, cómo es que el último fragmento del espíritu de Cronos entraba en el cuerpo de Luke cuando el mestizo había jurado ponerse a su servicio.

—No —dijo Annabeth—. No puede ser cierto. Él no podría...

—Lo es —la interrumpió Presley, cortante—. Luke ya no existe.

—¡No! —insistió—. Ya has visto lo que ha pasado cuando Rachel le ha golpeado.

—Y normal, si casi le rompe la cabeza —respondió Presley, escuchando a Percy felicitar a Rachel por el golpe—. No sé qué quieres que te diga.

—Tú misma lo has visto —insistió Annabeth—. Al recibir el golpe, se ha quedado aturdido durante un segundo. Ha recobrado el juicio.

—Cronos acaba de adueñarse de su cuerpo, capaz le toma un tiempo acostumbrarse y todo ese asunto —Presley se encogió de hombros—. No sé, poseer cuerpos no entra entre mis hobbies. Pero, si estoy en lo correcto, que haya sonado como Luke cuando Rachel le lanzó el cepillo no quiere decir que esté al control. Después de todo, ¿no le regaló su cuerpo a Cronos?

State of Grace || Annabeth ChaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora