CAPÍTULO XL

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Igual que en "De café a ti" las conversaciones en francés estarán en letras cursiva para hacer su lectura más sencilla. Wonka dice: Gocenlooooo.

***

-Está todo listo- le entregué los documentos de los hoteles y entrevistas a Susana- prepárate y empaca ropa abrigada Susana, nos vemos en Francia- sonrió y salí de la oficina. Isabella se había regresado a Inglaterra para terminar de organizar su editorial allá, para luego estar aquí y levantar su nueva sede. Me molestaba que quisiera acaparar toda la atención, y que eso significara tenerla tan cerca. Había aprendido que con los Graham, mientras más lejos mucho mejor. Pero eso era algo que mi padre, a pesar de advertirme siempre sobre ellos, nunca aplicaba.

Llegué a la casa de Verónica siendo bastante precavida con los medios y me bajé, tocando la puerta. Beatriz fue quien la abrió con una sonrisa.

-Kamille, querida- me abrazó por unos segundos.

-Hola Beatriz.

-Verónica está arriba, ya le digo que baje- asentí y la vi subir las escaleras. Me pregunté por Ainhoa pero deduje que estaría en la universidad, ya que el auto no estaba afuera.

-Hola Kamille.

-Hola Héctor- me dio un abrazo- ¿Cuándo viajan?

-Mañana- asintió.

-Cuídala- su mano descansó en mi hombro y asentí con un poco de culpa. No lo haría. Al menos como él esperaba y a mi me gustaría. En Francia las cosas cambiaban. En Francia estaban mis padres y unas responsabilidades muchísimo más pesadas que yo misma. En Francia no podría verla o estar cerca de ella. Era una simple escritora jamás. Aquello que nunca sería: alguien insignificante.

-Hola, cielo- la vi bajar las escaleras con su madre y sonreí. Me dio un beso en los labios y me rodéo la cintura. Sus padre se despidieron de ella y también Ainhoa, a quien nos encontramos cuando salíamos de la casa. Le había extendido una invitación a comer conmigo. Una última antes de Francia. Además porque quería crear una división entre la jefa que ella verá y la mujer que ella tenía cada día. Me sentía siendo bastante falsa con ella. Pero esperaba que se terminaría algún día. Y que mi felicidad no dependería de un puesto, o de mi familia. Anhelaba el día en que pudiese entregarle cada una de mis versiones a ella.

-Te ves preciosa hoy- sonreí y la miré.

-También tú- toqué su pierna.

-Vamos a hacer un poco de ejercicio- hizo una mueca de desagrado.

-Kam.

-Compartiremos un momento lindo. Sudaremos juntas- levantó una ceja.

-Conozco una mejor manera de sudar juntas- acarició mi barbilla cuando llegamos y levanté mis cejas. Me reí y me bajé del auto corriendo al otro lado para abrirle la puerta- Gracias- me besó la mejilla.

-Espero que mañana tengas un buen vuelo. Intentaré estar al tanto siempre.

-¿No irás en el avión?- entramos juntas y negué con la cabeza.

-No, viajaré un poco antes con Eric y Pierre- asintió.

-¿Por qué no le duces tío?- caminamos al jardín y ella me miró curiosa.

-Lo hago de vez en cuando- me encogí de hombros y asintió- vamos, te prestaré ropa.

-Kamille, no- asentí y la besé llevándola a mi habitación. Le presté algo de ropa para hacer ejercicio juntas y al bajar, nos pusimos manos a la obra. Verónica fue el motivo de mis carcajadas durante el tiempo que compartimos. Era bastante torpe para hacer los ejercicios y tuvo más de una caída- ¡Kamille!- me lanzó una de las pesas que tenía mientras me reía.

DE AZUL A MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora