CAPÍTULO XLIII

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Salí de mi oficina anterior después de sacar todas mis cosas de allí para llevarlas a la oficina principal. Suspiré y me metí al ascensor, bastante exhausta. Debía dar la cara a los medios como la nueva jefa y no me sentía preparada. Lo que mas me aterraba, sin embargo, no era darle la cara a ellos. Sino enfrentarme a ella. Decirle la verdad. Era miedo. Miedo de verdad, miedo físico. Había estado nerviosa antes, incluso había temido de mi misma cuando empecé a sentir cosas por Verónica. Pero era diferente, temía por mi, y me moría por tenerla. Pero ahora me asustaba lo contrario. Era una sensación que no me dejaba vivir.

-Kamille, te están esperando- Scarlett me miró y asentí.

-Espera a Verónica- me detuve a su lado.

-¿Te llamó?- negué.

-No, pero sé que vendrá- frunció el ceño- disimula frente a ella. Muéstrate emocionada y que no sospeche nada.

-Tranquila, lo haré.

-Y espero sepas fingir- suspiré- Verónica es muy mala mentirosa pero muy buena para descubrir malos mentirosos también- asintió.

-Kamille- mi tío me llamó desde la puerta del auditorio. Suspiré y le di una mirada a Scarlett  que asintió- El auditorio y los medios esperan por ti y tu discurso- asentí y entré al lugar sintiendo el peso de las responsabilidades sobre mi. Eso no me pesada, la posible ausencia de Verónica si. Y muchísimo.

-Buenos días, señorita Dupont. Le retocaremos el maquillaje y organizaremos todo para su salida- los miré y asentí sentándome en una de las sillas. Cerré los ojos evitando llorar de nuevo. Últimamente era la cosa que hacía con más frecuencia. Pensar en Verónica siendo ajena a mi me quitaba la alegría completamente. Ni siquiera la había perdido todavía y ya me dolía el hecho de imaginarlo.

-Los ejecutivos y tu padre te están esperando en Francia para empezar a dialogar contigo el futuro de la editorial, esa parte del futuro que está en tus manos.

-Está bien- asentí sin abrir los ojos. Lo hice cuando me avisaron y me levanté sonriéndole a la chica a mi lado. Entré al audiotorio y me pare frente a todos dando aquel discurso que tanto soñé dar. Que tantas noche inventé en mi cabeza y que ahora se sentía amargo, cruel como una condena. Mantuve mis ojos en las cámaras y al terminar me bajé de la tarima encontrándome con mi tío.

-Felicitaciones- estrechó mi mano e hice una reverencia corta- supe que Susana ocupo el escritorio de Gina, pero ordené que fuese devuelto a ella, frente a tu oficina te estará esperando tu nueva secretaria, le dije a Susana que se encargará de asuntos de edición y...- negué con la cabeza.

-No, Susana es mi secretaria. No necesito otra- me miró por unos segundos.

-Kamille, Gina ha sido la secretaria a presidencia por tres años. No tendrás mejor apoyo que ella que conoce de todos estos temas, podría guiarte mucho mejor.

-Entonces agrega otro escritorio para ella. Susana será mi asistente personal, mi mano derecha.

-Pero Kamille, eso es absurdo.

-Susana ha sido mi secretaria desde que llegué, trabaja conmigo desde entonces y se ganó mi confianza. Será mi asistente ahora, trabajara para mi. Además, recuerda que ya no soy una subordinada tuya, antes podías discutir mis decisiones pero ya no, tío. Soy la nueva jefa y todos deberán atenerse a eso, incluso tú- me miró sorprendido y pasé por su lado chocando con su hombro. No era capaz de medir el poder que tenía, aunque no significaba nada. Al salir me encontré con Susana.

-Vuelve a tu lugar- detuve la caja que cargaba.

-Kamille, el señor Dupont me dijo que...

-¿Y quién se supone que es él para darte ordenes a ti?- hizo silencio- exacto, no es nadie. A la única que debes rendirle cuentas ahora es a mi- le tomé los hombros y caminé con ella al ascensor- y yo te digo que regreses a tu lugar.

DE AZUL A MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora