4. Charla del príncipe y cortesanos

220 35 2
                                    

La cabeza de Yunho tiene un vaivén insoportable. Parece ido a la sensación que queda después de demasiado tiempo en la playa, pero menos placentero. Por el olor se da cuenta al instante que no está en su habitación y aunque lo pone nervioso, lo tranquiliza percibir esencialmente hedor de Omega. Con lentitud y algo de pereza se palpa entre las piernas, el cuello, el pecho: ¡Todo bien!

Ahora, su pregunta es ¿Dónde está? La que vendría después es ¿Dónde está Mingi? Estaba con él y ahora ya no está sino en un nido Omega desconocido. Gira en la cama mullida y lo que encuentra es el rostro de Wooyoung en la cama a un par de metros de distancia. Lo adorable del asunto, es que Yeosang está abrazándolo, con su cola enrollada por la de Wooyoung y las orejas moviéndose a cada respiración de la pantera.

Yunho aprieta los ojos y hunde la cara en la almohada para dormir de nuevo. Es fin de semana, quiere descansar un poco más. No logra hilar ninguna idea en su cabeza y por el reloj electrónico, aun es muy temprano. Tiene tiempo.

. . .

—Saaaaangie, despierta bebé—pide Wooyoung moviendo al zorro que respira lentamente, de no ser por eso, pensaría que está muerto—. Tengo hambre y no quiero ir solo—Wooyoung bosteza y escucha un movimiento brusco en su cama—. ¿Eh? Ah, despertaste ¿Qué tal mi camita? Sé que está genial, no me la destruyas. —pide a Yunho, quien se arrimó bruscamente hacia la pared, raspando sus astas y causando que parte de la pintura se caiga.

— ¿P-por qué estoy aquí? ¡¿Qué hago yo aquí?! A-ay no, nono, yo me-

—No seas tan escandaloso—lloriquea Wooyoung con desagrado—. Y para de balbucear a lo tonto. No es como que te hayamos secuestrado o violado para que te quieras ir galopando a máxima velocidad. —crítica de malhumor. Yeosang se sienta y estira, con demasiada modorra.

—No te has ido a lavar los dientes. —farfulla Yeosang y Wooyoung lo abraza, pegando la mejilla con él.

—Vamos a comer primero. Me lavo los dientes y me tiro a dormir de nuevo. Estoy cansado. —dice Wooyoung con tono infantil de nuevo. Yunho mira alrededor y cuando se levanta para irse, Yeosang lo nota.

— ¿Dormiste bien? —Yunho baja las orejas de ciervo y mira a otro lado, tenso—. Mingi quería llevarte a tu habitación, pero no sabía dónde quedaba. Aun no se acuerda de todo—cuenta Yeosang con una oreja caída y Wooyoung a punto de dormirse abrazándolo—. También estaba un poco bebido. Le dije que te quedaras aquí.

—Gra-gracias por la ayuda. —dice en voz baja, entre dientes y con el pulso acelerado.

— ¿Te sientes mal? —pregunta Yeosang preocupado.

—N-no, estoy bien. M-me voy. Con permi-

— ¡No seas mal educado con Wangja! —recrimina Wooyoung de golpe y haciendo a Yeosang ver estrellas. Su oído es muy sensible y el gritando a su lado, lo destroza—. ¡Míralo a la cara al menos! —ordena señalándolo.

—E-esqueyono-

Yeosang baja la mirada y las orejas acaban igual de caídas ¿Por qué nadie puede hablarle a la cara? Jugando o no, quienes no quieren coquetear con él, se comportan como si se tratara de su papá: un Alpha que infunde miedo, alguien que te puede hacer desaparecer con solo pensarlo.

No es así.

No es él.

Y le gustaría que la gente no lo pensara.

Yunho se muerde el labio inferior y se rasca tras la cabeza, dando un vistazo de reojo, sintiéndose mal por haber causado reacción, pero ¿Cómo más se supone que actúe? Incluso sus padres le advirtieron no hacer contacto por precaución. Wooyoung se levanta de un salto, va hacia Yunho y lo lleva hasta sentarse en la cama.

Eorin Wangja || SanSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora