Presley no podía tomarse un descanso como Quirón le había sugerido. Había algo que se sentía muy raro y mal sobre todo lo que estaba pasando.
Sin embargo, tampoco se quedó con Rachel a esperar que Piper recuperara la consciencia, ni se fue a buscar a Annabeth. Esperaba que el tiempo a solas pudiera servirle de algo.
Desafortunadamente, el tiempo a solas no era algo sencillo de conseguir en el campamento. Últimamente todos los lugares estaban llenos de gente. Así que Presley no tuvo más remedio que irse a su propia cabaña.
El interior estaba cálido como siempre y olía a tierra húmeda. La cabaña no era muy grande, pues nadie había pensado que llegaría ningún otro hijo de Gaia. Presley esperaba lo mismo. Ya se había acostumbrado a tener la cabaña para ella sola.
El piso era de madera oscura, y las paredes eran de color verde, también oscuro. En general, la cabaña era oscura, a menos que encendiera todas las luces, cosa que no hacía a menudo. La única que encendía todas las luces era Annabeth cuando quería trabajar en sus diseños.
Presley se tiró sobre su cama y se giró para quedar acostada en su costado. Delante suya, a un par de metros estaba un escritorio. Sobre él había un montón de folios, hojas sueltas, lapiceros y cuadernos. Solo los cuadernos eran suyos, el resto era puramente de Annabeth.
Se levantó de la cama aunque apenas se acababa de acostar y se acercó al escritorio. Sin pensarlo mucho comenzó a ordenar todo. Al menos eso era hacer algo.
Dejó los cuadernos a la derecha y las cosas de Annabeth a la izquierda. En el medio del escritorio no había nada más que una pequeña hoja rectangular. No debía ser más grande que su mano.
Presley odiaba leer cosas que no fueran suyas, pero cualquier opción era mejor que descansar como Quirón le había sugerido. Tomó la hoja y, después de notar que ese lado estaba en blanco, lo giró.
«Presley».
Frunció el entrecejo. Su nombre estaba escrito en medio de la hoja, pero no parecía la letra de Annabeth. No era cursiva ni redonda como la de su novia, sino que parecía haber sido escrita por un niño de cinco años. Era casi arcaica.
Volteó la hoja y volvió a dejarla sobre el escritorio, tratando de ignorar la sensación de malestar que se le había quedado. Presley tragó saliva, sintiendo de repente frío en todo el cuerpo. Se frotó los brazos y se giró para regresar a la cama y cubrirse con la cobija, pero a medio camino se desplomó sobre el suelo.
Presley lloriqueó, sintiendo el suelo bajo su cuerpo completamente frío. Se llevó una mano al costado cuando sintió dolor y soltó un quejido al sentir el líquido caliente contra su piel. Se dio la vuelta para quedar boca arriba y se miró la mano, notando la sangre en sus dedos. Trató de incorporarse para mirarse el costado, pero el dolor la hizo tirarse sobre el suelo y apretar los dientes.
Se puso en posición fetal, apretando la herida y con la mandíbula tensa.
—¡Annie! —la llamó a gritos—. ¡Annie! —repitió, con la garganta doliéndole por lo fuerte que había gritado—. Annie —repitió, soltando un sollozo.
Abrió los ojos, que los había tenido fuertemente cerrados, encontrándose con que el piso no era el de madera de su cabaña, sino que era de mármol. Trató de incorporarse, apoyándose en sus rodillas y poniendo su mano libre contra el suelo, pero la sangre y la superficie de mármol hizo que se resbalara. Presley cayó con fuerza, haciéndose aún más daño.
El dolor la hizo soltar todo el aire que tenía en sus pulmones. Presley se quedó ahí tirada, tratando de entender qué hacía sobre el suelo de mármol, cuando el de su cabaña era de madera y, aún más importante, tratando de entender cómo se había hecho esa herida.
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State of Grace || Annabeth Chase
FanfictionAnnabeth Chase jamás habría visto venir a Presley Von Karma. Annabeth Chase x Fem!oc Personajes y universo de Rick Riordan, a excepción de Presley Von Karma, y cualquier otro personaje que no reconozcan.