10.3 El emperador manipulando al príncipe

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—Repitamos de nuevo: el teatro no existe, no eres parte de eso. Eres un niño bien portado que se va a dormir a las dos de la madrugada apenas terminan sus clases.

—Nos seas melodramático, San—recrimina Yeosang—. No sé qué quiere hablar conmigo, pero no creo que tenga que ver con eso... es imposible que tenga que ver con eso—Reniega el zorro y San encoge de hombros—. Te hablo cuando acabe esa reunión. Seguro será decirme que tiene problemas con mamá o que sigue esperando a mi pretendiente.

—Puedes decir que sales conmigo y que nos casaremos. Mi familia tiene mucho dinero.

— ¿De verdad? ¿El suficiente?

—Claro que sí ¿Crees que soy pobre acaso? —bromea San y Yeosang niega con al cabeza, puntualizando un detalle:

—Nunca me has dicho nada de tu familia... nada importante con lo que pueda fundamentar—aclara y San mira hacia la derecha, siseando a propósito para dar aire pícaro y algo misterioso—. Ni siquiera sé por qué estás en este colegio para empezar.

—Eso te lo puedo decir después. Saca a mi familia a colación y ve la reacción que cause—propone San—. Luego me cuentas que tal. Suerte.

— ¡SAN NO!

Se soba la nalga derecha y la serpiente despide con la mano, enrojecida por lo fuerte que lo golpeo en la misma. Ha este punto, es un chiste justo y necesario de hacer. Yeosang entra en la oficina habitual, encontrando a su papá con una pluma en la mano. Le parece que puede ser de Seonghwa, de las que están en su cola, más no cree que Jaehyuk ke haya arrancado una pluma al subdirector y consejero escolar...

¿O sí?

— ¡Yeosang! —exclama Jaehyuk yendo a recibirlo en un abrazo—. Se siente como una eternidad desde que te vi—Le da un beso en la frente y Yeosang sonríe, moviendo la cola y bajando las orejas—. ¿Cómo has estado? Además de ignorar rotundamente a todas las opciones de pretendiente que te envié.

Yeosang tensa la sonrisa. Que rápido cayeron en este tema.

—Es que—Da un quejido y Jaehyuk inclina la cabeza, sus orejas erguidas y dispuestas a captar la excusa venidera—. No me gusta ninguno, son insoportables o muy aburridos. No puedo... ¿No puedo elegir yo? Sin que-

—No hay garantía de que elijas a alguien bueno para ti—Interrumpe Jaehyuk—. ¿Qué pasa si eliges mal? A un manipulador, a un abusador. A alguien que te haga trabajar, no te dé todo lo que mereces—repone con una mano en el pecho y expresión pesarosa—. Aw Yeosang... Se nota que aún no entiendes nada. Tantas buenas calificaciones, pero de la vida sigues perdido como el primer minuto.

—N-no escogería mal si tuviera más tiempo—justifica el zorro inquieto—. No tengo que casarme tan rápido. No tengo que-

— ¿No? ¿Qué harás? ¿Uh? —Yeosang se muerde los labios—. ¿Acaso tienes un plan para tu futuro? Dime. Soy todo oídos para ti.

Es mentira.

Es obvio que es una mentira.

Yeosang puede notarlo en la forma en que lo mira.

Su papá no piensa escuchar nada de lo que diga. Va a rechazar cualquier propuesta que le dé. Sea la carrera mejor pagada de Corea o no. Baja la mirada, intimidado. Jaehyuk lo toma de la cara, acariciándole tiernamente las mejillas y sonriendo amable a su hijo.

—Eres una pequeña y frágil criatura que no podrá batallar en este mundo. Por eso debes unirte a alguien igual de fuerte que yo ¡Para que te cuide tal como yo lo haría! —justifica y Yeosang se muerde los labios cada vez más fuerte—. Para que hagas todo lo que tú no podrías... Eres un Omega. Eres débil. Eres naturalmente inútil. Indiferente a lo listo que seas, sin un Alpha, nadie te tomará en cuenta y ¿Acaso quieres ser un prostituto? Tu única opción si decides ser soltero y mi inminente día de muerte llegue, dejándote solo en este mundo tan cruel.

Eorin Wangja || SanSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora