A la salida del vertedero encontraron un camión de remolque tan desvencijado que parecía que también lo hubiesen dejado allí como chatarra. Pero el motor arrancó y tenía el depósito casi lleno, así que lo tomaron prestado.
Thalia fue la que condujo, pues era la que en mejor estado estaba de los cinco...
«Los cinco» Pensó Presley con tristeza. No más seis. Bianca se había ido, había desaparecido.
—Los guerreros-esqueleto aún andan por ahí —les recordó Thalia—. Hemos de seguir adelante.
Avanzaron por el desierto, bajo el cielo limpiamente azul. La arena brillaba tanto que hacía daño mirarla. Presley pensó que el clima podría considerarse como «buen clima», y le pareció que era casi insoportable. ¿Cómo podía el clima ser tan... tan bueno, cuando Bianca se había ido?
Escuchó a Percy y a Grover hablar, pero no les prestó atención. No estaba segura de si quería pensar en Bianca o no. No estaba segura de si quería seguir llorando silenciosamente o no.
Solo estaba segura de que, realmente, quería que Bianca siguiera allí.
♦♦♦
La gasolina se acabó en la entrada a un cañón, aunque, de todas formas, la carretera terminaba allí.
Thalia se bajó y cerró de un portazo. En el acto, reventó un neumático.
—Estupendo. ¿Y qué más?
Presley miró el horizonte. No había mucho que ver. Desierto en todas direcciones y, aquí y allá, algún grupito de montañas peladas y estériles. El cañón era lo único interesante. El río en sí mismo no era gran cosa: tendría unos quince metros de anchura y unos cuantos rápidos, pero había abierto una garganta muy profunda en mitad del desierto. Los riscos se precipitaban vertiginosamente a sus pies.
—Hay un camino —señaló Grover—. Podemos bajar al río.
Presley se asomó para ver a qué se refería y miró un saliente diminuto que bajaba serpenteando.
—Eso es un camino de cabras —dijo Percy, expresando los pensamientos de Presley, aunque no lo supiera.
—¿Y qué? —preguntó él.
—Que los demás no somos cabras.
—Podemos hacerlo. Me parece a mí.
Percy pareció pensarlo, y en un momento dado miró a Thalia, que se estaba poniendo pálida.
—Hmm, no —dijo—. Creo que deberíamos ir corriente arriba.
—Pero... —protestó Grover.
—Vamos. Una caminata no nos vendrá mal.
—Una caminata tras otra —se quejó Presley, pero comenzó a caminar junto a los demás—. ¿Y si para la próxima nos traemos... no sé, un helicóptero o algo así?
Percy sonrió. Si tan solo en el campamento tuvieran un helicóptero...
Siguieron el curso del río durante un kilómetro y llegaron a una pendiente por la que era mucho más fácil bajar. En la orilla había un centro de alquiler de canoas, cerrado en aquella época del año. No obstante, Percy un puñado de dracmas de oro en el mostrador con una nota que ponía: «Te debo dos canoas, amigo».
—Tenemos que ir corriente arriba —indicó Zoë. Era la primera vez que la oía desde la chatarrería y sonaba terrible: casi como si tuviera la gripe—. Los rápidos son muy violentos.
—Eso déjamelo a mí —dijo Percy mientras transportaban las canoas al agua.
—Salve, hijo de Poseidón —se burló Presley, y un chorro de agua le dio en la cara—. ¿De verdad, Percebe? —se quejó, mirando a Percy.
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State of Grace || Annabeth Chase
FanfictionAnnabeth Chase jamás habría visto venir a Presley Von Karma. Annabeth Chase x Fem!oc Personajes y universo de Rick Riordan, a excepción de Presley Von Karma, y cualquier otro personaje que no reconozcan.