State of Grace || Annabeth Chase

31. Golden Gate.

El resto del verano fue tan tranquilo que Presley se sintió incómoda. Siguieron las actividades de siempre: el tiro al arco, escalada... También jugaron a capturar la bandera, cantaron canciones junto a la hoguera y todas esas cosas de siempre... pero Presley no podía evitar sentirse incómoda.

Tenía una sensación extraña por todo el cuerpo. A veces era como si estuviera adormecido, pero casi siempre se sentía alerta, como si necesitara saltar de un momento a otro. Era exhaustivo. No podía estar tranquila ni un solo segundo.

Además, también estaban las pesadillas. Llevaba soñando con Cronos desde hacía un par de noches y él comenzó a notar su presencia a la segunda noche. Casi siempre estaba solo, pero si no lo estaba, echaba a quién fuera que estuviera con él.

Era desagradable tener a Cronos en frente. Al principio había tratado de ser amable con ella y convencerla de unirse a él, pero después de que eso no funcionara, comenzaron los insultos y las palabras hirientes.

Cronos hablaba de Annabeth y le aseguraba que no la quería, también hablaba de su padre y de Percy. Era imposible no escucharlo. Pero, al menos, siempre terminaba en otro lugar.

Por alguna razón, siempre que Cronos comenzaba a gritar, sentía que era jalada hacia atrás y terminaba en un extenso campo con flores. Quizás era Gaia... quizás no. Presley no lo sabía, pero agradecía la tranquilidad.

Luego de eso, simplemente despertaba. Y el ciclo se repetía noche tras noche.

Annabeth se había dado cuenta de que Presley siempre estaba cansada —a pesar del descanso que le daba estar en el campo después de Cronos, aún así se sentía cansada—, pero Presley siempre le decía que estaba bien.

Había días en los que ni siquiera podía ver a Annabeth a los ojos por todo lo que Cronos decía. Hablaba de Luke y ella... Presley, a veces, se despertaba con ganas de vomitar.

—Estoy cansada de esto —dijo Annabeth una tarde cuando se encontraron a solas—. Tienes que decirme que te está pasando.

—Estoy bien, de v...

—Eso es mentira —Annabeth la interrumpió—. Tienes cara de que no duermes bien desde hace tiempo y, a veces, te apartas de la nada. ¿Qué está pasando?

Presley hizo una mueca, mirando a cualquier lado menos a Annabeth, pero entonces ella la sujetó de la cara con una mano, obligándola a mirarla.

—¿Qué está pasando? —repitió.

—Nada.

—Dime la verdad.

Presley y Annabeth se quedaron mirando unos segundos, hasta que Presley cedió.

—Unas pesadillas... solo eso.

—Somos semidiosas, Presley —dijo Annabeth seriamente—. Unas pesadillas nunca son solo eso.

—Es Cronos.

—¿Has estado soñando con Cronos?

—¡Y dice un montón de estupideces! —exclamó. Era como si hubiera estado guardándolo tanto que, ahora que lo había mencionado, necesitaba decirlo todo—. Sobre que ocultas algo de una profecía o algo así...

Annabeth la miró, sin decir nada.

—Y Luke y... —Presley exhaló profundamente, llevándose una mano a los ojos—. Estoy cansada de soñar todo el tiempo con él.

—¿Cronos está hablando contigo?

—¡Todo el tiempo! Al principio trató de ser amable para que me uniera a él y todo eso, pero ahora solo está diciendo cualquier cosa que pueda hacerme daño. Dice algo de la profecía del laberinto... ¿cómo podría siquiera saberla?